Roberto Alomar: inmortal y orgulloso
Le tomó 17 temporadas en las Grandes Ligas y 6 años de espera.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Cooperstown, Nueva York. Le tomó 17 temporadas en las Grandes Ligas y otros seis años de espera, pero Roberto Alomar alcanzó ayer oficialmente el sueño de todo pelotero: la inmortalidad.
El ex intermedista salinense se unió al selecto grupo de inmortales del béisbol, al igual que colocó su granito de arena para abrir las puertas a más jugadores latinos, al develarse la placa que engalanará el Salón de la Fama del Béisbol en una emotiva ceremonia de exaltación de la clase 2011, celebrada en el Complejo Deportivo Clark de Cooperstown, Nueva York.
Con un total de 205 inmortales en el prestigioso recinto, ahora son tres los puertorriqueños, luego de Alomar unirse a los legendarios Roberto Clemente y Orlando “Peruchín” Cepeda.
Pese a que Alomar compartió el histórico día con los también exaltados el gerente general Pat Gillick y el ex lanzador holandés Bert Blyleven, sin lugar a dudas, la mayor cantidad de gritos de apoyo y vítores de los cerca de 17,000 asistentes se los llevó el boricua, ayudado en gran medida por un nutrido grupo de puertorriqueños y fanáticos de los Azulejos de Toronto que fueron a apoyarlo en su memorable día.
Alomar recibió a las 2:54 p.m., de manos del comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig, la placa que ayer mismo fue instalada en el Salón de la Fama.
Pero desde que Alomar hizo su entrada a la tarima bajo un intenso sol y calor, el público mostró en todo momento su apoyo hacia el que es considerado uno de los mejores segundas bases en la historia de las Mayores.
Y tal y como prometió semanas antes de la celebración de la ceremonia, Alomar comenzó su discurso en español y resaltó el orgullo que siente de ser puertorriqueño y latino.
“A todo Puerto Rico y todos los latinos que están aquí en este día tan especial, me siento bien orgulloso de ser puertorriqueño. Siempre jugué por mi isla, por mi bandera y por todos los latinos. Ahora, en este día, me siento más que orgulloso de estar al lado de dos leyendas que le dieron tanto a este país, Orlando Cepeda, y nuestra gloria, Roberto Clemente. Y a todos los que están en Puerto Rico viéndome por televisión, gracias”, fueron las primeras palabras de Alomar hacia el público.
Acto seguido, Alomar difundió el resto de su discurso en inglés, un mensaje que muchos expertos del béisbol presentes en la ceremonia destacaron como de los mejores y más emotivos que se han escuchado en el pueblo de Cooperstown.
“Agradezco a mi familia por estar aquí y compartir este momento tan especial conmigo. Agradezco a mi hermana Sandia, que muchos no conocen, por cuidar de mi mamá cuando estaba jugando en los Estados Unidos. A mi hermano Sandy (ex receptor de Grandes Ligas), eres una persona especial. Me enseñó mucho del béisbol y estoy agradecido de haber podido jugar con él en Cleveland y en Chicago. Sandy, sé que no compartimos la emoción de ganar un campeonato juntos, pero sí vamos a compartir éste. Y en mi corazón, tú también eres un inmortal del béisbol”, sostuvo Alomar.
De igual manera, Alomar tuvo palabras de elogio para su madre, María Velázquez, y su padre, también ex segunda base, Santos Alomar.
“Mi mamá es la persona más excepcional en mi vida. Me dio mucho amor, me llevaba a los parques pese a ser un pequeñín. ¡Mami, gracias por todo lo que has hecho por mí! Si estoy parado aquí hoy, es por todo lo que hiciste por mí”, agregó.
“Y de mi papá, ¿qué puedo decir? Todo lo que sé del béisbol lo aprendí de él. Alguien me preguntó quién es mi segunda base favorito…y aunque sé que hay unos grandes jugadores en esa posición como Joe Morgan y Ryne Sandberg, para mí, yo lo vi jugar todos los días y Santos era el mejor. Papi, gracias por enseñarme todo lo que sé, y a mis padres, gracias por enseñarme a ser una persona humilde”, subrayó Alomar.
Al emitir estas palabras, doña María no pudo contener las lágrimas, y su padre asintió con la cabeza en señal de apoyo hacia su hijo.
Mientras, Alomar también les agradeció a los fanáticos de Toronto todo el apoyo que recibió de ellos durante sus cinco años con los Azulejos, equipo al que ayudó a ganar dos campeonatos de Serie Mundial en el 1992 y 1993.
“Yo jugué el béisbol frente a miles de fanáticos todos los días, pero tengo que admitir que preferiría estar jugando que dándoles este discurso en estos momentos, así que por favor, ténganme un poco de paciencia”, bromeó Alomar.
“Es una verdadera bendición para mí el poder compartir este momento con todos ustedes y con mi familia. A los fanáticos de Toronto, al igual que a la gerencia del equipo, les estoy eternamente agradecido por su apoyo, cariño y lealtad. Mi tiempo con los Azulejos fue de los mejores de mi carrera, y fue juntos que ganamos dos campeonatos de Serie Mundial. Ustedes me abrazaron desde el primer día y me apoyaron en las buenas y en las malas, y estoy sumamente orgulloso de representarlos en Cooperstown como el primer Azulejo en ser exaltado”, enfatizó Alomar.
Alomar luego finalizó su emotivo discurso con las siguientes palabras: “Les quiero decir a mi familia, fanáticos, el pueblo de Puerto Rico y a los canadienses, y al deporte del béisbol, que ustedes son, y siempre serán, mi vida y mi pasión”.
Con su exaltación al “Nicho de los Inmortales”, Alomar coronó una gran carrera en el diamante donde se retiró con promedio de .300 y 2,724 imparables, además de obtener 10 Guantes de Oro por su excelencia defensiva y aparecer en 12 Juegos de Estrellas.
Y aunque el boricua no fue elegido al Salón en su primer intento el año pasado al quedarse corto por cuatro votos para alcanzar el 75% necesario, este año se convirtió en el 26to jugador que alcanza el 90% y fue mencionado en 523 papeletas de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica, la tercera mayor cantidad en la historia.