Carolina. Atanasio “Tany” Pérez llegó a Puerto Rico en 1964 para jugar con los Cangrejeros de Santurce en la liga invernal y poco sabía que, con el pasar del tiempo, sería adoptado por los boricuas.

Al poco tiempo, el cubano conoció a Juana “Pituka” de la Cantera, quien también es de origen cubano, y todo cambió. En apenas cuatro meses, la pareja se casó y el inmortal de Cooperstown decidió establecerse en la isla, en donde jugó pelota invernal por 10 temporadas, todas con Santurce. Y aunque sus hijos, Víctor y Roberto, nacieron en Cincinnati por su tiempo con los Reds en las Grandes Ligas, pasaron muchas navidades en Puerto Rico.

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“Yo vine para acá en 1964. Conocí a mi esposa, tuvimos familia, los hijos míos se criaron aquí y siempre en Puerto Rico me acogieron como un puertorriqueño más, al igual que a mi esposa y a mis hijos. Aquí tengo muchos amigos y todo el mundo me conoce. Yo me paso en calle Loíza con la gente porque esos son los míos”, expresó Pérez a Primera Hora en la residencia del hermano de Roberto Clemente, Justino “Matino” Clemente, a quien visitó para hacerle entrega de un bate firmado y dedicado por él.

La realidad es que fueron muchos los peloteros puertorriqueños con los que Pérez, de 82 años, entabló una amistad que fue más allá del terreno. Tanto así que cuando fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol en el 2000, Puerto Rico lo celebró como si hubiese sido un boricua, pues para muchos lo es. Y uno que tuvo que haber celebrado esa gesta desde el cielo fue Roberto.

“Roberto era una inspiración. Siempre que hablábamos te decía algo para ayudarte. Siempre te decía algo para que tu mejoraras y te superaras, como si fueras de la familia. Pero no era a mí solamente. Roberto fue así con muchos”, recordó.

A pesar de que ahora vive en Miami, Florida, Tany contó que posee una residencia en Isla Verde e intenta visitar la isla a menudo, específicamente en Navidad.

“Yo vengo y me quedo un mes y así. Todo depende de lo que tenga en mi schedule. En Navidades sí que no fallo”, relató.

Sobre su salud, Tany comentó que todavía se siente como coco. No tiene ninguna enfermedad o padecimiento. Después de todo, era uno de esos jugadores que parecían robles al no entrar a la lista de lesionados de ninguno de las novenas a las que perteneció durante 23 años en las Mayores.

“Me siento bien. Para jugar no, pero me siento bien”, indicó Pérez entre carcajadas.

Tany terminó su carrera con un promedio de bateo de .279 con 379 cuadrangulares, 1,652 impulsadas y 2,732 hits. Durante ese tiempo, jugó con los Expos de Montreal, Red Sox de Boston, Phillies de Filadelfia, pero fue con los Reds de Cincinnati con quienes más se destacó. Y es que con ellos ganó cuatro banderines de la Liga Nacional y dos Series Mundiales entre 1970 y 1976.