Apoteósica llegada de Trinidad a la Isla
El querendón de Puerto Rico e integrante del Salón de la Fama del Boxeo Mundial paralizó el tránsito durante su caravana de recibimiento.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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El tiempo pasa, pero ni siquiera su retiro del boxeo hace seis años detiene a la fanaticada boricua de celebrar los logros del ex púgil, Félix “Tito” Trinidad, como si fueran los suyos propios.
Similar a sus tiempos en el pugilismo cuando se apuntó importantes triunfos sobre monarcas como Oscar de la Hoya y Fernando Vargas, el mimado de Puerto Rico fue recibido esta tarde a su llegada a la Isla de forma apoteósica tras ser exaltado al salón de la fama del Boxeo el pasado domingo en la ciudad de Canastota, Nueva York.
Hasta el aterrizaje de su avión fue todo un evento, siendo la nave chorreada con agua a su llegada al terminal en señal de bendición, aparte de los más de 50 empleados del aeropuerto Luis Muñoz Marín que le esperaban en la pista para tomarle fotos, así como varios dignatarios del país que lo recibieron, incluyendo el secretario de Estado David Bernier, la alcaldesa de san Juan Carmen Yulín Cruz, el secretario de Recreación y Deportes Ramón Orta, el presidente del Senado Eduardo Bhatia y el presidente de la Cámara de Representantes Jaime Perelló.
Una vez pisó tierra vestido con camiseta blanca y gorra roja, Trinidad se dirigió al Salón de los Gobernadores en el aeropuerto para su anticipada conferencia de prensa, donde dedicó gran parte de su discurso a agradecer a todo el grupo de trabajo que le acompañó en su carrera, incluyendo al Dr. Bobby Muñoz Zayas, al Lic. Nicolás Medina, y a sus entrenadores físicos Ismael Morales y Luis Manuel “Penza” García, entre muchos otros.
Pero, sobre todo, agradeció a su padre Félix Trinidad Rodríguez, a su madre Doña Irma García, a su esposa Sharon Santiago, a sus cinco hijas que le acompañaban (Ashley, Leysha, Alondra, Alaiyha y Darisha).
“Siempre he estado agradecido por lo que mi padre hizo por mí. Mi padre que me ha criado de gran manera, sencilla, mucha humildad, con don de gente. El es una persona muy recta, humanitaria, hombre de trabajo”, dijo Trinidad sobre su progenitor.
“También quiero saludar a mi madre Irma Doris García por los calditos de pollo. Y a mi querida esposa Sharon Santiago, que me ha acompañado por 20 años. La vida del boxeador no es fácil. Es duro salir de casa por semanas, posiblemente un mes acuartelado. Llegada a casa. Cuando llegaba yo quería una comida y ella con mucho gusto me hacía lo que necesitaba para ponerme en el peso y ayudarme. La dieta hay que llevarla día a día. Además, le agradezco por el gran ser humano y la gran esposa que es”.
Trinidad también agradeció profundamente el apoyo incondicional de su pueblo de Puerto Rico – a quien considera su familia extendida - por su respaldo durante su carrera y aseveró que el éxito logrado no podría haber sido conseguido sin toda esa influencia positiva en su vida.
“Puerto Rico sabe que los amo y los quiero. Mis logros son también logros de Puerto Rico”, dijo Trinidad a su llegada tras su exaltación, razón por la cual también se le tenía preparado un monumental recibimiento desde Isla Verde hasta el estadio Hiram Bithorn.
“Esto es algo que me emociona mucho, me gusta. Esto es mi mejor vitamina. Me gusta compartir con mi gente. Yo amo mi gente”.