Willie Mays amó su tiempo de juego en Puerto Rico y le encantaba la comida boricua
El historiador Jorge Colón Delgado y el exjugador de los Giants, Cándido Maldonado, recuerdan al legendario pelotero que falleció el miércoles, a los 93 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Imagínese a los Cangrejeros de Santurce importando al reciente ganador del premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana, Aaron Judge, para custodiar el jardín central del Estadio Hiram Bithorn, y colocarle a su izquierda a uno de los principales peloteros en ascenso de Puerto Rico, como Heliot Ramos.
Una firma de ese nivel se vivió en Puerto Rico en el 1954 y es un momento clave para recordar al honrar la memoria del gran importado de aquel instante, Willie Mays, quien falleció el martes, a los 93 años.
Obviamente, hoy vivimos en otros tiempos, unos de limitaciones en torno a la disponibilidad de los peloteros en la actual pelota profesional, para que un privilegio como ese ocurra. Por lo tanto, la presencia y participación del fallecido miembro del Salón de la Fama en la pelota boricua presente una estampa que hay que celebrar.
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Mays custodió el jardín central de los Cangrejeros en la temporada 1954-55, luego de haber quedado campeón bate y campeón de la Serie Mundial con los Giants de Nueva York en el 1954 (el equipo se mudó a San Francisco en el 1958), además de haber sido escogido Jugador Más Valioso de la Liga Americana en esa temporada.
Y acá hizo combo en los jardines con el Astro Boricua, el entonces joven Roberto Clemente, defendiendo el izquierdo de Estadio Sixto Escobar de San Juan. Clemente, de hecho, hizo su debut en las Grandes Ligas en el 1955 con los Pirates de Pittsburgh. El resto es historia.
Así que imagínense: Mays y Clemente, uno al lado de otro en los bosques del Escobar.
Quien tuvo la visión de ese junte, así como las ganas de ganar -valga la redundancia- fue el propietario de los Cangrejeros, Pedrín Zorrilla. Así lo reconoce el historiador y autor, Jorge Colón Delgado, quien detalló que Mays y Zorrilla eran amigos porque el segundo venía siguiendo al primero desde las ligas menores a las que asistía con intención de importar peloteros para los Cangrejeros.
“Mays no vino a pulirse. Mays vino como favor a su amigo Pedrín Zorrilla porque Santurce había quedado último en la pasada temporada”, detalló Colón Delgado. “Mays tampoco vino aquí como MVP. El supo en Puerto Rico, en noviembre del 1954, que había sido seleccionado MVP, y cogió un avión a coger el premio y regresó a Santurce”.
El junte fue con creces
Mays y Clemente no fueron los únicos caballetes que fueron parte del equipo. También estuvieron en la plantilla Buster Clarkson, Bob Thurman y George Crowe. Juntos en la alineación pasaron a ser reconocidos y hoy son recordados como el ‘Escuadrón de Pánico’, el equivalente lo que fue el siempre recordardo Dream Team del 1995 que formaron los Senadores de San Juan para la Serie del Caribe al unir en una plantilla a toleteros de la talla de Roberto Alomar, Edgar Martínez, Juan ‘Igor’ González, Bernie Williams y Rubén Sierra y compañía.
Con Mays y Clemente bateando en una misma alineación, los Cangrejeros y compañía, como el legendario lanzador el Divino Loco Rubén Gómez, ganaron la liga y triunfaron en la Serie del Caribe, en el estadio Universitario de Caracas, Venezuela, con Mays siendo un participante de lujo que además fue subcampeón bate del evento y autor de un importante jonrón para dejar en el terreno a la local Venezuela.
“¡Fue a Venezuela! Los peloteros de ese nivel casi siempre terminan con sus equipos y no van a las Series del Caribe”, acentuó Colón Delgado.
En 172 turnos en Puerto Rico, Mays anotó 63 carreras, dio 68 hits, pegó 15 dobles, siete triples, 12 jonrones y empujó 33 carreras con los Cangrejeros. Se robó 10 bases, liderando la liga con un promedio de .335 y un porcentaje de slugging de .773.
Vale la pena señalar que en la temporada del MLB del 1955, a los meses de haber cumplido con creces para los Cangrejeros y Puerto Rico, Mays produjo para los Giants una temporada de 152 juegos, 51 jonrones, 127 carreras impulsadas y .319 de bateo. Vino en el ‘peak’ de su carrera.
Siempre humilde y amigo de Puerto Rico
Mays pasó a convertirse en uno de los grandes del béisbol, con una combinación de poder y velocidad adelantada a sus tiempos, de defensa y ofensiva a la par, durabilidad, consistencia, entre otras características que lo colocan en la inmortalidad del béisbol. Fue 20 veces al Juego de Estrellas, Novato del Año, MVP y Campeón Bate. Fue 12 veces Guante de Oro y cuatro veces lideró la liga en robos de base.
Fue un pelotero de otro nivel, pero una persona común y corriente, según lo recuerda el exjardinero de los Giants de San Francisco, Cándido Maldonado.
“Para el tipo de pelotero que fue, que para mí fue el más grande, con respeto a los grandes, como Roberto Clemente que fue mi ídolo, fue una persona sencillla. No caminaba con esa elevación de que ‘soy yo’. Ese es el Willie que conocí“, recordó Maldonado.
Maldonado jugó con San Francisco del 1986 al 1989 luego haber debutado con los rivales Dodgers de Los Ángeles en el 1981. Llegó a San Francisco acostumbrado a ver en el parque de Los Ángeles a figuras legendarias de los Dodgers, como Sandy Koufax, Pee Wee Reese, Don Newcomb, entre otros que las organizaciones invitan a las prácticas para que sirvan de ejemplo y tutores a los peloteros jóvenes.
Y recuerda que Mays era diferente a todas las leyendas que conoció antes.
“La primera vez que lo vi fue en Arizona, en el campamento de primavera de los Giants en el 1986. Fue algo diferente, fue una bendición porque él estaba con todas sus capacidades, presente en los jardines. Sus historias, sus anécdotas, enseñanzas, me ayudaron muchísimo. Te daba ideas, confianza. Era un persona jocosa, siempre positiva y presente. Era una figura de padre, de los que te echaba el brazo”, recordó.
Además, lo recuerda como un amigo y admirador de Puerto Rico.
“Hablaba de Puerto Rico, hablaba de Roberto Clemente como un hermano, de haber tenido un honor de poder estar en la Isla. Hablaba de la comida nuestra, que le encantaba, y de la competencia de alto nivel de que aquellos tiempos, que trascienden a estos días”, dijo.
Mays falleció en la noche del martes, a los 93. Era el miembro más longevo del Salón de la Fama que seguía con vida.