Ángel “Cholo” Espada: sencillo y humilde
El ex boxeador se siente satisfecho ahora que disfruta del retiro después de laborar en el Departamento de Recreación y Deportes de Salinas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Salinas. Ángel “Cholo” Espada todavía se conmueve cada vez que recuerda el momento cuando se convirtió en el cuarto campeón mundial en la historia del boxeo boricua.
Fue justo cuando otros como púgiles como Wilfred Benítez, Alfredo “el Salsero” Escalera y Wilfredo Gómez también despuntaban en sus respectivas divisiones e iniciaron la “época dorada” del deporte puertorriqueño.
Sin embargo, 38 años después de haber conquistado el cetro wélter (147 libras) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Espada reconoce que su carrera tuvo un grado agridulce y, aunque lamenta que no cumplió del todo con su cometido principal, se siente satisfecho ahora que disfruta del retiro después de laborar en el Departamento de Recreación y Deportes de Salinas.
Su carrera como boxeador estuvo salpicada por las disputas entre su entonces manejador y el promotor Pepito Cordero. Además, es recordado por las dos batallas que realizó con el mexicano Pipino Cuevas. De hecho, el salinense perdió ambos combates.
Espada, a los 65 años de edad, no goza de las riquezas que pudo haber recibido, y continúa con su singular simpatía.
¿Qué es lo más que le llena de orgullo?
“Haber sido el cuarto campeón mundial que tuvo Puerto Rico en un momento en que no teníamos ninguno. El mismo día tuvimos dos. Alfredo Escalera ganó en Japón y yo en San Juan casi simultáneamente. Después vino Gómez, Samuel Serrano y llegamos a ser siete (campeones) ese año”.
Espada comenzó a intercambiar golpes cuando a penas tenía 15 años a espaldas de su madre Evan Mangual, pues ella no aprobaba que fuera boxeador. De hecho, no era su deporte predilecto. Prefería el béisbol, pero poco a poco se fue enamorando mientras ganaba peleas en los torneos aficionados que participaba.
Para 1967, entró de lleno al boxeo rentado y, en el presente, es mencionado no solamente por las huellas que dejó, sino también por la cancha en Salinas que lleva su nombre.
¿Cómo definiría su carrera?
“Agridulce. Llegué al sueño, pero no logré lo que quería que era hacer dinero para poder vivir bien y ayudar a mi familia”.
¿No pudo?
“Sí. Le compré una casa a mi mamá. Luego ella falleció y me quedé con la casa donde todavía resido. Quería hacer dinero para no tener que trabajar. Después de una carrera de 14 años, ¿qué más uno quiere? Estar tranquilo, poder vivir de lo que hice. Pude comprar mi casa en efectivo y no tengo deudas, pagué todo. Ahora estoy tranquilo”.
Espada se hizo campeón wélter cuando derrotó a Clyde Gray por decisión luego de 15 asaltos en un combate que tuvo como escenario el coliseo Roberto Clemente.
“Escalera y yo nos hicimos campeones mundiales simultáneamente, el mismo día. Él en Japón y yo en San Juan. Tenía mi nombre y la gente sabía quien era. El recibimiento de la gente en Salinas fue tremendo. Caravanas... todo el mundo se volcó y estaba contento. Pero cuando regresé a mi trabajo del boxeo, volvieron los problemas y en mi mente tenía la incertidumbre de no saber si iba a pelear otra vez ”, recordó Espada a Primera Hora.
Luego de una exitosa defensa, Espada enfrentó a Cuevas en México. El boricua cayó vencido por nocaut técnico en dos asaltos.
“Estuve deprimido, sin deseos de entrenar. Así estuve como seis meses y no quería volver por la manera como estaban llevando mi carrera que no era ganar dinero”.
¿Cómo es la gente en Salinas con usted?
“Me quieren. Es como todo, pero sigo siendo el mismo con mi gente. Cuando gané el título me recibieron bien y siempre los trataré igual”.
¿Cómo desea ser recordado?
“No pido mucho. Que se acuerden de mí como lo que fui. Lo que me quieran dar ahora, que no me lo den después de muerto”.
¿Qué palabra lo describe mejor?
“Sencillo y humilde. No me gusta ofender a nadie y tampoco permito que me ofendan”.