Ya no hay espacio a dudas.

Luego de su exaltación el pasado domingo al Salón de la Fama del Béisbol, Roberto Alomar grabó para siempre su nombre entre los 20 intermedistas que han sido inmortalizados con una tarja en Cooperstown.

Pero ¿qué posición ocupa Alomar entre la élite de jugadores que defendieron la segunda almohadilla?

¿Cómo compara su trayectoria con la de luminarias como Rogers Hornsby, Bob Doerr, Nap Lajoie, Bill Mazeroski, Joe Morgan y Ryne Sandberg, entre otros?

Para muchos, Alomar redefinió la forma de defender el cuadro interior y su liderato dentro del diamante lo pone un pie al frente del resto de los 19 intermedistas exaltados en el Pabellón del Béisbol.

“Roberto Alomar inventó la forma de jugar la segunda base. Era un clásico, de show. Si tú querías ver un buen espectáculo de cómo se debe jugar la segunda base, había que ir a ver a Roberto Alomar. Como decimos en el campo, uno se quedaba ‘lelo’ mirándolo jugar”, manifestó José “Palillo” Santiago.

El ex lanzador de los Medias Rojas de Boston en la década de los 60, recordó haber compartido con varios de los intermedistas que hoy son miembros de la élite del béisbol como Joe Morgan, Rod Carew y Bill Mazeroski. “Pero ninguno como Alomar”, aseguró Santiago.

“Hay jugadores como Joe Morgan, que tenía más poder que Alomar, o (Bill) Mazeroski, que era un jugador muy habilidoso en segunda, pero ninguno tenía la inteligencia y la gracia con la que jugaba Alomar”, agregó.

Por su parte, el ex gerente y veterano analista del béisbol, Carlos Pieve, tampoco se alejó de la idea de considerar a Alomar el mejor segunda base, aunque sí aclaró que el béisbol de la era moderna es muy distinto al que experimentaron los primeros exponentes del deporte.

“Hay que abonar que todos esos jugadores como Hornsby o (Eddie) Collins, y muchos más, jugaron en una época donde el guante estaba lleno de guata por todos lados y era bien difícil. Si esos jugadores fildearon con ellos y llegaron al Salón de la Fama, tenían que ser fenómenos”, sostuvo Pieve.

“Aun así, por lo menos en la era moderna, ninguno se compara con Alomar”, subrayó Pieve.

Lo que logró Alomar

Desde antes de colgar los spikes o ser elegible al Salón de la Fama, ya Roberto Alomar tenía pasaje de ida seguro a Cooperstown.

Su expediente es harto conocido en estos días. Suma 12 Juegos de Estrellas, 10 Guantes de Oro, cuatro Bates de Plata, dos sortijas de Serie Mundial, un premio de Jugador Más Valioso en una postemporada y en el Juego de Estrellas y promedio de por vida de .300, con nueve de sus 17 campañas bateando por encima de esa cifra.

Y con el guante, ni se diga. Posee uno de los mejores promedios de fildeo de la historia (.984) y, como prueba, en 1992, con los Azulejos de Toronto, registró apenas cinco errores en toda la temporada y entre el 21 de junio de 1994 y el 3 de julio de 1995 acumuló 104 partidos sin cometer errores, un récord para la Liga Americana.

“En un análisis puro de estadísticas y de comparación de uno y otro jugador, tengo que decirte que la segunda base más completa que ha existido se llama Roberto Alomar. Sin duda”, expresó el estadístico e historiador Jorge Colón Delgado.

“Por ejemplo, si tú mencionas al segunda base que más bateaba, pues tiene que ser Rogers Hornsby. Si hablamos de el que más poder tenía, Joe Morgan tiene que ser uno de ellos. Pero Alomar lo tenía todo. Bateaba, corría, ponía el toque, cubría terreno como nadie y el brazo de él era extraordinario. Ryne Sandberg las cogía todas, pero no tenía el range (alcance) que tenía Alomar”, recordó.

Según Delgado, el único jugador con cualidades parecidas a las de Alomar fue Jackie Robinson.

“Entre todos, es el nombre que más me llama la atención. El problema con Jackie fue que apenas jugó 10 temporadas y comenzó a jugar a los 28 años. Si hubiera comenzado mucho antes, estaríamos hablando de que los mejores dos segundas bases serían Jackie Robinson y Roberto Alomar”, destacó.

La sexta herramienta

Según los conocedores del béisbol, Alomar contaba con las cinco herramientas ideales para cualquier pelotero: buen contacto, bateo de poder, buen corrido, buen fildeo y buen brazo. Pero además, una de sus mejores cualidades era su inteligencia dentro del terreno.

“Roberto era un estudioso del béisbol. Tenía una fuerza mental que lo convertía en un líder natural. Yo creo que estamos desperdiciando un buen dirigente”, sostuvo Pieve.

“Por eso creo que es mejor que los demás. Ninguno de los que vi jugar, como Joe Morgan o Bill Mazeroski, eran mejor que Alomar”, agregó.

Mientras, “Palillo” Santiago recordó que, cuando fue coach de los Leones de Ponce en la pelota invernal, un juvenil Alomar militaba en el mismo equipo ya mostraba conocimientos extraordinarios del juego.

“Me decía que cuando ‘fulano’ subía mucho el guante era que iba a tirar una curva, o si lo abría mucho era una recta. Cosas así”, revivió Santiago.

“Un día me dijo que se había dado cuenta de que cuando un jardinero cogía una roleta de hit, tiraba suave al cuadro. Así que si él corría rápido desde que bateaba, podía llegarle a tiempo a segunda. Cosas como ésas lo hacían único”, sentenció Santiago.