Toño Feliciano: el legendario deportista al que la Doble A le dedica su temporada
El exjugador y exdirigente nacional cuenta qué ha hecho para mantenerse en salud y aún dirigir un negocio de CPA en su natal Ponce con casi 100 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Ponce. Tiene 99 años y los vive en plenitud. Fue pelotero y dirigente nacional. Es el último ser con vida que jugó en el primer torneo de la pelota Doble A de Puerto Rico en 1940. Y le dio forma a más de cinco peloteros de Grandes Ligas.
Hablamos de Luis Antonio ‘Toño’ Feliciano. Pero a él no le gusta que hablen de él.
“A mí me gusta hablar de los que me ayudaron a mí”, dice al recibir a Primera Hora en su oficina de Contador Público en la Avenida Las Américas en Ponce y lugar de trabajo a donde acude a diario.
¿Quién no puede maravillarse al conocer a este ponceño que nació el 24 de diciembre –como el niño Jesús que adora- en el 1923 y se convirtió además en un ciudadano excelente, profesional y que al día de hoy administra su negocio de auditoría y dirige a un grupo de empleados que lo asisten. Nadie que lo ve le cree que está próximo a cumplir un centenario de vida.
“Y guío de noche”, agrega con picardía.
Su brazo de otrora receptor tampoco parece tener cerca de 10 décadas vividas. De hecho, dicen en Utuado, que don Toño enmudeció al parque Ramón Cabañas que le vio hacer en el 2018 un lance de honor que los Montañeses de Utuado le dedicaron por ser el único miembro vivo del equipo Utuado Stars del 1942.
Humacao está prevenido por esa experiencia vivida en Utuado.
“Tengo el brazo listo. No creo que tenga problemas con eso”, asegura sin duda ni alarde.
A pie firme, bajo el sol de Ponce de media tarde, como si estuviera de coach de tercera base, don Toño recibió a este medio para una entrevista, que se celebro en su oficina, en donde interrumpió varias veces la entrevista para impartir instrucciones a su personal.
Apretó la mano como hacía con el bate. De un promedio de 10 nombres que mencionó en la entrevista, nueve los dijo por nombre y apellido. El décimo lo tenía en la punta de la lengua. Igual con los años.
“El secreto mío ha sido Dios, primero”, dijo sobre su salud física y mental. “Mantenerme fuera de vicios y cuidarme, y llevar una vida sana en alimentación, me ha ayudado. Soy moderado en la alimentación. Definitivamente, el deporte me ha ayudado a tener una base. Camino y hago ejercicios de brazos y piernas. El que hace deporte crea una agresividad y tiene una mente ágil. Y no me he retirado de trabajar”, agregó quien en el 1942 superó un diagnóstico de Malaria que le costó no poder terminar de jugar en la que fue la segunda histórica temporada de la pelota Doble A.
Entre los nombres que mencionó está el de la leyenda del béisbol boricua y ponceño, Emilio ‘Millito’ Navarro, quien fue la persona que lo convenció a entrar en el deporte por medio del atletismo, el que veía solamente desde las gradas mientras iba al estadio Charles H. Terry, que es todavía conservado como parte del Museo Pancho Coímbre en el casco urbano de Ponce.
“No era pobre, éramos extremadamente pobres”, agrega al recordar su vida antes del deporte. “¿Y qué me ayudó? El deporte”, destaca al oriundo del barrio Bélgica.
Se crió en el deporte en la institución de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, en donde aprendió de uno de los referentes del deporte y la educación física boricua, José ‘Pepe’ Seda. Allí también conoció al estudiante-atleta Miguel Ángel Rodríguez ‘Lange’, quien lo llevó a jugar con los Utuado Stars y de quien dijo tenía un brazo como el del exbigleaguer Rubén Gómez.
El secreto mío ha sido Dios, primero. Mantenerme fuera de vicios y cuidarme, y llevar una vida sana en alimentación, me ha ayudado. Soy moderado en la alimentación. Definitivamente, el deporte me ha ayudado a tener una base. Camino y hago ejercicios de brazos y piernas. El que hace deporte crea una agresividad y tiene una mente ágil. Y no me he retirado de trabajar
-Luis Antonio ‘Toño’ Feliciano
Posteriormente fue ayudado por otros dos referentes del deporte boricua, el director atlético de la Pontificia Universidad Católica de Ponce, don Manuel González Pató, y el atleta, periodista y uno de los padres del olimpismo puertorriqueño, Eugenio Guerra. González Pató, de hecho, lo contrató para ser el dirigente del equipo de béisbol de la Católica.
Si buenos fueron los mentores, bueno también fue el estudiante.
Como jugador, don Toño fue parte del primer torneo de la Doble A en el 1940. Lo hizo con el equipo Students de la Ponce High, informó el autor-historiador de la Doble A y amigo de Feliciano, Pedro Carlos Lugo. En el 1941 quedó subcampeón con el equipo KUBB de Ponce y que cayó con el mismo Utuado Stars para el que Feliciano jugó en el 1942. También fue parte de los equipos de Doble A de la UPR de Río Piedras, Merceditas y Juana Díaz. Jugó hasta alrededor del año 50.
Como dirigente, fue campeón en la Doble A con los Poetas de Juana Díaz en el 1956 y con los Polluelos de Aibonito en el 1966. Fue dirigente en Aibonito del Pelotero de Puerto Rico, el arroyano José ‘Cheo’ Cruz, quien fue firmado por los Cardinals de San Luis en el 1967 antes de convertirse en el estrella de los Astros de Houston en la década del 1980.
“Cheo es como hijo mío. Lo primero que hace cuando llega a Puerto Rico es reportarse”, dijo don Toño. “Fui a su casa en Houston varias veces y lo vi jugar en el Astrodome”.
Otros que llegaron eventualmente a las Grandes Ligas por la vía de la Doble A y de Feliciano fueron Santiago ‘Chago’ Rosario y Ricardo Delgado de Yauco, José ‘Coco’ Laboy y Félix Juan Maldonado de Juana Díaz, y José Luis ‘Polilla’ Ortiz, Luis ‘Torito’ Meléndez, Luis ‘Pimba’ Alvarado de Aibonito, enumeró Lugo.
También incursionó en el sóftbol y fue dirigente campeón con los Leones de Ponce en el Sóftbol Superior, en donde dirigió a jugadores como Carlín Velázquez, Juan Pachot y Héctor ‘Rolo’ Serrano, todos miembros del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño.
Y fue medallista de bronce como dirigente con la Selección de Puerto Rico de sóftbol en los Juegos Panamericanos San Juan 1979. Contó que del sóftbol, de hecho, salió una de sus principales satisfacciones en el deporte.
“Fuimos a jugar un campeonato mundial en Oklahoma en el 1978. En el último juego le ganamos 2-0 a Estados Unidos. Y un mariachi, que estaba en el estadio con el equipo de México, bajó al terreno y nos cantó Preciosa. Es la emoción más grande que he vivido”, relata con emoción.
Dejó de dirigir en el 1980, pero se mantuvo active en el deporte, siendo parte del Comité Organizador de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Ponce 1993, así como de los Ponce Grand Prix de Atletismo que se celebraron entre las décadas del 1990 y 2000.
En fin, don Toño vio crecer la Doble A. Le recibió a Rubén Gómez y fue amigo del Zurdo de Tallaboa, Luis ‘Tite’ Arroyo. Corrió y jugó en los antiguos estadios Charles H. Terry y Sixto Escobar. Dirigió a grandesligas y representó a Puerto Rico internacionalmente. Vivió en carne propia tres de los cuatro principales eventos multidisciplinarios que ha organizado Puerto Rico, desde San Juan 1966, pasando por San Juan 1979 y terminando en Ponce 1993.
Y cuando haga el lanzamiento de honor el 27 de febrero en Humacao no se dará golpes en el pecho, sino que agradecerá a su mentor principal.
“Dios me dio el privilegio de todo eso”, dijo.