Bacca, el jugador que nunca se rindió y triunfó a base de tesón y goles
El colombiano Carlos Bacca, traspasado por el Sevilla al Milan por 30 millones de euros, tuvo una infancia y una juventud difíciles.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Sevilla - El colombiano Carlos Bacca, traspasado por el Sevilla al Milan por 30 millones de euros, se ha erigido en una estrella en los tres años y medio que lleva en Europa merced a que el 'cafetero' nunca se rindió en su sueño de ser alguien en el fútbol, lo que le ha llevado a triunfar a base de tesón y de goles.
Tras pasar por Bélgica, una liga menor donde brilló para que el Sevilla pagara 7 millones de euros por él en el verano de 2013, el internacional colombiano explotó en el tetracampeón de la Liga Europa, donde ha ganado casi todo y era el ídolo de los sevillistas por su calidad y, sobre todo, sus goles: 49 en 108 encuentros.
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Por ello, su traspaso obligado al Milan, un histórico en horas bajas que dejó claro que pensaba pagar los 30 millones de euros de su cláusula de rescisión, aunque al final ambos clubes han acordado la venta por esa misma cifra sin necesidad de llegar a ese extremo, ha escocido al sevillismo al ver cómo se va un goleador de garantía.
Llegar y mantenerse en la gloria no ha sido un camino de rosas para Carlos Arturo Bacca Ahumada (Puerto Colombia, 8 de septiembre de 1986), pues el ariete 'cafetero', criado en una familia humilde pero con profundos valores religiosos, tuvo una infancia y una juventud difíciles.
El flamante fichaje del 'todopoderoso' Milan tuvo que vender pescado por las calles de su ciudad, en el departamento del Atlántico, en pleno Caribe colombiano, y para ayudar a los suyos trabajó en autobuses urbanos como ayudante-controlador antes de dar el salto al fútbol profesional, con mucho trabajo y más bien tarde.
Le costó ser profeta en su tierra.
Compaginando el fútbol con esos trabajos para buscarse la vida, se formó en el Barranquilla FC, club con el que, ya con 20 años, no jugó en la Segunda división de su país hasta 2007 -12 goles en 27 encuentros-, pero no confiaron suficientemente en él y tuvo que emigrar al Minervén venezolano.
En la Segunda de Venezuela se salió con 12 tantos en 29 partidos y contribuyó a que su equipo subiera a Primera división en 2008. Entonces, el Sevilla ya había logrado dos antiguas Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, otra de España y una Copa del Rey mientras el delantero 'cafetero' aún no había alcanzado el estrellato.
Volvió al Barranquilla, siguió demostrando su olfato goleador -14 en 19 choques en 2008- y ya, por fin, para el Torneo Apertura 2009 de Colombia fichó por el Junior de Barranquilla de Primera División, el club de sus amores, con el que marcó 50 dianas en 97 encuentros.
Con él fue campeón del Apertura de su país en 2010 y del Torneo Finalización 2011, hasta que en enero de 2012 fue traspasado al Brujas, en el que tuvo que adaptarse en su primera campaña -3 goles en diez partidos- para ser clave en la siguiente y que su equipo se proclamara subcampeón de liga en la 2012-13 y jugara la 'Champions'.
El delantero costeño fue el máximo goleador de la liga belga con 25 tantos en 35 partidos, siendo elegido como el mejor jugador de esa temporada, lo que le valió para dar un paso más en su trabajada carrera para fichar por el Sevilla, en una nueva apuesta exitosa más de su director deportivo, Ramón Rodríguez 'Monchi'.
Del poso dejado en el Sevilla por Bacca, un jugador espigado, con clase, con buenas hechuras de delantero y un 'crack' revolviéndose en el área y encontrando espacios a la espalda de las defensas para armar su disparo letal en busca del gol, da una idea el tuit de despedida que le ha dedicado Monchi: "A los que lo dan todo mientras están aquí siempre les desearé lo mejor. Mucha suerte, amigo".
Y es que el 'cafetero', en sólo dos campañas, ha sido crucial para que el Sevilla siga creciendo. El beneficio ha sido mutuo, pues tanto el club andaluz, que este año jugará la 'Champions', como Bacca pueden presumir de haber sido bicampeones de la Liga Europa.
El colombiano es un profundo enamorado de su patria.
Se envolvió en la bandera tricolor en esas dos finales europeas seguidas, en la última incluso cuando logró el definitivo 3-2 ante el Dnipro y le costó una amarilla. También es un muy religioso; cada vez que marca se arrodilla y alza los brazos al cielo dándole gracias a Dios.
Internacional más de una treintena de veces con Colombia, con 7 goles en su haber, Bacca halló un sitio en el paraíso en Sevilla, donde ya demostró su valía en su primera temporada con 21 tantos en 53 partidos, aunque lo bordó aún más en esta última -28 goles en 56 encuentros- siendo clave en la final de Varsovia para la conquista del segundo título consecutivo de la antigua Copa de la UEFA.
El Sevilla, en términos económicos, ha cerrado una operación muy beneficiosa, pero no quería perder a su delantero estrella. La salida de Bacca le supone un gran quebradero de cabeza, pues ahora debe buscarle un sustituto de garantías y, además, acertar.