Nueva York. Sentado en primera fila, Santos Alomar, padre, no le quitaba la vista a su hijo Roberto. Su mirada era de orgullo y emoción mientras veía al menor de sus retoños ser presentado como nuevo integrante del Salón de la Fama del Béisbol.

Santos dijo ayer presente en Nueva York para acompañar a su hijo en el histórico momento, uno que llegó como un gran regalo de Día de Reyes en la Gran Manzana.

“El mejor regalo de Reyes es cuando uno tiene un hijo, pero especialmente cuando sale sano. Pero esto es algo bien especial, que haya sido hoy (ayer)”, compartió Alomar, padre, luego de la presentación.

Santos, quien también se destacó en la segunda base durante 15 temporadas (1964-1978) en las Mayores, recordó cómo Roberto y su hermano mayor, Sandy, siempre fueron estudiosos del deporte. La disciplina llevó a Roberto a la inmortalización, mientras que Sandy lució como receptor por 20 temporadas en las Grandes Ligas.

“En nuestra casa se habló béisbol y se veía béisbol, muchas veces nos acostábamos a las tres o cuatro de la mañana viendo béisbol”, apuntó Alomar, de 67 años.

De igual manera, Alomar narró cómo siempre vio cualidades en Roberto que lo hacían pensar que algún día sería un pelotero fuera de serie. “Él me maravilló a mí desde que era bien jovencito. Hacía cosas que tú no veías en los muchachos jóvenes; especialmente, él se acordaba de cada nombre y número de los jugadores desde que comenzó a hablar. Él observaba, aprendió mucho, y lo ejecutó. Dios le dio esa gracia y éste es el resultado”.

Sobre el proceso de votación, en el cual Roberto tuvo que esperar a su segundo año para ser elegido, el padre recalcó que no hay ningún tipo de rencor por la espera y que se iban a disfrutar la selección, aunque sacara el mínimo del 75% de los votos.

“Todo en esta vida tiene razón de ser. Y cuando las cosas vayan a suceder, le van a tocar. A lo mejor no le convenía en ese entonces”, sentenció.