Mujeres cubanas suben al ring y noquean los prejuicios
El boxeo femenino chocó con prohibiciones y prejuicios desde los niveles más altos del país por décadas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La Habana. Catorce mujeres cubanas rompieron los tabús en el deporte de alto rendimiento de la isla el sábado, al subirse a defender su camiseta a un cuadrilátero por primera vez en una competencia oficial y luego del anuncio de hace dos semanas de que las autoridades permitirían la práctica del boxeo entre las féminas.
“Hay un dicho que asegura que nunca es tarde, cuando la dicha es buena”, dijo con una gran sonrisa a The Associated Press Namibia Flores, la primera mujer en comenzar a entrenar sistemáticamente el boxeo hace dos décadas y quien debió cargar por años con la incomprensión de los directivos por su interés.
“Quisiera tener 25″, aseguró Flores visiblemente inquieta, con ágiles movimientos de manos. Hoy con 46 años es una suerte de inspiración para las colegas que demostraron su poder en el cuadrilátero el sábado y quien desde una esquina las animaba y aconsejaba. “Igual voy a hacer todo lo posible por apoyar a las muchachitas. Poner mi granito de arena”.
Las autoridades del Instituto Nacional del Deporte (INDER) organizaron siete combates, cada uno de tres asaltos de dos minutos en un estadio en las afueras de la capital con el objetivo de conformar una escuadra nacional que luego representará oficialmente a la isla en esta disciplina en los juegos internacionales, desde los Centroamericanos hasta las Olimpiadas.
Tras los campanazos, lanzadas desde sus esquinas con uniformes rojos y azules hubo saltos, golpes, gritos destemplados de la afición, alentando a unas o a otras, bajo la mirada de un árbitro y los jueces. Algunas incluso posteriormente expresaron entre lágrimas la emoción del momento.
El boxeo es la disciplina deportiva que más medallas olímpicas le dio a Cuba —unas 78 de las cuales 41 fueron de oro—, pero siempre en la categoría masculina, mientras que la femenina chocó con prohibiciones y prejuicios desde los niveles más altos del país por décadas.
“Llevaba muchos años esperando este momento”, indicó a la AP, Nardo Mestre, un manager de boxeo ya jubilado, quien incluso desde su retiro siguió por su lado trabajando con las mujeres pese a las limitaciones.
Para Mestre, incluso retrasadas en los cronogramas de entrenamiento por estar apenas arrancando, las mujeres van a estar a la altura de los varones en la disciplina.
“¡No tienen miedo, esas chiquitas no tienen miedo!”, expresó Mestre. “Tienen la esencia del boxeo cubano que es pegar y no recibir”, agregó.
La ausencia de un equipo de mujeres incluso fue mal vista en su momento por la Asociación Internacional de Boxeo, que se había sumado a los reclamos para que se fomentara el deporte de los puños en rama femenina.
En los combates del sábado había mujeres de varias provincias como La Habana, Guantánamo, Villa Clara y Holguín desde los 50 kilos hasta más de 80. Desde la década de 1960, al calor de los cambios políticos, Cuba desarrolló el deporte amateur y bajo la égida del Estado, aunque en los últimos años se comenzó a permitir la profesionalización de deportistas, sobre todo en las disciplinas más exitosas como el béisbol y boxeo.
A comienzos de diciembre, cuando se anunció la decisión de abrir el boxeo femenino y realizar estos topes selectivos, los directivos también informaron que habrá planes de fomento: desde un torneo nacional en noviembre hasta la captación de adolescentes para comenzar cursos en las escuelas de alto rendimiento, la cantera cubana de todos los deportes.
“Para mí, esto es genial. Tenía muchas ganas”, manifestó a la AP, Legnis Cala —31 años y 60 kilos, una de las preseleccionadas entre 48 inscriptas— que finalmente subió al ring este sábado y quien, aunque viene del atletismo hace siete años que practica boxeo.
Para la afición, incluso entre los hombres, la noticia de que las damas arrancaban fue bien recibida.
“Las mujeres son grandes en todo lo que se propongan, tenemos campeonas en lucha, en yudo, cómo no las vamos a tener en boxeo”, dijo Dainier Bercelata, un profesor de 32 años que se acercó a ver los combates.
“En esta Olimpiada de que tenemos medalla, las tenemos”, agregó entusiasmado luego del torneo.