Alex Brown: “Hay maneras de tener una mejor vida”
El ex jugador de la NFL, quien está casado con una boricua, reflexiona sobre los peligros que enfrentó y pudiera enfrentar por haber practicado este deporte toda su vida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Desde los tres o cuatro años, Alex Brown comenzó a jugar football a instancias de su padre. Lo ha practicado toda la vida y fue su vehículo para conseguir una beca en la Universidad de Florida en Gainsville.
Allí fue dos veces All American (1999, 2001), tres veces All SEC (1999-2001), Jugador Defensivo del Año en la SEC, ganó el campeonato de conferencia en el 2000, antes de ser drafteado en el 2002 por los Bears de Chicago. Posteriormente fue exaltado al Salón de la Fama de la Universidad.
Seis años después de ponerle punto final a una carrera de nueve temporadas en la NFL (2002-2010), admite que hay mañanas en las que se despierta malhumorado sin razón aparente.
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“Tengo una familia hermosa, tengo cuatro niños, cosas materiales, y realmente no hay nada por lo cual sentirse molesto. Pero cuando te levantas en la mañana - aparte de que el hecho de despertar debe ser algo que ponga una sonrisa en tu rostro- y te despiertas de mal humor, creo que es algo serio”, dijo Brown, de 38 años, vía telefónica a Primera Hora.
Brown, nativo de Florida y casado con la boricua Karimar Guilloty, admite que ha sentido algunos síntomas que podrían ser o no ser de Encefalopatía Traumática Crónica, o CTE en inglés, y aunque es algo que le preocupa un poco, dice que no piensa pasar su vida angustiándose por lo que podría suceder en 20 años.
El CTE es un síndrome degenerativo de las células cerebrales provocado por la acumulación de la proteína tau, y que se ha encontrado en atletas que sufren de golpes repetitivos en la cabeza.
El neuropatólogo Bennett Omalu, popularizado en la película Concussion, fue quien primero evidenció la presencia del CTE en jugadores de football, la mayoría de la NFL.
“Es preocupante”
Guilloty, quien ha estado junto a Brown durante 15 años, desde cuando jugaba para los Gators en Florida, dijo que él nunca dejó de jugar un partido por una lesión, lo que posiblemente ahora le esté pasando factura.
“Se dislocaba un hombro y esperaba hasta que terminara la temporada para hacerse la cirugía. Él jugó sin importar la lesión. Pero ahora se le adormecen los brazos, por la mañana se le hace difícil levantarse, a veces le da un dolor de espalda increíble que le dura varios días y luego se le quita”, manifestó Guilloty, quien es apoderada de los Indios de Mayagüez en la Liga de Voleibol Superior Masculino. “La cosa con el football es que en el momento en que estás jugando te pasan cosas y enmascaras el dolor (con medicamentos). Pero cuando terminas de jugar, a los cinco o 10 años, ahí es que entonces empieza a sentirse el daño que le has hecho a tu cuerpo”.
“Es una de las preocupaciones que tenemos”, continuó Guilloty. “Él no. Como hombre trata de ser un poquito más fuerte, pero yo me preocupo muchísimo porque suceda, porque sé de muchas esposas que cuentan que sus esposos se han vuelto violentos o se les olvidan las cosas. El jugó nueve años en la NFL y antes tuvo su carrera universitaria. Creo que juega desde niño. Ha sido mucho tiempo y es preocupante. Es un problema muy serio”, sostuvo Guilloty.
Brown contó que conoce de excompañeros que tienen ya los efectos del CTE, aunque respetó su privacidad y no los nombró.
“Pero sí. He tenido conversaciones con jugadores realmente preocupados. Linebackers, fullbacks y safeties, que son los que soportan los golpes más fuertes con frecuencia. Hay varios que tienen cuatro o cinco años fuera y ya lo tienen. Son tipos de 38 o 40 años que están preocupados por su vida. O no necesariamente su vida, sino su modo de vida. Es espeluznante”, explicó el ex defensive end.
En su opinión, es solo en años recientes que los jugadores han comenzado a ser conscientes de las conmociones cerebrales y del CTE. Opinó que la NFL está tomando en serio el problema del CTE y las complicaciones que surgen de la práctica del football. Sin embargo, cree que bien podrían hacer “muchísimo más, porque estamos hablando de una organización sin fines de lucro (La NFL fue exenta como entidad sin fines de lucro hasta 2015) que se lucra bastante”.
“Creo que Roger Goodell (comisionado de la NFL) está a punto de recibir una extensión de contrato y ojalá que continúe haciendo cosas para que los jugadores estén cubiertos cuando se acabe el deporte. Porque los problemas no se detienen cuando uno termina con el football. Ese es tan solo el comienzo de nuevos problemas de los cuales realmente no habíamos pensado o no sabíamos”, agregó.
Recordó que cuando crecía, y durante los tiempos que jugó en escuela superior, universidad y la NFL, eras considerado como un ‘débil’ si no jugabas luego de una conmoción cerebral.
Y subrayó que ahora hay una mentalidad diferente en la que hay protocolos para jugadores que sufren de conmociones, reglas en las que los árbitros pueden amonestar a un jugador que ataque viciosamente y hasta sacar a un jugador que luzca afectado o desorientado tras un golpe.
No obstante, en cuanto a cambios al juego para limitar lesiones, se mostró escéptico dada la naturaleza del deporte, en el que adultos chocan constantemente contra otros.
Más ayuda de la liga
Opinó que tal vez la NFL puede ayudar monetariamente a que se consiga una cura para la enfermedad o al menos un mecanismo que la frene. Y cree que los retiros tempranos en la NFL seguirán.
“Hace 20 años no veías a jugadores retirándose después de tres años, dejando un prometedor futuro. Vimos a Jim Brown alejarse del juego luego de nueve años y realmente no podíamos entender por qué. Y eso fue en los sesenta”, contó.
“Vimos a jugadores como Barry Sanders retirarse y uno no sabía ni qué pensar. Ahora hay jugadores que no han tenido carreras ni siquiera cercanas a las de esos tipos. Se están yendo a los dos, tres años, antes de llegar a (ser elegible para) la pensión porque están comenzando a entender y a recibir más información sobre lo que jugar en la NFL le puede hacer a tu cuerpo”, dijo Brown.
“Después de que el juego se acaba, luego de que pasas por todos los campamentos de entrenamiento, y peleas con todas tus fuerzas para quedarte en el equipo, le haces toneladas de dinero al equipo y a la liga –quizás te hayan dado un pedazo- y cinco años después de que te vas se acabó en cuanto a lo que la NFL se refiere. No se preocupan por el plan médico y básicamente te quedas solo. Así que hay jugadores que se han comenzado a dar cuenta de que hay maneras de tener una mejor vida. Formas de usar tu cerebro para mejores cosas que usarlo de punching bag”, indicó.
“No sé cual será el precio que yo pagaré, pero no cambiaría nada de lo que hice. El football me puso a mí, a mi familia y a mis hijos en una mejor posición que la que yo estaba cuando crecí, así que lo repetiría todo. Volvería a jugar pero teniendo la información que tengo ahora sobre los riesgos. Creo que así debería ser”, concluyó.
Ex jugadores de la NFL diagnosticados con CTE
Mike Webster
El miembro del Salón de la Fama de la NFL y ganador de cuatro títulos con los Steelers de Pittsburgh murió a los 50 años de un ataque cardíaco. El centro fue el primer jugador de la liga diagnosticado con encefalopatía traumática crónica (CTE). En su carrera totalizó 17 temporadas y fue seleccionado a nueve Pro Bowl. El estudio reveló que ‘Iron Mike’ –durante su carrera- recibió impactos en la cabeza que equivalían a 25,000 accidentes leves de tráfico. Tuvo problemas mentales y estuvo viviendo en la calle antes de fallecer en el 2002.
Junior Seau
El también miembro del Salón de la Fama se suicidió con un disparo en el pecho en el 2012. Tenía 43 años. El exlinebacker de los Chargers de San Diego acumuló 20 temporadas en la liga y fue seleccionado a 12 Pro Bowl y una vez como el Mejor Jugador Defensivo. Tras su muerte, la familia donó el cerebro para que fuera evaluado y el estudio reveló que tenía signos de CTE. La familia, posteriormente, demandó a la NFL.
Andre Waters
El exjugador de los Eagles de Filadelfia y de los Cardinals de Arizona también se quitó la vida de un disparo en el 2006. Tenía 44 años. El cerebro de Waters fue estudiado y se descubrió que el mismo era idéntico al de un hombre de 85 años con principio de Alzheimer.