Jureyliz sí que se las trae
Una de las primeras féminas en ser admitida en una academia de béisbol en P.R., Jureyliz Martínez Narváez se prepara para estudiar con beca en una institución universitaria en Florida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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La vegalteña Jurieliz Martínez Narváez se disfruta al máximo el cumplimiento de uno de sus más grandes sueños a la vez que atraviesa por una experiencia inolvidable que marcará de forma positiva su vida.
Martínez Narváez hizo historia en agosto del año pasado junto a Alondra del Mar Rodríguez, Nicole González y Paola Rosado al convertirse en las primeras mujeres en estudiar en una academia de béisbol en la Isla con su entrada a la Puerto Rico Baseball Academy & High School de Gurabo.
Siete meses más tarde, Jureyliz tiene un compromiso empeñado con el Broward College, en Florida, para estudiar justicia criminal con una beca deportiva que le permitirá jugar sóftbol en la División I de la National Junior College Athletic Association (NJCAA).
“Para mí es emocionante (verla a ella realizar su sueños) porque siempre pensé que ella iba a conseguir todo lo que ella quería. Ella lo demostró desde chiquita. Ella a lo mejor lo desconocía, pero yo lo sabía”, aseguró su padre Luis Martínez. “Ella ha logrado todo lo que ha querido”.
Desde temprano, Martínez y Brenda Narváez reconocieron que su hija Jureyliz tenía una habilidad nata para practicar el béisbol, un deporte del que conocían muy poco en su familia.
En su hogar se desayunaba, almorzaba y cenaba el boxeo, el deporte al que Martínez le ha dedicado gran parte de su vida. Primero como aficionado y luego pasándole sus conocimientos a los jóvenes que se acercan a la escuadra del entrenador Denis Pantojas.
En un repaso de lo que ha sido su vida en el diamante durante la Semana de la Mujer, Jureyliz recordó la promesa de su padre aquel día en que, a los 10 años, intentó ser parte de las Lobitas de Arecibo, uno de las organizaciones de béisbol femenino más importantes del área norte de Puerto Rico.
“Iba apagadita, pensando que me iba a hablar porque era una consentida. Me dijo: ‘si tú me haces caso a mí, yo te voy a convertir en una Lobita. ¿Tú no crees en mí? Te voy a hacer una lobita”, explicó Jureyliz, quien fue una de los 20 estudiantes que tuvieron una beca completa y la única mujer en estar en el cuadro de honor deportivo en la academia.
Y así fue. Martínez la convirtió en una lobita con un plan que incluía practicar consistentemente en el parque del Barrio Carmelita y jugar en equipos de varones.
“Cuando jugó 11 y 12 con los nenes le dije: ‘móntate en la guagua’. Ella me respondió: ‘pa’ dónde vamos?’. La llevé para Arecibo. Cuando César (el dirigente) la vio, le tiró la camisa en el pecho y le preguntó cuándo empezaba a jugar. Cuando se montó en la guagua, iba riéndose”, relató Martínez.
Su padre cumplió su promesa y le dio una de las más grandes enseñanzas de su vida. Si se trabaja fuerte, van a llegar los resultados.
Además, le demostró con hechos lo que es la “perspectiva de género”, un término que cobró auge luego que la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer adoptara como una de sus principales metas la eliminaciones de las inequidades entre hombres y mujeres en el 1995.
Después de entrar a las Lobitas, Jureyliz continuó jugando junto a los varones en las categorías de 13-14 y 15-16. Entre una categoría y otra también luchó contra la obesidad.
Al mismo tiempo que pulía sus herramientas en el juego, rebajó unas 30 libras.
La intermedista posee una disciplina inquebrantable. Cuando está en el diamante muestra que tiene buenas manos, posee una sólida defensa y ha desarrollado un swing compacto y rápido.
Esas herramientas fueron las que llevaron al dirigente de sóftbol de la institución estadounidense, Jeff Roberts, a comunicarse con la academia en múltiples ocasiones, tan pronto vieron un vídeo de sus habilidades, y pedir una entrevista con ella.
“Estoy pasando por una experiencia inolvidable (en el béisbol)”, describió Jureyliz. “Soy una nena en un salón, rodeada de nenes. Es algo inexplicable. Se lo digo a la gente y no me creen que estoy con 273 nenes, que solo somos tres nenas demostrando que también podemos”.
“Rápido me preguntan: ‘¿qué te dicen tus papás?’. Yo les respondo: ‘no me dicen nada. Ellos me apoyan porque ellos saben cómo soy”, continuó Jureyliz antes de aclarar que trabajará por regresar al béisbol una vez concluya sus estudios universitarios.