Francisco Lindor y Katia Reguero montan una limpieza para la playa Las Ruinas de Aguadilla
El matrimonio llevará a un grupo de peloteros del presente y del futuro para una limpieza ambiental junto a una siembra de árboles en el área.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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De la filantropía al ambientalismo. De una buena noticia a la otra.
De una ayuda a la otra se moverá la familia Lindor Reguero el 10 de diciembre, cuando Katia Reguero y su famoso esposo, el pelotero de los Mets de Nueva York, Francisco Lindor, hagan un junte de Grandes Ligas y de futuros peloteros profesionales para hacer una limpieza ambiental junto a una siembra de árboles en la playa Las Ruinas de Aguadilla.
Lindor recién ganó el premio de Filántropo del Año, que otorga la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas. Y Reguero busca devolver a su natal Aguadilla el disfrute por el contacto con la arena, el agua, la sombra y el aire fresco que conoce desde que era niña en la playa Punta Borinquen.
“Soy de Aguadilla y tengo un sentimiento especial por Aguadilla. Soy cercana a la causa ambiental en general. Es una playa de mi niñez; me formé allí y hoy día es uno de los lugares más bonitos. Hay que mantenerlo y cuidarlo, y encontré que era una playa para seguir cuidándola”, dijo Reguero.
“Cuando conocí a Francisco”, continuó, “él estaba muy involucrado en la educación. La conciencia ambiental no era tan importante porque no estaba expuesto a ella. Desde entonces nos hemos involucrado en las causas propias y juntos queremos que nuestras visiones sean para nuestras hijas”, agregó.
La playa Las Ruinas será impactada ese 10 de diciembre desde las 9:00 a.m. hasta el mediodía junto a varias organizaciones, como Players for the Planet del exjugador Chris Dickerson, el grupo Rescate Playa Borinquen, del puertorriqueño Mario Torres, la Academia de Béisbol de Carlos Beltrán en Manatí y dos o tres peloteros que reunirá Lindor para ayudar a la causa.
“Sigo reclutando muchachos que van a llegar, porque sé que les importa la causa”, dijo Lindor.
Los cuñados Javier Báez y José Orlando Berríos están entre los peloteros reclutados por los Lindor Reguero.
Tal como lo dijo su esposa, Lindo confirmó que no se consideraba ambientalista. El cagueño dijo que en el Valle del Turabo, de donde es oriundo, naturalmente no había playa, como tampoco en el Gurabo que visitaba continuamente, y recordó lo obvio, que su tiempo libre de la escuela era para jugar pelota allá en Villa Blanca.
Sin embargo, aseguró que encontró una similitud entre el béisbol y el ambientalismo cuando iba a la playa a jugar con sus niñas.
Contó que limpiaba la superficie de la arena de todo lo que pudiese hacer daño a sus hijas, del mismo modo que limpia el predio del campo corto de cualquier piedra que le pueda dar un mal rebote a la bola que intenta atrapar.
“Esa es una buena analogía. No crecí cerca de la playa. Ahora que voy más a la playa porque Katia, que es de Aguadilla, le encanta la playa, pues quiero que las nenas crezcan en un ambiente seguro”, dijo.
“Las dos chiquitas”, agregó sobre sus hijas, “van creciendo y viendo lo que hacemos sus padres, y soñarán en ser como sus padres un día, y es importante sembrarles esa semilla”.
También recibirán esa semilla los estudiantes de la Academia Carlos Beltrán, quienes están en edad de crear conciencia, además de hábitos beisboleros que les llevarán un día a ser peloteros de Grandes Ligas y a lograr contratos que, como dice Lindor, son bendiciones más grandes cuando se comparten con las causas como la filantropía y el ambiente.
Los estudiantes ayudarán en el recogido para una arena limpia y libre de peligros, así como de una siembra de árboles que traen sombra y evitan la erosión del terreno, además de la belleza que brindan a las costas.
“Me parece importante incluir a los jóvenes para que sean parte y que sean los profesionales que vean la importancia de eventos como este”, dijo Reguero.