Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Lo más que anhela Carlos “El Indio” Quintana es sentir en sus manos el cetro que lo proclama nuevo campeón wélter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Luego de pasar por una vida repleta de sacrificios en la que ha trabajado de mesero, guardia de seguridad, dependiente en una ferretería y hasta labrando la tierra como agricultor con tal de mantener vivo su sueño de ganar un fajín mundial, Quintana finalmente recibirá el viernes el premio que tanto ha deseado. Por ello, el triunfo sobre el estadounidense Paul Williams el pasado sábado cada día es más dulce.
Ayer, Quintana conversó con Primera Hora sobre la vorágine de momentos y sentimientos que ha experimentado desde que venció el sábado en la noche a Williams.
Han pasado varios días desde que venciste a Paul Williams, ¿has podido digerir todos los acontecimientos?
“Estaba seguro de que podía ganar ese combate, pero, ser campeón, (de eso) todavía no he despertado bien”.
¿Sientes que estás viviendo un sueño todavía?
“No me han dado la faja todavía, pero sí es un sueño. Estoy bien contento con la victoria, sabía que iba a ganar. No es lo mismo que la gente diga que soy campeón mundial que finalmente serlo. Ya quiero despertar, volver a entrenar. Pensé tomar unos días de descanso, pero he escuchado algunos comentarios muy positivos”.
Con el triunfo, ¿silenciaste a aquellos que decían que no tenías oportunidad de ganarle a Williams?
“Gané por mí y mi familia. Todo el mundo va a opinar y se respetan los comentarios. Sí le añade sazón a la victoria ya que se suponía que sobre el papel Williams me tenía que dominar. Pero, de que me motivara, claro que sí. Había un poco de presión porque sabía que era una pelea fuerte. Una derrota prácticamente era el final de mi carrera. El espíritu se me iba”.
La de boxeador es una profesión muy sacrificada, ¿ser monarca es la recompensa?
“En parte sí. Estuve peleando por cantidades (de dinero) mínimas, un esfuerzo increíble, pero al llegar a ser campeón espero que los ingresos sean mejores ahora”.
La derrota ante Miguel Cotto en diciembre de 2006 fue difícil de aceptar. Incluso, tu esposa, Moraima, dijo que esta victoria sana la herida.
“Una derrota es una derrota. El que es atleta de corazón no sabe perder y duele para toda la vida. No nací para perder. A esa pelea fui a ganar, no a comer mierda. No fue que no salí para el sexto asalto por cobardía, estaba matao. Estuve como un minuto sin respirar”.
¿Pensaste en retirarte después de esa pelea?
“Por un momento. Pasaron tantas cosas. Sé que por suerte o mala suerte, pasó lo que pasó. Quizás si le ganaba a Cotto no iba a asimilarlo. Quizás me dejaba de mi esposa que es lo más importante. No estaba preparado para todo lo que conlleva eso. En el medio de la promoción, me asusté. Iba a los lugares, la gente me saludaba y llegó el momento que me desenfoqué. Pensé más en qué hago después de la pelea y no en cómo voy a ganarle a Cotto. Aun en la derrota, la gente me apoyó. Tuve un tiempo de reflexión en que puedo decir que pensé en retirarme. A la semana me fui a sembrar ñame, compré un edificio, monté el gimnasio. Mi contrato decía que el mínimo por pelea era de $20,000, pero me ofrecían $10,000 y, no es que sea comemierda, pero aunque no estaba pidiendo más, tampoco me parecía justo aceptar la mitad”.
En esa pelea de Cotto, ¿ocurrieron demasiadas cosas a la vez?
“Me asusté. Me llamó hasta el Gobernador (Aníbal Acevedo Vilá). Me dijo que estaba conmigo, que ganara quien ganara los dos eramos puertorriqueños. Un día estoy en (el pueblo de) Florida comiendo y veo a ‘Bizcocho’ (Otilio Warrington), pero no me atreví acercarme. De momento dice ‘¡Quintana!, sí, tú mismo, voy a ti’. Héctor ‘El Father’, Tito ‘El Bambino’, Tego Calderón, hasta Carlos Beltrán (el pelotero) me llamaron y yo me decía ‘¿qué he hecho?’. Por un mes, me sentí un Tito Trinidad. Ser un jíbaro de Moca e ir a San Patricio Plaza que la gente me reconozca y ver mi cara en los periódicos, no fue fácil”.
Esta vez, ¿ha sido distinto?
“Con la pelea de Cotto, decepcioné a mucha gente, pero esta vez no era tan grande, estuvo la pelea de Tito Trinidad de por medio, la promoción fue pésima hasta el final, todo eso me ayudó. Estaba mucho más relajado. Si perdía contra Williams, la gente iba a hablar y no me molesta que la gente me queme, pero me duele más por mi familia. Mis hijos escuchan los comentarios y moralmente no se puede seguir”.
Le confesaste a tu esposa que te ves haciendo no más de cuatro peleas.
“El boxeo es fuerte. Tal vez uno se emociona cuando se está en el proceso de entrenamiento, uno dice que una o dos más. Luego, cuando se gana, dice tres o cuatro. Espero que Dios me ilumine y siempre que tenga salud para estar bien preparado, no sé cuánto tiempo más siga. Pero, no me veo muchos años más. Ahora es cuestión de hacer unas peleas claves que espero ganar”.
Para ella hubiese sido otra gran decepción si perdías ante Williams.
“Cuando empezamos (a salir) ella no sabía lo que era el boxeo, pensó que esto era un pasatiempo mío, pero todo lo veía tan lejos. El boxeo es una mafia, se caían las peleas, me fracturé los dos brazos, pasaron tantas cosas, pero de todas maneras nos llevamos súper bien”.
Entre los nombres que han sido mencionados como futuros oponentes están Antonio Margarito y Miguel Cotto...
“Son nombres”, aseguró.
Por ahora, Quintana simplemente se vive el momento.