Han pasado ya 25 años desde “La Pelea del Milenio”.

Aquella noche del 18 de septiembre de 1999, la isla entera se paralizó. No habían carros transitando en las carreteras. Todos estaban pegados a sus televisores.

Ningún alma en Puerto Rico se quería perder el anticipado combate unificatorio entre Félix “Tito” Trinidad y Oscar de la Hoya, en el hotel Mandalay Bay Resort & Casino, de Las Vegas. Un pleito que quedó plasmado como uno de los más memorables en la historia del boxeo.

Ambos tenían 26 años y estaban en el pico de sus carreras. Trinidad llegó a “La Pelea del Milenio” como el campeón welter de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Con un récord invicto después de 35 combates y con 30 nocauts, Tito había defendido su cetro 14 veces.

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Por otro lado, de la Hoya ostentaba el título de las 147 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y tenía una foja de 31-0 con victorias sobre leyendas del ensogado como el mexicano Julio César Chávez y el puertorriqueño Héctor “Macho” Camacho. Además, fue nombrado meses antes por Ring Magazine como el mejor boxeador libra por libra.

Es por esto que el púgil de raíces mexicanas partía como el favorito en las apuestas. Después de todo, ¿quién iba a pensar que el Golden Boy, apodado así por su medalla de oro en Barcelona 1992, perdería en Las Vegas por decisión?

Pero eso fue lo que sucedió. En los primeros asaltos, de la Hoya dominó al boricua con su rapidez y contragolpe con la zurda. De hecho, estaba ganando el combate en dos de las tres tarjetas al concluir el noveno round. Sin embargo, Trinidad se recuperó y, básicamente, provocó que de la Hoya retrocediera por el resto del pleito. A partir del décimo, solo un juez vio a de la Hoya ganar un asalto.

“Yo gané, yo gané“, dijo repetidamente Trinidad antes de conocer la decisión de los jueces.

Dos de ellos vieron a Tito ganar con tarjetas de 115-114 y 115-113, mientras que el tercero la vio empate 114-114.

Fue una victoria que el país celebró por todo lo alto y, al día siguiente, la euforia continuó con una caravana de pueblo para recibir al gran Tito como nunca antes se había visto. Y a 25 años de ese triunfo que catapultó su carrera al estrellato, Trinidad contó a Primera Hora lo que fue aquella mágica noche en el Mandalay Bay Resort & Casino, de Las Vegas.

En el aniversario número 25 de la reyerta que catapultó a Félix "Tito" Trinidad al megaestrellato, repasamos, en fotos, los acontecimientos de una de las peleas más comentadas en la historia del pugilismo

“Fue un gran combate. ‘La Pelea del Milenio’ a la cual subí a dar el todo por el todo. Fue mi defensa número 15 del título mío welter y la última en ese peso. Yo tuve que sacrificarme bastante en ese peso. Me gastaba bastante para hacer el peso y ese día no pude ampliarme como siempre hacía en mis combates”, relató Tito.

“Perseguí a de la Hoya por todo el ring. Él decidió moverse de lado a lado y tuve que seguirlo porque yo fui a pelear de campeón a campeón. Yo fui a ganar y gracias a Dios así fue. Yo no le di una pela, pero la gané”, afirmó. “Él sabía que yo pegaba fuerte en las 147 libras. No se paró porque no quería ser otra víctima más de Tito Trinidad y perder por nocaut”, agregó.

Lo cierto es que el triunfo por decisión mayoritario fue uno que pareció justo para unos, pero para otros no. No obstante, los datos no se pueden negar y Tito superó 64-33 a de la Hoya en golpes conectados en los últimos tres rounds.

“Fue el triunfo más grande de mi carrera... Era Óscar de la Hoya, el Golden Boy. En ese momento que yo le gano, Óscar de la Hoya era lo máximo para HBO y Bob Arum”, opinó el ahora miembro del Salón de la Fama del Boxeo Internacional.

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Félix "Tito" Trinidad castiga el cuerpo de Oscar de la Hoya durante "La Pelea del Milenio".

Un combate que rompió récords

Pero más allá del ring, los dos peleadores tuvieron una exposición mediática que marcó un precedente en el deporte con una gira que tuvo paradas en Puerto Rico, Nueva York, Texas, Los Ángeles y Las Vegas. Y en cada una de ellas, el público boricua y mexicano se dejó sentir.

“Yo me vivía eso que mis fanáticos estuviesen conmigo aplaudiendome tanto en las victorias como en las derrotas. Mi gente siempre estuvo conmigo y es algo que siempre voy a recordar. Amo a mi gente y los amaré siempre por todo”, rememoró.

Básicamente, fue la fórmula perfecta para un combate digno a ser llamado “La Pelea del Milenio”. Eran dos de los mejores boxeadores libra por libra arriesgando sus invictos en un pleito unificatorio. A eso se le suma que marcaría un nuevo capítulo en la histórica rivalidad entre Puerto Rico y México en este deporte.

Con la victoria, Trinidad se convirtió en el primer boricua en ser campeón unificado en más de 30 años.

Por esta razón, no fue una sorpresa que fue la primera pelea, que no era entre púgiles de peso pesado, que superó el millón de ventas de pague por ver (PPV, en inglés) con 1.4 millones ($70 millones) en HBO. De igual manera, generó $12.9 millones en venta de boletos. Estos récords fueron batidos ocho años después por el mismo de la Hoya, cuando enfrentó a Floyd Mayweather Jr. el 5 de mayo de 2007 en el MGM Grand, de Las Vegas.

Según reportes de aquel entonces, de la Hoya ganó una bolsa estimada de $30 millones y Trinidad una de $12 millones.

Oscar de la Hoya y Félix "Tito" Trinidad durante su gira promocional rumo a "La Pelea del Milenio".
Oscar de la Hoya y Félix "Tito" Trinidad durante su gira promocional rumo a "La Pelea del Milenio". (JOSE LUIS MAGANA)

“Nunca tuve un no para darle la revancha”

A pesar de este éxito, nunca se concretó una revancha de “La Pelea del Milenio”. Trinidad admitió a este medio que sí hubo numerosas conversaciones para llevar a cabo la esperada segunda parte, pero de la Hoya nunca aceptó.

“De mi parte, nunca tuve un no para darle la revancha. Hay evidencia de que habló como en siete u ocho ocasiones para hacer ese combate realidad y nunca se dio. Siempre el no era de parte de ellos, nunca de nosotros”, aseguró.

Tras 15 defensas titulares, Trinidad subió a las 154 libras y, eventualmente, a 160, conquistando los campeonatos mundiales en ambas divisiones. De acuerdo con el puertorriqueño, esta subida de peso fue una de las razones por las que el equipo del Golden Boy nunca aceptó el pleito.

“La revancha se llegó a hablar, pero en 150 o 154. Yo pienso que ellos sabían que por el peso iba a estar más fuerte que en la anterior”, sentenció.