El que haya visto a Rolando Hourruitiner en cancha jugando en el Baloncesto Superior Nacional o en el Equipo Nacional antes de ponerse el gabán de dirigente en años recientes lo reconoce por su labor pro equipo dentro del tabloncillo, su estilo organizado y altruista, y su satisfacción por ser un obrero del juego que hacía lo que tuviera que hacer para ganar.

Lo que pocos saben es que todas esas características las heredó de su padre, Oscar, un emigrante cubano cuya pasión es el béisbol, pero que aprendió a querer el baloncesto a través de sus hijos boricuas Rolando, Oscar e Iván.

“Mi padre siempre ha sido una persona bien desprendida, bien organizada, un obrero de toda la vida, y nos inculcó esos valores”, sostuvo Rolando, dirigente de los Cangrejeros de Santurce.

“También es una persona bien flexible. Aunque es un amante de la pelota, nunca nos puso presión para que jugáramos ese deporte. Nos dejó en baloncesto sin problemas. Siempre fue bien bueno con nosotros, bien sacrificado, porque nosotros jugábamos en diferentes categorías y entre él y mi madre tenían que dividirse para llevarnos a los juegos. Mi padre es el mejor hombre que conozco. No creo que haya nadie que tenga algo malo que decir de él”, añadió.

En efecto, Oscar, padre, se dio cuenta de los gustos de sus hijos desde temprano, aunque intentó el béisbol primero.

“Desde pequeños puse a Oscar y a Rolando a jugar pelota. Pero luego de una temporada de béisbol los puse a jugar baloncesto y de ahí ambos, al igual que su hermano menor Iván, lo único que quisieron jugar fue baloncesto”, relató Oscar, padre, quien aún apoya a su hijo con su presencia en los juegos de los Cangrejeros.

González también goza

La familia Hourruitiner no es la única en el equipo de los Cangrejeros que disfruta de los éxitos de sus hijos dentro del tabloncillo.

Otro ejemplo de esa buena relación entre padre e hijo es la que lleva el gerente general Eddie González y su hijo Javier, novato del equipo y recién egresado de la Universidad de North Carolina State.

“Javy siempre ha estado envuelto en el baloncesto conmigo y jugaba en categorías menores mientras yo dirigía. Siempre estaba encima de él y creo que eso lo ha ayudado a ser líder desde pequeño, a ser dedicado, independiente, y a ser fuerte mentalmente”, dijo González.

“De joven lo envié a jugar a St. Patrick’s High en Nueva Jersey y luego a KROP High en Florida, donde llegó a ser jugador del estado durante su año senior”, agregó.

“Siempre he estado pendiente a él, lo ayudo en todo lo que pueda y recién le conseguí unos trabajos individuales en Israel, donde se ganó un puesto con el equipo Maccabi Haifa para la próxima temporada. Es un buen muchacho y estoy orgulloso de él”.