Arropados por la fiebre de los Cachorros
Miles de fanáticos, muchos de ellos sin boletos, inundaron ayer las calles de Chicago.
![El viernes, la ciudad de Chicago vivirá por primera vez en mucho tiempo, una sensación que quizás la gran mayoría de la afición no ha visto nunca. (Prensa Asociada)](https://www.primerahora.com/pf/api/v3/content/fetch/image-resizer-v1?query=%7B%22website%22%3A%22primera-hora%22%2C%22imageUrl%22%3A%22https%3A%2F%2Farc-anglerfish-arc2-prod-gfrmedia.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2FVSQ3S6URJFEE5MBHQ2J6XFVDU4.png%22%2C%22width%22%3A2560%2C%22redirect%22%3A%221%22%2C%22external%22%3A%221%22%7D)
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Chicago. El regreso de la fiesta que es la Serie Mundial se ha estado esperando entre los fanáticos de los Cachorros por los pasados 71 años y aunque todavía es muy temprano para saber si tendrá un final feliz, por ahora no les molesta para nada hacer planes y disfrutarse los preparativos.
Chicago es una ciudad que al presente tiene equipos activos en tres de las principales ligas profesionales estadounidenses, la NFL (los Bears), la NBA (Bulls) y la NHL (Blackhawks), pero aquí de lo único que se habla, en la calle, en cafés, bares, restaurantes, en los diarios, la radio y la televisión, es de los Cachorros.
Imposible culparles. Es el efecto de perderse las pasadas 70 Series Mundiales. Es el efecto de más de un siglo sin probar el sabor de un campeonato.
De esta forma, Chicago se ha convertido en estos días en algo así como la Tierra Prometida. El pedazo de tierra al que personas de todos los trasfondos sociales, razas y lugares, se acercan para tratar de ser testigos de algo único: ver a los Cachorros ganar su primer título de la Serie Mundial desde 1908.
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Y los fanáticos han venido de todos los lugares, incluido, por supuesto, Puerto Rico.
Es el caso de Rafael H. Miranda, quien ya se había quedado con las ganas de ver a los Cachorros llegar a la Serie Mundial en el 2003 y quien tenía claro que está vez, no se lo perdería por nada del mundo.
“En el 2003 ya había hecho arreglos para venir con un amigo. Todos los arreglos se desmoronaron cuando los Cubs no ganaron el campeonato de la Liga Nacional. Si bien compré pasajes hace un mes, podría decir que había hecho un compromiso conmigo mismo que si los Cubs algún día llegaban a la Serie Mundial, allí estaría”, expresó el abogado de profesión sobre el último año en que los Cachorros estuvieron cerca de llegar a la final, solo para caer ante los Marlins de Florida, eventuales campeones.
Miranda llegó a Chicago ayer, viernes, junto a un amigo y en el mismo avión en el que otros puertorriqueños más que –con o sin boletos para los partidos– viajaron para no perderse la experiencia de estar en la ciudad mientras los Cachorros van tras el campeonato.
“De las personas en el vuelo, que eran muchas, me parece que soy el único con boletos para ver un juego. Todos buscan meramente estar en Chicago para los juegos y que los Cubs ganen la Serie Mundial”, expresó el fanático de 40 años que se aficionó el equipo en 1984.
Eso sí, en su caso no se trató de un impulso momentáneo, sino que lo venía planificando hace semanas. Tan así que comenzó a buscar boletos en los asientos que ubican encima de los edificios en la parte posterior del Wrigley Field, conocidos como los “rooftops seats”, por si se los Cachorros entraban a la final.
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“Cuando hice los arreglos hace un mes, compré los pasajes y reservé el hotel por si los Cubs llegaban. El pasaje me salió barato por lo que ese era el precio a pagar, perder el dinero del pasaje si no llegaban (a la Serie Mundial). El hotel lo podía cancelar hasta el 27 de octubre sin cargo. En ese entonces empecé a comunicarme con los “rooftops” para ver cuándo comenzarían a vender boletos para la Serie Mundial. Me mantuve en contacto a través de los playoffs y antes que salieran los boletos de la Serie Mundial a la venta al público general, me llamaron para ofrecerme boletos”, contó Miranda.
“Veré el juego del domingo en uno de los ‘rooftops’. De paso, el ‘rooftop’ al que voy es de los dueños del equipo”, añadió.
Los precios en la mayoría de los asientos de los techos detrás de Wrigley sobrepasaban los $1,200 dólares. Miranda no indicó cuánto pagó por su boleto del quinto partido, pero no descartó buscar boletos para el partido de esta noche.
“No descarto buscar boletos para el juego del sábado, pero los precios están bien altos, así que por el momento, solo voy al del domingo. Tengo reservaciones en algunos ‘sports bars’ icónicos para ver el juego de hoy (anoche) y el de mañana”, afirmó.
Aunque algunas personas le han sugerido que lo que hizo es una locura, Miranda no se inquieta.
“Solo personas que no conocen de béisbol lo han sugerido. Personas que conocen de béisbol o son fanáticos de los Cubs dicen que les encantaría tener esta oportunidad", dijo.
Algo es seguro: no está solo. Son cientos de miles más los ‘locos’.