A Freddie Roach lo está matando un dolor en una cadera y en su esternón siente como si alguien le hubiera dejado caer sobre él un yunque. Incluso los otros días recibió un gancho sobre su quijada que lo noqueo dejándolo desbalanceado sobre el ring hasta ser retenido por las sogas.

Roach sabe que ya él no necesita estar pasando por esto. Él es el más prominente entrenador de boxeo de la era. Deberían ser sus asistentes en el Wild Card Gym quienes suban al ring a absorber el inevitable castigo que recibe un entrenador que hace guanteletas con un campeón de ocho divisiones que se está preparando para la pelea más grande de su carrera.

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“Todo el mundo me dice que me debo tomar un break y deje que otro haga esto”, dijo Roach. “Pero él quiera que sea yo. Manny no quiere trabajar con más nadie esas cosas. Cuando me pega, a veces me dice que lo siente mucho”.

Roach ha guiado a Pacquiao al pináculo del boxeo durante la pasada década, todo esto mientras lucha contra los efectos que la enfermedad del Parkinson le ha impuesto unido a las repercusiones que le han brindado una vida dedicada al brutal negocio del boxeo.

Sin embargo, Roach entiende que todavía no lo ha hecho todo en el boxeo y ese sentir es lo que le da fuerza todos los días para levantarse a trabajar. Y esta primavera Roach se la ha pasado trabajando en el rompecabezas más grande que puede tener un entrenador de la era moderna: la creación de un plan maestro sobre como poder vencer al invicto Floyd Mayweahter Jr. el próximo 2 de mayo en Las Vegas.

“Eso sería la cosa más grande que se podría lograr en este trabajo en la actualidad, ¿verdad?”, pregunta Roach. “De la manera en que Manny está entrenando ahora mismo me tiene convencido que  él puede hacer cualquier cosa que le ponga de frente. Él sabe exactamente lo que quiere hacer y cómo hacerlo. Él quiera esta pelea más que nadie en el mundo. Pero saben qué, yo también la quiero con tanto deseo”.

Roach cree que él tiene el plan perfecto y confía que Pacquiao será capaz de ejecutarlo en el MGM Grand Garden. Hasta tanto, ellos se la pasan todos los días discutiendo los detalles del plan y hasta estudiando los videos de las peleas de Mayweather, algo que rutinariamente Pacquiao ha sido reacio a hacer sobre otros rivales.

“Me han preguntado por qué no estoy dejando a ningún medio grabar las sesiones de sparing o guanteos, y les he dicho porque nuestro plan de pelea es vital”, dijo Roach. “Antes he sido menos celoso, pero esta pelea es demasiada grande y necesitamos que los ajustes que estamos realizando sean algo sorpresivo en el combate. Haremos cosas que él no ha visto antes”.

Una victoria no cambiará sus vidas

Roach sabe que una victoria representará la validación del éxito de su carrera y la de Pacquiao, una relación que ya cumple 14 años y que es un modelo singular de consistencia y lealtad en el deporte. Roach dice que él quiera la pelea más de lo que puede expresarlo, pero él puede asegurar que nota que Pacquiao la quiere aún más.

“Puedo ver que no le gusta Mayweather ni un poquito porque a veces cuando le estoy haciendo sombras en las sesiones y hago la imitación de la defensa que Mayweather hace con su hombro, él salta y grita ‘voy a destrozar eso’. Él entonces se mofa de eso y Manny no se vacila a mucha gente. Él no es así. Yo sí, pero no él”.

Roach está claro que la familia Mayweather se mofa de él. Roger Mayweather, el tío de Floyd, lleva años denigrando su nombre y el de su mentor Eddie Futch, mientras que el padre de Floyd se la ha pasado todo el tiempo hablando basura en cada oportunidad de promoción conducente a la pelea.

Sin embargo, los insultos personales no molestan a Roach cuando está inmerso en el ajetreo diario de entrenar a un boxeador. Él no hace uso de las redes sociales y dice que no escucha la mayoría de las cosas que se difunden por esos medios.

Hay preocupaciones mayores

Él además tiene otras cosas de que preocuparse. Su novia, una doctora, lo dejó el mes pasado. Él dice que ella lo dejó porque él no le consultó sobre una reciente lesión que recibió. 

“No la puedo culpar”, dijo al considerar su estilo de vida.

Roach además está todavía en control sobre su condición de Parkinson, aunque sus medicamentos ocasionalmente le crean unos momentos oscuros de los cuales no quiere entrar en detalle. Son esos momentos en los que más agradecido está de su vida alrededor del gimnasio, porque allí la vida nunca se detiene y le mantiene activo.

Y no todo en su vida es Pacquiao. Actualmente desayuna a las 5:00 a.m. y arriba al Wild Card a las 7:00 a.m. para prepararse para una sesión de entrenamiento con Miguel Cotto, quien ha revitalizado su carrera desde que se unió al equipo de Roach hace dos años. Una vez Pacquiao se vaya de vacaciones tras su pelea del sábado, Roach volverá a la rutina de todos los días para trabajar con Cotto.

Y es que vencer a Mayweather no cambiará en nada la vida de Roach, quien ya es rico y famoso y respetado por todo el mundo excepto por los que trabajan alrededor de Mayweather.