El que bebe agua de Florida, se queda; si no lo cree, pregúntele a Enrique Ayala Onoa
El miembro del Recinto de Inmortales del Béisbol Superior Doble A, natural de La Perla en el viejo San Juan, es una leyenda del béisbol en la Tierra del Río Encantado.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Enrique Ayala Onoa asegura que no jugaba pelota, pero en diciembre de 2022 fue exaltado al Recinto de los Inmortales del Béisbol Superior en Puerto Rico, por su prolífica carrera como jardinero central en varios equipos de nivel profesional con los que cosechó dos campeonatos nacionales.
Bautizado como ‘la guinea’ por un narrador del deporte quien quedó atónito ante sus rápidos movimientos en el campo, el exjugador de la Federación de Béisbol Doble A y, de la Confederación de la Liga Central de Béisbol Aficionado (Coliceba), alcanzó un récord de 607 hits, un guante de oro y una decena de sortijas, entre ambas.
A 43 años de haber sido firmado por el equipo Atenienses de Manatí, el afamado jugador repasó su trayectoria que comenzó en los parques de la capital a donde nació y, luego en el barrio Cortés de la llamada ‘Atenas de Puerto Rico’.
Sin embargo, su corazón se quedó en la ‘Tierra del Río Encantado’, un pueblo que se convirtió en su hogar desde 1987, cuando llegó para jugar con los Titanes.
“Empecé con Manatí en 1982 y ahí estuve hasta el 1984, cuando salimos campeones de Puerto Rico. De ahí me voy hacia allá afuera (Estados Unidos) porque Manatí no me retiene en el roster (plantilla) y, en 1986, firmé con los Titanes de Florida a donde jugué por 24 años”, relató el hombre oriundo de la barriada La Perla en el Viejo San Juan.
“Yo me mudé para acá porque me enamoré y como aquí hay un dicho que, asegura que, ‘el que bebe agua de Florida, se queda’… pues, yo fui uno de esos. Ya me considero un hijo adoptivo de Florida. Vine aquí, es tranquilo, me gusta y, de aquí no me voy”, sentenció el padre de tres retoños.
A sus 63 años, Ayala insiste en que “yo no sé ni cómo salí pelotero. Es que yo viví en los caseríos y no hacía na’. Tampoco bebo ni fumo”.
“Yo iba a los parques y me sentaba a mirar. Pa’ ese tiempo lo que había era balompié, pero tenía ese deseo de jugar béisbol. Me mudo pa’ Manatí y me ponía a tirar y a practicar. Llegué a (barrio) Cortés y me pasaba jugando en la liga de 9 pa’ 9 con un señor y bateaba con un bate de aluminio porque no tenía recursos pa’ comprar bate y 9 pa’ 9″, recordó.
“Hasta que seguí desarrollándome todos los días, me dieron la oportunidad de ponerme el uniforme en (barrio) Cortés y, a los 20 años firmo con Manatí. Con Manatí estuve hasta el 89 y cogí un campeonato nacional. Después de eso, me embarco y vuelvo a Florida”, reiteró.
Con evidente orgullo, ‘La guinea’ confesó que, fue en Florida “donde me hice más pelotero, porque fui desarrollando mis habilidades”.
“Siempre le doy las gracias a Florida, porque aquí me dieron la oportunidad de jugar regular y desenvolverme como pelotero y ser humano. Yo estoy contento, agradecido de todas las personas que estuvieron al lado mío”, repasó.
De hecho, el pelotero contó que, en una ocasión estuvo a punto de firmar con el equipo de Cincinnati en el estado de Ohio. Pero no accedió ya que “no me quería ir de aquí”.
“Estuve a punto de firmar con la (liga) profesional, pero pa’ aquel tiempo que Cincinnati me quería firmar, me ofrecieron $5,000 pesos, pero yo no tenía eso en mente. Lo curioso es que cuando a mí me iban a firmar, firmaron a Manolo Lezcano”, destacó.
“La gente a veces me ve y me pregunta por qué no firme. Pero les contesto: ‘Si yo hubiera firmado, tú no hubieras conocido a mis hijos. (Sobre todo) a Gaby (pelotero de los Titanes)”, sostuvo.
Entretanto, habló de sus logros en este deporte.
“Tengo la dicha de que, he cogido dos campeonatos nacionales, uno en Manatí en el 84 y otro con Utuado en 2007, con la Doble A. En la Coliceba, (jugando) con Barceloneta, (ganó) unos cuantos campeonatos también. Fue en Barceloneta donde me retiré, cuando di los 600 hits”, contó.
Además, el inmortal del béisbol puertorriqueño fue escogido como Jugador Más Valioso del Juego de Estrellas de 1990 y, ganó un guante de oro en la temporada de 1993.
“Me retiraron el número 29 del equipo. Está en el estadio Rafael “Fello” Marrero en Florida. Estoy agradecido porque eso es lo máximo. Todo el mundo quiere ganar un título nacional, ser campeón, pero para mí, lo más emocionante es que te digan que te van a retirar el número y que nadie lo puede usar”, expresó.
Actualmente, Ayala se mantiene jugando en torneos máster en los Estados Unidos a donde ha ganado nueve sortijas, en un periodo de 10 a 12 años.
“El béisbol es pasión, emoción. Yo juego béisbol hasta que Dios quiera. Mientras tenga salud y condición física, ahí estaré yo”, concluyó.