St. Petersburg, Florida. El potencial nuevo estadio de los Rays de Tampa Bay recibió un impulso el jueves cuando el Consejo Municipal de St. Petersburg votó para aprobar los bonos necesarios para financiar el estadio de $1,300 millones.

La Comisión del Condado de Pinellas también debe decidir si aprueba su parte, con una votación programada para finales de diciembre. Mientras tanto, los Rays jugarán esta temporada en el sitio de entrenamiento de primavera de los Yankees de Nueva York, el Steinbrenner Field en Tampa, debido a los daños causados por el huracán en el Tropicana Field.

La lona que funcionaba como cúpula en el estadio quedó en pedazos por los potentes vientos.

Los Rays han dicho que es imposible jugar en su estadio el próximo año y tal vez no hasta 2026. La votación del jueves fue para emitir bonos que podrían financiar un nuevo estadio, quizás para la temporada 2028. La decisión llegó después de que el condado se mostrara indeciso sobre el acuerdo de financiación, mientras que el plan general fue aprobado por la ciudad y el condado el verano pasado.

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El estadio es parte de un proyecto más amplio de 6.5 mil millones, que es un esfuerzo de restauración urbana destinado a corregir el error del desplazamiento de la comunidad negra cerca del Tropicana Field y una autopista en un terreno prime en el centro de St. Petersburg.

“Para mí hay más que solo béisbol. Estamos cumpliendo nuestra parte del trato”, dijo Deborah Figgs-Sanders, presidenta del Consejo Municipal de St. Petersburg. “Honramos nuestro acuerdo”.

Ahora depende de la Comisión del Condado de Pinellas decidir emitir bonos que serían pagados por impuestos turísticos que no pueden gastarse en cosas como la recuperación de huracanes. Esa reunión está programada para el 17 de diciembre.

Los Rays no han hecho comentarios. El equipo ha dicho anteriormente que están cumpliendo con el acuerdo actual y tienen la intención de permanecer en St. Petersburg.

El hogar de los Rays desde 1998 fue gravemente afectado por el huracán Milton el 9 de octubre, con la mayoría de su techo de tela destrozado y daños por agua en el interior. La ciudad de St. Petersburg, propietaria del imbueble, publicó una evaluación de los daños y las necesidades de reparación que estimaron el costo en $55.7 millones.