Valió la pena el sacrificio familiar
Carlos Correa, padre, se esfuerza día y noche por apoyar el sueño de su hijo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Gurabo. La rutina fue la misma durante los pasados 10 años. Todas las mañanas Carlos Correa, padre, salía de su hogar en el barrio Velázquez de Santa Isabel a las 3:00 de la madrugada para laborar en la construcción, y a veces, en más de un trabajo a la vez. Pero su jornada terminaba cerca de las 11:00 de la noche, junto a su hijo, en el parque de la Doble A de los Potros de Santa Isabel.
Ahora está disfrutando los frutos de las largas horas de trabajo de su hijo, y sus propios sacrificios con tal de poder verlo algún día cumplir su sueño de llegar a las Grandes Ligas.
“Ese sacrificio que Carlos ha hecho desde los cinco años, ahora estamos viendo los resultados. Es un orgullo que no se puede describir”, confesó Correa, padre.
“Me han dicho que no descanso, pero mientras Dios me dé salud para seguir, estaré a tiempo completo para mis hijos”, compartió Correa padre, quien sin embargo asegura que el precio a pagar ha sido mínimo comparado con la satisfacción de ver a su hijo encaminado a lo que se vislumbra como una destacada carrera en las Grandes Ligas.
El orgulloso papá sabe que su hijo no se conformará con haber sido escogido en el sorteo. Por el contrario, aseguró que continuará su preparación para el día que reciba la llamada de que ha sido ascendido a las Mayores.
“Carlos es un luchador. Ya sea en el Día de los Reyes y Navidad, Carlos siempre decía que quería ir al parque primero y después le dedicaba tiempo a los juguetes. La gente me decía que lo iba a quemar, pero él era quien quería ir al parque para mejorar. Siempre tomó las críticas como constructivas”, recordó.