NUEVA YORK — A cinco meses de ser inmortalizado en el Salón de la Fama del Béisbol, Iván Rodríguez se unió hoy a sus compañeros de clase de exaltación Tim Raines y Jeff Bagwell en Nueva York, donde el trío se expresó agradecido por el reconocimiento y honrado del privilegio de vivir la experiencia juntos.

Allí, Rodríguez fue presentado por sus pares como uno de los mejores receptores de la historia. Y no es para menos pues se unirá allí a quién dice ser su jugador favorito, Johnny Bench, como el segundo receptor en ser electo en la primera ronda por la asociación de escritores de béisbol americana con 336 votos—un 76 por ciento. 

Pudge Rodríguez, natural de Vega Baja, perteneció a seis organizaciones en las Grandes Ligas incluyendo los Marlins de Miami, Yankees de Nueva York, Tigres de Detroit, Nacionales de Washington y Astros de Houston. Sin embargo, la camisa y gorra que llevará al recinto será la del equipo con el que comenzó su carrera y con el cual  ganó tres títulos de división, los Vigilantes de Texas.

“Si me dejaran entrar con todas las gorras de los equipos con los que jugué lo haría, pero no puedo. Entro como un Vigilante porque crecí en ese equipo y es donde dediqué la mayoría de mi carrera”, afirmó Rodríguez.

De esta manera será el segundo vigilante en conseguir boleto al prestigioso recinto junto a Nolan Ryan.

Rodríguez pasa a ser el segundo receptor en la historia en ser electo en su primera ronda al salón de la fama, el otro siendo Bench.

“Me siento sumamente orgulloso de formar parte de este equipo, el mejor equipo“, dijo al referirse al equipo del salón de la fama. “No puedo pedir más. Es un honor estar aquí con amigos y compañeros del deporte a los que respeto y admiro”. 

Los números para pertenecer al Salón de la Fama hablan por sí solos. 14 juegos de estrella, 13 guantes de oro—el máximo ganado por cualquier receptor hasta el presente y cuarto en cualquier posición. Tres títulos de división y participación en dos series mundiales; 2,800 hits, 550 dobles, 300 carreras, 1,300 RBIs. Pero su carácter dentro y fuera del diamante es lo que le ha asegurado tan grande prestigio.

“No puedo decir más que estar sumamente feliz de estar aquí, a tan solo cinco años de haberme retirado“, recalcó humildemente. “Le tengo que dar gracias no tan solo a la asociación sino a mi familia, a mi esposa y a mis hijos, que siempre estuvieron ahí presente”. 

“Es mucho trabajo, físico y mental, pero yo amo este deporte y para esto trabajamos”, resaltó. Como primer boricua de ser elegido en la primera ronda, y solo el octavo latinoamericano en llegar al salón de la fama, Pudge reconoce la importancia de su elección.