Erika Rodríguez, de 33 años, comenzó a experimentar ansiedad en un momento dado de su vida.

La sensación no causó más que el deseo de adentrarse a otros lares, fuera de su rutina diaria. Entre tantas opciones por hacer, Rodríguez eligió el ring como su nuevo lugar de escape y terapia.

La seguridad que le brindó estar en un ensogado provocó que la mujer de sangre boricua, pero nacida en Estados Unidos, tomara la decisión de debutar en el boxeo el próximo 30 de mayo cuando batalle en el evento Sydney Contender: Charity Fight Night, una noche de combates cuyo propósito principal es recaudar fondos para Camp Quality.

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Camp Quality es una organización que brinda apoyo a niños con cáncer y a sus familias en Australia, donde hace poco más de seis años reside la también especialista en derechos humanos. Rodríguez labora en los asuntos aborígenes del gobierno australiano.

“Quería mi primera pelea porque estaba empezando a experimentar algo de ansiedad en mi vida. Y sé que necesitaba salir de mi zona de confort para poder superar esa sensación de ansiedad. Quería mejorar mi bienestar emocional y mental”, expresó Rodríguez a Primera Hora en una conversación vía telefónica.

“Adentrarme en el boxeo me ha ayudado mucho, especialmente subir al ring y entrenar porque te obliga a concentrarte en el momento presente; de lo contrario, te darán un puño en la cara. Aprendes a convertir la huída en lucha”, agregó.

Rodríguez inició su entrenamiento en Australia, de la mano de su novio y entrenador, Nicholas Nathan. Sin embargo, tras reconocer la historia del boxeo puertorriqueño, viajó a la isla para afinar uno que otro detalle con el reconocido preparador boricua Félix Pagán Pintor y Alfonso “Uri” Román en el Amelia Municipal Boxing Gym que carga el nombre de Pagán, en Guaynabo.

Su campamento en la isla se extendió por 10 días.

“Sé bastante sobre los boxeadores de Puerto Rico y que algunos son de los mejores del mundo, así que pensé qué mejor lugar para prepararme para mi primera pelea en el lugar de donde es mi familia”, aseguró.

“Es muy interesante sentir que me están enseñando el estilo que me funciona porque en Australia, por ejemplo, mucha gente es más alta y como mujer puertorriqueña, nuestros cuerpos tienen una complexión diferente”.

La lucha más dura: el cáncer

La familia de Rodríguez consideró que la decisión de inaugurarse en el boxeo -deporte que no habría practicado antes- es arriesgada. “Me dicen, ‘¿por qué quieres que te den un puño en la cara?’”

La razón los tranquilizó.

“Esta pelea es puramente benéfica. Todas las entradas que venda irán destinadas a Camp Quality, la organización que ayuda a niños con cáncer. Así que no ganaré dinero, pero haré todo lo posible por vender tantas entradas como sea posible y recaudaré fondos por separado”, sostuvo.

Su reyerta es una de las 15 que podrían celebrarse esa noche. Al momento, Rodríguez no ha decidido si luego de su debut continuará peleando.

“Necesito ver cómo me siento porque ahora mismo me está ayudando mucho y, en general, me siento bien física, mental y emocionalmente, pero cuando subes al ring, peleas y te golpean en la cara, sí tiene un gran impacto. Así que quiero ver cómo me siento después de la pelea, y no quiero decir que sí o que no porque todavía no estoy segura”, explicó.

Su llegada a Australia

Rodríguez arribó al continente de Oceanía por turismo. Al lograr los trámites de una visa de vacaciones y trabajo decidió quedarse. Su primer trabajo -por cuatro años- fue dentro de una organización que brinda ayuda a refugiados.

“La calidad de vida en Australia es inigualable. He viajado a muchos lugares y ningún otro se compara con la seguridad que siento como mujer. Puedo caminar sola por las calles de noche y no tengo que preocuparme por llevar un arma encima ni por tener las llaves entre los dedos”, comentó.

“Es principalmente una cuestión de seguridad y calidad de vida. Está muy lejos de toda mi familia, pero para mí vale la pena. Es hermoso”.