El boxeo es un deporte que le ha traído mucha alegría y prestigio al pueblo puertorriqueño, desde medallas olímpicas hasta campeonatos mundiales a través de los puños de legendarios púgiles como Wilfred Benítez, Félix “Tito” Trinidad, Miguel Cotto, Héctor “el Macho” Camacho, Iván Calderón, Edwin “el Chapo” Rosario, Wilfredo Gómez, Carlos Ortiz y muchos más.

Sin embargo, el boxeo también ha arrastrado consigo muchísimas tragedias, tanto dentro como fuera del cuadrilátero y, desafortunadamente, la tragedia tocó el pasado sábado al prometedor peleador orocoveño Prichard “Digget” Colón. Colón perdió su invicto mediante una extraña descalificación en su combate contra el estadounidense Terrell Williams en Fairfax, Virginia, y ese error, muy bien, pudo haberle salvado la vida.

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Colón sufrió una hemorragia cerebral tras salir del ensogado y fue operado de emergencia para detener el sangrado y para aliviar la peligrosa inflamación. Los médicos lo colocaron en coma inducida mediante medicamentos como método preventivo. El procedimiento resultó ser exitoso, y aunque Colón permanece en coma, sí mostró reflejos en sus extremidades y sus signos vitales permanecen estables.

No obstante, son muchos los boxeadores que han muerto o han quedado desfigurados practicando una disciplina que, por naturaleza, es extremadamente violenta, como lo fue el combate entre el junqueño Luis Resto y Billy Collins, Jr. del 16 de junio de 1983.

El entrenador de Resto, Panama Lewis, removió una onza de algodón de ambos de sus guantes y saturó el vendaje en yeso. Resto, quien no era conocido como un pegador, y a sabiendas de lo que hizo Lewis, procedió a pulverizar a Collins Jr. y para el décimo asalto sus ojos habían desparecido detrás de la hinchazón. Collins Jr. perdió la visión en ambos ojos y luego murió en un accidente automovilístico. Resto y Lewis fueron acusados formalmente y sentenciados a prisión por agresión agravada.

En otro famoso y trágico combate celebrado el 25 de agosto de 1930, Frankie Campbell murió a consecuencia de los golpes que recibió del futuro campeón peso completo Max Baer. Campbell derribó a Baer en el segundo asalto, acción que, supuestamente enfureció al peleador. Los golpes que Baer atinó en el rostro de Campbell sacudieron su cerebro con tal magnitud que el tejido que sujeta el cerebro al cráneo se separó por completo. Campbell murió unas horas después.

Y no se puede olvidar el tercer y último combate de la trilogía entre el cubano Benny “The Kid” Paret y Emile Griffith, celebrado el 24 de marzo de 1962. Según historias de periódicos, Paret insultó a Griffith durante la conferencia de prensa al aludir que era homosexual, y el día del combate, Griffith atrapó a Paret en una esquina y procedió a conectarle 29 golpes, incluyendo una ráfaga de 18 en apenas seis segundos. Paret quedó inconsciente en el acto, cayó en coma y murió diez días después.