En el 2005, la joven promesa del béisbol puertorriqueño Antonio Jiménez daba un recorrido junto a su hermano por el terreno del legendario Arlington Ballpark sin saber lo que el destino le tenía preparado para 12 años después.

Pues resulta que tras ese tiempo le tocó recorrer los mismos pasillos, a los 27 años, luego de su debut con los Vigilantes de Texas. 

Varias fotos, publicadas hace dos semanas en las redes sociales, son la evidencia del premonitorio momento. 

“Me acordaba de ese momento, pero no recordaba que existían las fotos. Ese día, papi (José “Papo” Jiménez) me envío las fotos. Las publiqué inmediatamente pensando en eso que dicen por ahí acerca de que las cosas no suceden por casualidad. Doce años después estoy en las Grandes Ligas con los Vigilantes”, aseguró Jiménez antes de asegurar que su visita al estadio se dio en aquel momento porque estaba jugando con un equipo que representaba a Puerto Rico en una competencia.

El camino de Jiménez hacia las Mayores no ha sido fácil. El bayamonés fue seleccionado por los Azulejos de Toronto en el Sorteo de Novatos de 2008 y rápidamente se ubicó entre los mejores receptores de la organización. Posteriormente, Jiménez batalló con varias lesiones, se recuperó y cuando todo apuntaba a que iba a ser ascendido, la llamada nunca llegó. 

El 13 de febrero de este año los Azulejos lo dejaron en libertad, pero no estuvo sin trabajo por mucho tiempo. Cuatro días más tarde firmó un contrato de liga menor con los Vigilantes y seis meses y medio después se cuenta esta historia. 

“Había decidido que esta temporada no iba a pensar que me subirían. No era porque estaba siendo negativo. Era que quería no esperar algo para no desilusionarme. Era un cambio sicológico. Me dije: ‘voy a pensar diferente para ver si las cosas van diferente”, dijo Jiménez.

El cambio de mentalidad parece que hizo su efecto y la tan esperada llamada llegó luego de nueve años en las Ligas Menores. Desde su ascenso el 1 de septiembre, Jiménez ha bateado de 6-1 en cuatro juego

“Recuerdo que me llamaron r a la oficina y yo pensé que era para hablarme del último partido. Tenía en mi mente que en septiembre ya estaría en casa. Entonces, me dieron la noticia. Ese era el gran día por el que tanto había trabajado. Lo comencé a creer cuando salí y todos estaban celebrándolo conmigo”, prosiguió. 

Importante el 2017

Para la familia Jiménez-García el 2017 será un año para enmarcarlo en la memoria con unas letras gigantescas de oro. Es el tiempo en que dos de sus tres retoños de Papo y Rebecca vieron cumplido uno de sus sueños, jugar en las Grandes Ligas. 

El benjamín de la familia, Joe –el mismo que se encontraba con él en la foto– debutó el 13 de abril y se mantiene dentro del cuerpo de relevistas de los Tigres de Detroit. 

“Somos una familia de béisbol así que para todos ha sido un gran año. Comenzando por la participación de Joe en el Clásico Mundial de Béisbol, en la que todos estuvimos activos apoyándolo. Luego lo suben y debuta en las Grandes Ligas. Ahora me tocó a mí. Ha sido un año grande. Gracias a Dios todo ha ido bien. Ahora mismo mi hermano mayor está en Detroit viendo a Joe y mis padres vendrán a verme cuando regrese a Texas”, manifestó Jiménez.