En los últimos años de su vida, el exlanzador de las Grandes Ligas, Pedro Feliciano, se disfrutó al máximo a su familia siendo parte de actividades algo alejadas de la pelota profesional y más allegadas al ambiente familiar y espiritual.

Y a juzgar por lo que cuenta su amigo Jesús ‘Motorita’ Feliciano, quien a pesar de compartir apellido no tenía un parentesco natural con el exlanzador de las Mayores aunque la vida sí los unió como hermanos, Pedro, de 45 años, vivió la vida post su carrera profesional procurando siempre pasarla bien y sin darle, al menos en sus conversaciones entre amigos, mucha preocupación al defecto que tenía su corazón por una causa genética según le fue descubierto en el 2013 cuando fue sometido a unas pruebas tras no pasar un examen físico previo a una temporada.

“Por lo que yo conversé con él, cuando único hablamos de eso como una preocupación fue cuando le fue descubierto eso en el 2013″, recuerda Motorita, quien ha llorado la muerte de Pedro Feliciano, la cual sucedió el lunes en la mañana en su residencia en Vega Alta por razones que aún no han sido reveladas y por lo tanto no han sido relacionadas de manera oficial al defecto que tenía en su corazón.

“Él vivía una vida normal. Este año, de hecho, compartí mucho porque él, su esposa Wanda y sus hijos fueron mucho a ver los juegos de las Changas de Naranjito (de la Liga de Voleibol Superior Femenino) como fanáticos”, destacó Motorita en referencia al equipo del cual su esposa, la exjugadora de voleibol Tatiana Encarnación es la gerente general.

Motorita destaca que en los más recientes años Pedro se mantuvo como siempre en buena condición física, haciendo ejercicios, cumpliendo las funciones de papá y activo junto a su esposa Wanda en una iglesia.

“Él era como un hermano para mí. Cuando yo firmé y llegué a Vero Beach, Florida, donde era el centro de entrenamiento primaveral de los Dodgers, a la primera persona que me encontré y con quien compartí a nivel profesional fue a Pedro. De ahí en adelante estuvo cuando pasó por un proceso de operación, y luego estuvimos en los Mets. Era un hermano. Y su partida me duele mucho”, destaca Motorita, quien hoy en día trabaja como directivo en la Puerto Rico Baseball & High School Academy en Gurabo.

“En época más reciente él estaba alejado un poco de la pelota profesional, porque estaba para arriba y para abajo con su hijo en los parques, con su familia y en la iglesia”.

Otro que expresó estar sumamente consternado por la muerte del exlanzador relevista de los Mets de Nueva York o es su excompañero de equipo en esa referida novena y con Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol, Carlos Delgado.

“Esa noticia tan triste me dio mucho sentimiento. Fuimos compañeros par de años en Nueva York y era un tipo alegre, gracioso. Da tanta tristeza que parta tan joven, de solo 45 años. No se supone que una persona se muera tan joven”, destacó Delgado.

El exprimera base de los Mets, que en su tiempo en el equipo fueron bautizados como los “Bori Mets” por la presencia, además de ellos de otros jugadores tales como Carlos Beltrán, Tony Valentín y Alex Cora, entre algunos otros, destaco a modo deportivo que Pedro Feliciano gozó de su respeto y del respeto de todos sus compañeros porque era un competidor.

“Pitcheaba casi todos los días, contra los zurdos duro del otro equipo y en situaciones siempre de presión. Le gustaba el momento y como compañeros todos reconocíamos su valor”, dijo Delgado recordando que el fallecido posee el récord de ser el lanzador zurdo que ha participado en más juego de una temporada en la historia del béisbol con un total de 92 apariciones en el 2010.

“Pedro bregaba. Siempre quería la bola y sobre todo si el juego estaba en la línea. Siempre le recordaré por eso y siempre le guardaremos un cariño porque era una persona jovial, el alma de la fiesta, siempre gracioso. Una persona que se daba mucho a querer”.

La familia de Pedro Feliciano al momento no ha anunciado cuándo realizarán su velatorio y entierro. Su cuerpo estaba, hasta el momento de este escrito, en Ciencias Forense esperando la evaluación que confirmará la causa de su muerte.