Nueva York.- Con el pasado y la modernidad como marco, los Mets abrieron hoy, lunes, las puertas de su deslumbrante Citi Field, uno de los dos nuevos estadios en Nueva York y que costó $800 millones.

"Es dinero bien gastado, es un estadio con calibre de primer nivel", declaró Liván Hernández, el pitcher cubano que cumple su primera temporada con los Mets.

En un ambiente festivo, el primer partido frente a los Padres de San Diego se disputó con un lleno completo de los 41,800 asientos. Algunos fanáticos pagaron por encima de los $1,500 para conseguir entradas en reventas.

El legendario Tom Seaver hizo el primer lanzamiento al retirado catcher Mike Piazza, mientras que el reparto de la obra musical "West Side Story" (Amor sin Barreras) se encargó de entonar el himno de Estados Unidos.

Y el primer hit en el estadio no tardó en llegar. Sólo instantes después de que cuatro cazabombarderos sobrevolaron el estadio, Jody Gerut depositó un jonrón en las tribunas del bosque derecho.

La presencia de Seaver en el montículo y un musical asociado a la década de los 50 sirvieron para evocar aspectos históricos de los Mets.

Seaver fue el pitcher que condujo a los Mets a su primer campeonato de Serie Mundial en 1969.

El diseño arquitectónico del estadio, con su fachada de ladrillo rojizo, fue inspirado en el Ebbets Field, el parque en el que los Dodgers de Brooklyn jugaron entre 1913-57, antes de mudarse a Los Angeles.

Eso fue por deseo del dueño de los Mets, Fred Wilpon, quien en su juventud solía ver los juegos de los Dodgers. Además, al ingresar al estadio, hay una rotonda que lleva el nombre de Jackie Robinson, el jugador que en 1947 quebró la barrera racial en las Grandes Ligas cuando debutó con los Dodgers.

Más allá de detalles sentimentales, el Citi Field es un estadio cargado de lujos por todas partes, incluyendo más de 50 suites.

Lo que hicieron los Mets fue achicar su capacidad anterior, que era de 57,343, para asegurar llenos y mayores ingresos a sus arcos con tribunas preferenciales y diversas amenidades en el interior del estadio, que van desde restaurantes de alta cocina y zonas de esparcimiento social que antes no existían en el Shea Stadium, demolido apenas terminó la pasada temporada.

"Todo es más lindo y se puede ver el terreno desde cualquier parte", comentó la fanática Jennifer Gallagher.

Los propios jugadores de los Mets no ocultaron sentirse maravillados por su nueva casa, que incluye una inmensa caja de bateo bajo techo y un vestuario que es casi tres veces más grande que el del viejo Shea.

El infielder Alex Cora jugó casi cuatro campañas en el vetusto Fenway Park de Boston antes de firmar con los Mets para este temporada, y no pudo evitar hacer una comparación.

"La primera impresión que tuve cuando ingresé fue que en los últimos tres años había estado jugando en una cajita de fósforos, comparado con esto", dijo el puertorriqueño Cora.

Fenway (1912) y el Wrigley Field (1914) de Chicago han quedado como los solitarios estadios de antaño en existencia.

Tras la apertura del Citi Field, los vecinos Yanquis tendrá el jueves su turno con la inauguración del Yankee Stadium. El mismo costó todavía mucho más al alcanzar los $1,500 millones.