NUEVA YORK.  Que no pone esfuerzo. Se le nota que es distraído. Nunca aprenderá a bloquear lanzamientos malos.

Gary Sánchez siempre ha estado al tanto de las hirientes críticas –un pelotero perezoso y desprolijo– a su desempeño como receptor de los Yankees de Nueva York.

Desafiante, siempre las ignoró.

“Yo no me enfoco en la que diga la gente, pueden opinar y decir lo que ellos quieran”, respondió Sánchez, quien es apodado ‘El Kraken’ en honor a la mítica figura marina que causa terror en los mares. “Yo sé que me estoy fajando para dar el ciento por ciento para mi equipo”.

Cerca del final de una nefasta temporada, en la que se perdió dos meses por lesiones y su promedio al bate se desplomó por debajo de .200, Gary Sánchez se apareció en un día libre en el Yankee Stadium para trabajar en la mecánica de su swing con el coach de bateo Marcus Thames.

Días después, sin prestar atención a los cuestionamientos, los Yankees de Nueva York confirmaron la titularidad del receptor dominicano en los playoffs.

Los Yankees también hicieron caso omiso de los cuestionamientos a Sánchez. Nada de sacar a Sánchez al final de los juegos como lo hacen con el tercera base novato Miguel Andújar para preservar la ventaja con alguien que ofrezca más garantías defensivas.

Redoblar la apuesta en un joven cátcher resultó una decisión atinada y sensata por parte del gerente general Brian Cashman y del dirigente Aaron Boone.

En su primer partido de múltiples jonrones desde el 19 de mayo, Sánchez sacudió un par de cuadrangulares –incluyendo uno colosal de 479 pies que salió del Fenway Park–  para conducir a Nueva York a una victoria 6-2 el sábado, lo que niveló 1-1 su serie divisional de la Liga Americana ante los Medias Rojas de Boston.

“Nosotros sabemos de lo que él es capaz”, dijo Boone sobre el trabajo defensivo de Sánchez. “Así ha sido de importante en los tres primeros juegos de playoffs. Creo que ha hecho un gran trabajo recibiendo. Ha estado muy bien recibiendo, bloqueando, llamando el juego, planificando la estrategia, y todas esas clases de cosas. Y tuvo una noche monstruosa”.

“Es lo que hemos venido esperando en cierta forma, en la que puede ser el protagonista de un juego con su ofensiva. Lo que hizo fue enorme”, añadió Boone.

Para Sánchez, de 25 años, la noche del sábado fue un momento de reivindicación.

Pese a que solo disputó 76 partidos detrás del plato, volvió a liderar las mayores con 18 pásbols – dos más que el año previo.

“No voy a poner (lo de las lesiones) de excusa. El año pasado me lesioné y tuve una buena temporada”, señaló Sánchez. 

“Fue mi temporada más dura, pero todavía no se ha acabado. Ahora es que viene lo bueno”, agregó el receptor cuyos Yankees recibían al cierre de esta edición anoche a los Medias Rojas para el tercer partido de su serie divisional.