Oklahoma City. Al aceptar su primer premio como Jugador Más Valioso, Kevin Durant prefirió dar el crédito de dicha obtención a aquellos que lo ayudaron a lograr dicho éxito, en especial a su madre.

Durante un emotivo mensaje, nacido del corazón y que duró más de 25 minutos, Durant combatió con el deseo de llorar varias veces mientras agradecía a sus compañeros de equipo, entrenadores, el elenco de adiestradores, ejecutivos de la franquicia y, finalmente pero no menos importante, su familia. El emocional momento terminó en grande, haciendo un tributo a su madre Wanda Pratt, en especial por los sacrificios que ella hizo para criar a Durant y sus hermanos en los suburbios de Washington, D.C.

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“Tú nos hiciste  creer”, le dijo Durant a Pratt, quien estaba presente en la ceremonia en Edmond, Oklahoma. 

“Nos mantuviste fuera de las calles. Nos vestiste y siempre pusiste comida en nuestras mesas. Cuando no pudiste comer (por la falta de recursos), te aseguraste que nosotros sí comiéramos algo. Te sacrificaste por nosotros. Tú eres la real MVP (Jugadora Más Valiosa, por sus siglas en inglés)”.

Durant explicó que Pratt fue una madre soltera que echó adelante a dos varones durante tiempos muy difíciles. Recordó que ella quedó preñada por primera vez a los 18 años y que tuvo a Durant dos años después. A los 21 años ya tenía dos hijos y vivía sola. Pero Pratt siempre pensó que habría algo mejor en el futuro para todos. Durant agregó que apreciaba momentos especiales como el de ayer porque le ayuda siempre a mirar hacia atrás y ganar perspectiva de recordar de donde viene.

“Una de mis mejores memorias es de cuando nos mudamos a nuestro primer apartamento”, recordó mientras las lágrimas bajaban por las mejillas de su madre.

“No teníamos cama, muebles ni nada y lo único que hicimos fue sentarnos en el piso de la sala y abrazarnos porque ‘entonces solo pensábamos que finalmente lo habíamos logrado’”, agregó. 

Agradece a Dios

Durant además agradeció a Dios por su vida. Lo hizo antes de llenar de gloria a su madre al decirle al Supremo que le daba las gracias “por haber cambiado mi vida” y haberle revelado de lo que se trata la vida en verdad.