El 27 de diciembre de 2003, comenzó como cualquier otro. 

El ex pelotero de Grandes Ligas Iván Calderón llegó al negocio El Trompo en Loíza como acostumbraba, sin embargo, todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.

A eso de las 6:45 p.m., dos individuos entraron al mencionado local, le realizaron varios disparos a Calderón que le causaron la muerte. Hoy, 10 años después, todavía el caso no ha podido ser esclarecido debido a que a las autoridades se les ha hecho difícil dar  con uno de los autores del crimen.

Un oficial de la Policía con conocimiento del caso, relató a este medio que Calderón era conocido en Loíza por ser “un prestamista” y, según dijo, “fió al alguien que molestó a uno de los bandos de la zona. Las dos personas llegaron al local y Calderón les dijo que hicieran lo que creyeran. Fue entonces cuando le dispararon”.

El informe del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina detalla que a Calderón le hicieron siete disparos en la cara, el pecho y un brazo con un arma calibre .45 frente a una docena de personas. El ex pelotero, quien militó con los Medias Blancas de Chicago y los Medias Rojas de Boston, entre otras novenas, era un aficionado a los gallos de pelea y a los caballos de paso fino, pero, al parecer, la ruta que tomó una vez concluyó su carrera en el béisbol fue factor para que su vida culminara a los 42 años.

Durante décadas, existe una guerra territorial en ciertas zonas de Loíza entre bandos de los sectores Melilla y Las Carreras. 

Una década después del crimen, el caso permanece en el “archivo inactivo” y las autoridades están atentas en la eventualidad de que alguno de los testigos opte por ofrecer información adicional.

“Uno de los que le disparó a Calderón fue asesinado, mientras que el otro no ha podido ser localizado”, detalló el detective Miguel Álvarez. “Incluso, el que administraba El Trompo entregó la llave del local y se mudó a Estados Unidos con su familia. No ha querido testificar”, indicó.

Según varios partes de prensa, después del fallecimiento de Calderón, uno de sus hijos, “Ivancito”, estuvo involucrado en la compra y venta de armas. De hecho, era el sospechoso de una masacre que ocurrió en septiembre de 2003 en el sector el Ceibo del barrio Medianía Alta. El hijo del ex pelotero fue ejecutado unos meses más tarde. En el 2003, los investigadores de la División de Homicidios de Carolina tenían adelantadas las pesquisas por cinco casos de asesinato.

Sin embargo, una década después, existen demasiadas preguntas por contestar.

Militó con los Medias Blancas de Chicago y los Medias Rojas de Boston, entre otras novenas.