Trinity San Antonio y Kae Satterfield: el futuro en sus manos
Las dos jugadoras más jóvenes de la Selección Nacional se alistan para, después de la AmeriCup, representar a Puerto Rico en un tercer torneo consecutivo este verano
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Guanajuato, México – Kae Satterfield anotaba un canasto para las Pirates de Seton Hall en la NCAA, y al observar hacia arriba, se fijó en una específica camiseta que cuelga en el techo del Walsh Gymnasium, ahora hogar permanente del equipo femenino de dicha institución.
¿La ‘jersey’? La de Ramón Ramos, quien formó parte de la histórica plantilla de Seton Hall de 1988-89, que llegó a la final del ‘Final Four’ de esa temporada, tras eliminar a Duke, y que abrió puertas en el baloncesto colegial teniendo jugadores con origen de Egipto, Suecia, Lituania, Congo, Serbia, Túnez y, por supuesto, Puerto Rico.
“Siempre veo su camiseta allí”, dijo Satterfield con una sonrisa a este medio. “Pero no es la primera vez que escucho de Puerto Rico. La verdad es que Jerry (Batista) me tenía el ojo puesto desde que era una adolescente. Pude haber jugado antes, pero no se dio porque se canceló en ese entonces”, sostuvo la jugadora de 6′0″ pies de estatura, y que actualmente disputa su segundo torneo con el combinado puertorriqueño.
El primero fue en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador.
“Todo el mundo es muy bueno conmigo”, destacó. “Ahora en la AmeriCup, se me ha hecho un poquito más fácil, comparado con los Centroamericanos. Ese fue mi primer evento y estaba conociendo a mis compañeras”, indicó Satterfield, cuyo padre Kenny Satterfield, jugó en la NBA de 2001 a 2003 con los Nuggets de Denver y 76ers de Filadelfia.
Satterfield, incluso, va ganando más confianza conforme avanzan los partidos de Puerto Rico.
El pasado martes, ante el anfitrión México, anotó un tiro libre y celebró con su mano en la oreja, haciendo referencia a que no escuchaba a la afición azteca en el Domo de la Feria de León.
Satterfield, de 21 años, sonríe.
“Soy segura de mí misma”, señaló la jugadora, cuya familia es de San Juan. “Hace poco conocí a mi bisabuelo. Fue una experiencia brutal”.
A su lado, coincidía Trinity San Antonio, la talentosa armadora de 19 años, llamada a ser la heredera de dicha posición en el programa nacional femenino.
“Definitivamente siempre hay un poquito de presión por eso de heredar algo de dos jugadoras que son estrellas. Pero siento que se trata más de aprender, que todo lo demás. De absorber lo que hacen como jugadoras como Pamela Rosado y Arella Guirantes. De aplicarlo a mi juego y ver cómo, también, puedo ayudar al resto”, manifestó San Antonio.
“Pero trato de no escuchar mucho las cosas externas. Lo que sí sé es que, como soy flaquita, tengo que salir y siempre jugar duro y fuerte”, agregó.
San Antonio, cuya familia es oriunda de Isabela, se acaba de transferir de California Baptist Women’s Basketball a Grand Canyon University, donde actualmente estudia la medallista de oro centroamericana de playa, la boricua Allanis Navas.
“Mi abuela vive en Isabela. De hecho, todos mis tíos están en la isla. Siempre que voy, los visito. Sobre la universidad, lo hice por motivos académicos. Para que, cuando termine con el baloncesto que, si Dios quiere, será en un futuro muy lejano, pueda tener una educación que me sostenga”, matizó.
Tanto San Antonio como Satterfield, que vienen de jugar los Centroamericanos, partirán hacia Canadá cuando Puerto Rico termine su participación en la AmeriCup.
Allí, del 9 al 17 de julio, el conjunto boricua participará de un torneo invitacional Sub-23 en Toronto.
Jugarán, también, Estados Unidos, Canadá y un equipo representativo de África.