A días del 50 aniversario del hit 3,000 de Roberto Clemente, su gesta sigue siendo icónica
El logro es todavía hoy la máxima cantidad de hits conectados en las Grandes Ligas por un puertorriqueño y el grueso de sus imparables llegaron en la mítica década del 1960.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Nota del editor: Con motivo del 50 Aniversario del hit 3,000 del Astro Boricua, esta semana te presentamos una serie de historias que contextualizan ese gran logro deportivo y afirman como todavía hoy sigue siendo una gesta grande para la historia del deporte boricua.
Conectar 3,000 hits cuando el grueso de de los años de tu carrera fueron en la década del 1960 no es cáscara de coco, como dicen en el campo borinqueño.
Jamás era lo mismo batearlos en los 60 que en los 80, distinguió el historiador y profesor universitario Néstor Duprey, un estudioso del béisbol y de la carrera del Astro Boricua, Roberto Clemente, de cuyo logro de ser el primer latinoamericano y el único boricua en haber conseguido 3,000 imparables en el mejor béisbol del mundo, se cumplen 50 años esta semana.
“Es que en esa década hubo muchas luminarias que ahora están en el Salón de la Fama o son ganadores de 300 juegos (o más)”, sostiene Duprey, autor del libro ‘Clemente: En la víspera de la gloria’.
Algunos de los lanzadores a los que Clemente les conectó de hit, y de paso, de cuadrangular, lo son Warren Spahn, Don Sutton, Sandy Koufax, Bob Gibson, Gaylord Perry, Juan Marichal y Tom Seaver, todos integrantes del Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.
Los de ese grupo solamente acumulan 11 premios Cy Young, 1,969 victorias y 21,147 ponches en las Grandes Ligas.
A Clemente le toca a jugar, para mayor gloria de su desempeño, en una de las mejores décadas del béisbol en términos de las luminarias que pasaron por el diamante en los 60″
-Néstor Duprey / Profesor y autor del libro 'Clemente: En la víspera de la gloria'
Otros a los que Clemente le conectó de cuatro esquinas lo fueron Ferguson Jenkins, Don Drysdale, el cubano Mike Cuéllar y a su compatriota puertorriqueño y compueblano carolinense, Juan ‘Terín’ Pizarro.
“Y bateándole a ese tipo de luminaria Clemente ganó cuatro títulos de bateo”, agregó Duprey. “A Clemente le toca a jugar, para mayor gloria de su desempeño, en una de las mejores décadas del béisbol en términos de las luminarias que pasaron por el diamante en los 60″.
En la carrera de Clemente hay tantos datos curiosos y sobresalientes que otro estudioso de su vida, el historiador y escritor de béisbol salinense, Jossie Alvarado, aún sigue encontrando historias sorprendentes, como la que contó Duprey.
Alvarado contó que, mediante un reto amistoso con otro historiador, regresó a las cifras y estadísticas y se topó con el hecho de que en las últimas cuatro temporadas de Clemente en las mayores, las de 1969, 1970, 1971 y 1972, en las que tuvo las edades de 35, 36, 37 y 38 años, respectivamente, el puertorriqueño acumuló el mejor promedio de bateo registrado desde 1930 en Major League Baseball.
En esas cuatro temporadas, increíblemente, Clemente bateó para .339.
“Como ejemplo, Tony Gwinn bateó .332 en sus últimas cuatro; Ted Williams bateó .328; Joe DiMaggio, Lou Gehrig, Wade Boggs, Hank Aaron, Willie Mays, Vladimir Guerrero, Albert Pujols… me puedes mencionar 20 peloteros (y ninguno llega)”, indicó Alvarado. “Se supone que a los 38 años tú como atleta vas en declive. Pero Clemente iba subiendo. Sus números iban en ascenso, al extremo de que en el 2030 se cumplirán 100 años y no hay un pelotero que haya acumulado el promedio de bateo de Clemente”.
“Él no tenía un chef, un preparador físico, ni entrenador en el gimnasio. Cuando ves todo eso y lo comparas con lo que pasa ahora, con todos los adelantos que hay, tienes que seguir subiendo la vara, el nivel del pelotero. Hay que subirlo a un nivel en que se queda todo el mundo. Y de todas las cosas que logró en su carrera y su vida, esa es la más que me impresionó”, admitió Alvarado.
A Duprey siempre le llamó la atención el hecho de que mientras Clemente tenía esas temporadas que tuvo, exceptuando dos o tres años, “siempre venía a jugar en Puerto Rico. Siempre hacía el esfuerzo de venir a Puerto Rico a jugar para que la fanaticada lo viera. Por mejor temporada que tuvieran en Grandes Ligas no había eso de tomarse tiempo para descansar o que ‘mi equipo no me deja jugar’. Eso lo hacían Clemente, Peruchín (Cepeda), Terín Pizarro, Rubén Gómez y Tite Arroyo, entre otros”, agregó.