La importancia de la victoria para los jugadores de los Cachorros no tenía que ser explicada por un científico. Ganar les garantizaba un partido más el martes próximo en el estadio Progressive Field de Cleveland y la posibilidad de mantener vivo el largo sueño de ganar su primera corona de las Grandes Ligas desde 1908. Una derrota, el abismo.

Así, con un Jon Lester que mantuvo a raya la ofensiva de los Indios por seis entradas y una quinta entrada en la que los bateadores pisaron el plato en tres ocasiones, los Cachorros pusieron la Serie Mundial, 3-2. 

Lester fue quien sentó las bases para la victoria, estableciendo su control, tirando strikes y dando rienda suelta a sus emociones, de las que se alimentó el público que no paró de animarle. El zurdo ponchó a seis, no dio base por bolas y permitió cuatro imparables, uno de ellos un jonrón solitario del tercera base dominicano José Ramírez en la segunda entrada.

El cuadrangular de Ramírez dio temprana ventaja al equipo visitante, 1-0, y despertó los peores temores en el público que ya había visto esta película antes. Pero, en la cuarta entrada, los Cachorros despertarían y pisarían el plato en tres ocasiones, tras dos partidos previos en los que apenas marcaron dos carreras.

Vuelacercas por el predio izquierdo del tercera base Kris Bryant ante el abridor de Cleveland, Trevor Bauer, empató el juego 1-1 y enardeció a la fanaticada que por tercer partido seguido llenó el Wrigley Field hasta los banderines. Doble de Anthony Rizzo y sencillo de Ben Zobrist colocó corredores en las esquinas. Rizzo anotaría con débil roleta de hit por la línea de tercera de Adisson Russell para dar la ventaja a Cachorros. Más tarde en el mismo inning, con el tránsito congestionado y un out, el receptor David Ross pegaría elevado de sacrificio que trajo la tercera anotación en los pies de Zobrist.

Cleveland no se daría por vencido y se acercaría en la sexta, 3-2, cuando con Rajai Davis en segunda, el cagüeño Francisco Lindor pegó su octavo hit de la Serie Mundial –y el decimoctavo de todos los playoffs- para impulsar la anotación. Fue su segunda carrera remolcada de la final.

Pero, ahí quedaría el avance de los Indios, quienes desde la séptima entrada tuvieron que lidiar con las endemonidas rectas de 100 millas por hora del cerrador de Chicago, Aroldis Chapman. El cubano entró a juego mucho antes de lo usual, pero estaba claro que el dirigente Joe Maddon no quería dejar escapar esta victoria.

La movida le salió a Maddon y Chapman se apuntó el salvado con 2.2 entradas lanzadas y los Cachorros, victoriosos, vivirán un día más de la Serie Mundial y el martes tendrán en el montículo para el sexto juego al Cy Young de 2015, Jake Arrieta, para tratar de forzar un séptimo y decisivo partido el miércoles.

Los Indios, entretanto, no han designado a su abridor para este partido.