El Niño de Las Monjas, el tres veces excampeón Wilfredo Gómez Rivera, permanecería recluido en el Hospital Auxilio Mutuo al menos hasta el jueves mientras le realizan una batería de pruebas para verificar su estado de salud.

El glorioso expeleador fue trasladado hasta allí el miércoles tras un operativo en el que intervinieron la Policía de Puerto Rico junto a un grupo de paramédicos luego de que la esposa y el hijo de Gómez, Carolina Gamboa y Wilfredo Gómez Jr., acudieran al tribunal para ‘rescatar’ al expúgil de las condiciones infrahumanas en las que vivía junto a su actual pareja.

“Le van a hacer de todo. Lo van a chequear de la punta de los pies a la cabeza”, dijo el expeleador y amigo de Gómez, Víctor ‘Luvi’ Callejas, quien ayudó a los familiares a recuperar al expúgil.. “Yo a Wilfredo y a todos los campeones siempre los ayudo de una manera u otra. Pero esto es lamentable”.

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Callejas, contó que no veía a Gómez desde hace más de un año debido a las restricciones que alegadamente ponía la pareja de este. Indicó que Gómez ha vivido con la mujer desde hace aproximadamente unos cuatro o cinco años.

“Ella me lo canceló. El último incidente que tuve con ella fue hace unos años en el (hospital) Auxilio Mutuo, cuando la familia me llamó para que le dijera que ella no podía entrar al cuarto. Y ella conmigo no bregaba”, expresó Callejas.

“Esto de hoy (miércoles) yo llevaba años para que se lograra, pero los planetas parece que no estaban alineados. Su esposa legal y su hijo estuvieron aquí, pero él tampoco (Gómez) se dejaba ayudar. Ella lo escondía. El hijo iba a la casa y ella decía que Wilfredo no estaba. Uno lo invitaba a algún sitio (a Wilfredo) y era ella (la pareja) la que decidía si iba o no iba. Ella lo tenía acuartelado en esa casa”, dijo el expresidente de la Comisión de Boxeo de Puerto Rico.

De acuerdo con Callejas, en un par de ocasiones que se encontró con Gómez en el gimnasio, antes de la pandemia, le tocó el tema al excampeón, diciéndole que había que hacer algo. “Pero él decía que no, que estaba esperando un dinero que le debían, que no se qué, y que entonces se iba de la casa”.

“Mientras él (Gómez) visualmente no la veía, él podía ser un tipo cuerdo. Tan pronto la veía se asustaba. Siempre decía que lo hacíamos después”, agregó Callejas. “No se dejaba ayudar”.

Continuó diciendo que tanto su aún esposa, Gamboa, y su hijo, que lleva su mismo nombre, se ofrecieron a llevárselo y a atenderlo en sus casas. Pero debido a que la alegada inexistente comunicación, y a que Gómez no se dejaba ayudar, nunca habían podido coordinar algo hasta ahora.

“Jamás yo lo había visto así. No lo veía hace como un año. Y si lo hubiese visto así me lo hubiese llevado a la fuerza”, afirmó Callejas. “No pude hablar mucho con él en el hospital. Lo vi, me dio la mano y me susurró ‘Luvi…’ y soltó una sonrisa”.