Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
PUBLICIDAD
Río de Janeiro. Una Copa del Mundo tan espectacular se merecía un final digno, de esos que será recordado por años y años.
Mario Goetze salió del banco y anotó una joya de gol en el minuto 113, y Alemania derrotó hoy a Argentina, 1-0, en la final del Mundial de fútbol celebrada en el Estadio Maracaná de esta ciudad. Fue una hermosura de anotación que unió en fiesta tanto a alemanes como brasileños, quienes no querían ver a su archirrival alzar la Copa en su estadio sagrado.
Para Alemania, es su cuarto campeonato del Mundo y empata con Italia como el segundo máximo ganador del certamen, detrás de Brasil (5). Además, el triunfo tiene un sabor histórico, pues los germanos son el primer equipo europeo que gana un Mundial en suelo americano.
Relacionadas
Goetze, de 22 años, fue elegido como el Jugador del Partido y escribió su nombre en los anaqueles históricos del fútbol. Su histórico gol trajo recuerdos a la final del 2010 en Sudáfrica, en la que Andrés Iniesta también anotó en tiempo extra para darle el triunfo a España sobre Holanda, 1-0.
Argentina, en tanto, tendrá que seguir esperando por su tercer campeonato. Los gauchos entraron con altas expectativas al torneo, pero hoy Alemania supo neutralizar a Lionel Messi que, salvo algunas intervenciones, no fue factor.
El ambiente antes del encuentro era uno digno de una ocasión como la final de un Mundial. Los argentinos eran mayoría sobre los alemanes, y el nuevo himno gaucho “Brasil, decime que se siente tener en casa a tu papá” retumbaba por los cimientos del Maracaná.
Pero, como ha sido la norma en este torneo, los brasileños tomaron el lado del equipo contrario y se unieron a los alemanes para intentar silenciar a los argentinos. La guerra en las gradas creaba un sonido ensordecedor, pues los aficionados, al igual que los futbolistas, estaban listos para dejarlo todo en el campo.
El encuentro comenzó con una entretenida primera parte. Sin embargo, antes de que rodara el balón, Alemania recibió la mala noticia de que su mediocampista Sami Khedira se había lesionado en el calentamiento, por lo que Christoph Kramer tuvo que tomar su lugar.
La tónica se estableció rápido. Fueron los alemanes los que se encargaron de la posesión de la pelota, mientras que los argentinos confiaron en su solidez defensiva y la explosividad de sus delanteros.
Por varios momentos de la primera parte, parecía que esa táctica le iba a servir a perfección a Argentina. En el minuto 21, un mal despeje de la defensa alemana resultó en que el balón le cayera a los pies a Gonzalo Higuaín, quien se vio solo en un mano a mano con el arquero Manuel Neuer.
Tal vez el “Pipita” no se creyó lo solo que estaba, y envió el balón hacia la izquierda de la portería. Los futbolistas argentinos no se lo podían creer, ni tampoco sus hinchas, que reaccionaron con un silencio como si les hubieran marcado en contra.
Luego, en el 29, Higuaín creyó haber marcado un gol de cabezazo producto de un centro. El delantero corrió medio campo celebrando la anotación, pero el asistente ya había levantado su bandera, señalando el fuera de juego. Los brasileños en las gradas celebraron la anulación como si fuera un gol de Alemania.
Alemania, con la pelota en sus pies, generó sus oportunidades. En el 37, Andre Schuerrle soltó un peligroso disparo que fue atajado por el arquero Sergio Romero. Luego, cuando corría el 43, los teutones realizaron una buen contraataque, pero Toni Kroos definió con una suave intento que fue directo a las manos de un buen posicionado Romero.
La primera mitad acabó sin goles, y con Alemania dominando la posesión, 63-37 por ciento y generando más peligro.
Messi fue el primero en avisar en la segunda parte, tan temprano como a dos minutos de salir del camerino. “La Pulga” soltó un disparo cruzado que falló por centímetros el segundo poste, y se llevó la mano a la frente tan pronto vio como la pelota se quedó fuera. Era una oportunidad dorada.
Según corría la segunda parte, Alemania continuaba generando oportunidades, pero siempre fallaba en la definición. En muchas ocasiones, Romero solo tenía a agacharse a detener un suave disparo a portería.
En el 82, Kroos volvió a tener otra oportunidad tras una gran contraataque de los alemanes, pero volvió a definir con un tiro inofensivo.
Se acercaban los últimos minutos del tiempo regular, y se podía palpar la tensión en el estadio. Los cánticos se silenciaron y la afición esperaba por cualquier genialidad que decantara la balanza. Todo toque de balón podía ser crucial.
Sin embargo, llegó el silbato que marcó el final de los 90 minutos, y era necesario jugar tiempo extra.
En el tiempo suplementario, Alemania continuó al mando del esférico. Sin embargo, la más clara la volvió a tener Argentina, cuando Rodrigo Palacio quedó solo frente a Neuer, y el delantero gaucho optó por elevar la pelota sobre el arquero. La bola se fue fuera de la portería, y de nuevo Argentina se quedó con las ganas de gritar el gol.
El heroísmo de Goetze llegó en el minuto 113. Recibió un pase al área, controló el balón con el pecho y, con la pierna izquierda, bató a Romero para el 1-0. Lo que siguió fue una explosión en las gradas alemanas y entre los brasileños, que no querían ver a su archirrival ganar el Mundial. Los jugadores del banco de los germanos salieron corriendo a celebrar, mientras que los argentinos miraban incrédulos.
Argentina persistió, pero ya era muy tarde. A la Albiceleste les perseguirá por siempre todas esas oportunidades falladas. Pero así es el fútbol.