Román “Rocky” Martínez no es quién para justificar la derrota del pasado sábado ante Ricky Burns que le costó el cetro júnior ligero de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

Sin embargo, el púgil aseguró ayer que se levantará y confía en que será campeón mundial nuevamente.

“Esa noche, la gente no vio al Rocky Martínez de siempre”, compartió Martínez, quien concedió la faja cuando cayó a manos del escocés Ricky Burns vía decisión con tarjetas 115-112, 115-112 y 115-113.

“El que estaba peleando no era yo, pero como hombre que soy reconozco que Burns me ganó. Ahora, si hubiese estado normal, no me dura más de seis asaltos. Voy a levantarme otra vez. La gente no ha visto lo mejor de mí todavía”, comentó el ex campeón.

Según Martínez, el día del combate se sentía sin fuerzas y, además, se lastimó ambas manos en el tercer asalto.

“La realidad es que nunca me pude recuperar bien. Antes del subir al ring, tuve que ir al baño dos veces y me sentía débil. Durante la pelea traté de tirar golpes y no podía, pero no voy a dar excusas”, sostuvo.

Martínez indicó que necesitó casi cuatro horas para cumplir con las rutinarias pruebas de dopaje.

“Fue algo que nunca me había pasado en mi vida. Tuve que tomar mucho líquido después de la pelea para poder orinar. Estaba completamente deshidratado”, recordó.

Los planes inmediatos para Martínez son un merecido descanso antes de regresar al gimnasio. Asimismo, anticipó que los posibles escenarios son una revancha contra Burns o perseguir a Jorge Solís, campeón interino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

“Quiero directo con uno de ellos para demostrar que soy el de siempre. Seré campeón mundial otra vez”, sentenció.