Mientras Francisco Lindor corría las bases después de conectar un grand slam en la parte baja de la sexta entrada que les dio a los Mets de Nueva York una ventaja definitiva de 4-1 sobre los Phillies de Filadelfia, el campocorto puertorriqueño no parecía haber hecho su jugada más memorable desde que viste el uniforme de la novena de Queens.

A pesar de que el Citi Field, de Nueva York, daba la impresión de que se iba a caer con más de 40,000 personas estallando en algarabía, Lindor no mostró expresión alguna al tiempo que pisaba las almohadillas.

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En ese momento, lo que corría por sus venas era sangre fría. El siore boricua sabía que quedaba mucho juego y los campeones de la División Este de la Liga Nacional eran capaces de remontar.

Sin embargo, cuando el taponero naguabeño Edwin “Sugar” Díaz ponchó a Kyle Schwarber con una recta de 101 millas por hora en la parte alta de la novena y con dos corredores en base, la reacción fue otra.

Después de que el umpire cantó el tercer strike, los jugadores de los Mets abrazaron a los dos puertorriqueños y, entre lágrimas, Lindor festejó con los fanáticos neoyorquinos que acababan de ver a su equipo clasificar a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional por primera vez desde 2015.

“El lugar estaba enloqueciendo, pero teníamos que terminar el trabajo, y en ese momento el trabajo no estaba terminado. Solo me siento bendecido de ser el tipo que conectó el grand slam”, contó Lindor en una entrevista con SNY después del cuarto juego de la Serie Divisional contra Filadelfia.

“(Cuando me dirigí a los fanáticos les traté de decir) vamos, vamos a escalar esta montaña. Para que nosotros logremos esto, los necesitamos a todos. Todos necesitan estar ahí. Familiares, prensa, analítica, fanáticos… Todos. Todos necesitan traer su energía”, agregó.

El grand slam de Lindor frente a los Phillies es la más reciente hazaña de lo que ha sido su mejor temporada desde que firmó con los Mets un contrato de 10 años y $341 millones en 2021. Terminó la campaña regular bateando para .273 con 33 cuadrangulares y 91 carreras impulsadas. De hecho, este grand slam es el segundo que pega en la postemporada. El primero lo conectó en el 2017 ante los Yankees de Nueva York en el segundo partido de la Serie Divisional de la Liga Americana mientras militaba con los Guardians de Cleveland.

No hay duda de que Lindor está jugando su mejor béisbol en estos momentos y ha callado a quiénes cuestionaban la cifra de su pacto con los Mets. Y es que, como líder de la novena de Queens, ha aparecido en los momentos que más lo necesitan una y otra vez esta temporada.

“Dios ha estado de mi lado, pero no tan solo eso. El cuerpo técnico y mis compañeros… He aprendido tanto este año, así sea sobre bateo o defensa. He aprendido tanto y todo está encajando”, dijo el campocorto cagüeño.

Pero, la mágica corrida de los Mets no ha terminado. Ahora esperan al ganador de la serie entre los Dodgers de Los Ángeles y los Padres de San Diego (mejor en siete), con quienes se enfrentarán por el banderín de la Nacional y el pase a la Serie Mundial.

Un escenario que Lindor conoce muy bien, ya que estuvo a una victoria de levantar el anhelado trofeo con los Guardians en el 2016, pero se quedaron cortos ante unos Cubs de Chicago, que acabaron con la sequía de campeonatos más larga en la historia de los deportes profesionales de Norteamérica.

“Quiero ganarlo todo. Así seríamos un equipo que sería recordado para siempre”, afirmó. “Seríamos uno de esos equipos que se reúne cada 10 años para comer gratis en todos los sitios que va (risas). Quiero hacer eso. El trabajo no ha terminado. Tenemos que seguir escalando, jugando de la forma correcta, respetando a nuestros oponentes y dejándolo todo en el terreno”, abundó.

La última vez que los Mets ganaron la Serie Mundial fue en 1986. En ese entonces, el siore boricua ni había nacido.