Sus brazos por fin denotan definición muscular, su cuello delata la falta de papada y su cintura está falta del tejido adiposo que solía acompañarle.

Bienvenidos a la transformación de Ricky Sánchez, quien luego de 10 semanas de entrenamiento intenso bajo la tutela de Bill Burgos -jefe entrenador de los Magic de Orlando- tuvo ayer su primera práctica del año en Puerto Rico con los Cangrejeros de Santurce, en la cancha bajo techo de Trujillo Alto.

“Me siento superbién. Bajé 25 libras y estoy en mi mejor condición de mi vida”, dijo Sánchez, quien tomó su decisión de entrenar luego que fuera licenciado por los Halcones Rojos de Veracruz en la liga de México durante el mes de noviembre.

“Creo que Ricky tocó fondo cuando lo dieron de baja en México. Tuvo que hacer un autoanálisis de su carrera y ver que si no trabajaba su cuerpo, su situación no iba a mejorar. Lo importante es que fue sabio, hizo el ajuste, trabajó y ahora eso le va a empezar a rendir frutos si sigue ese camino”, opinó su dirigente, Rolando Hourruitiner.

Sánchez estuvo entrenando con Burgos en Orlando desde el 1 de diciembre a razón de cinco horas al día, seis veces por semana, en una rutina que incluía pista, yoga, boxeo, Pilates, pesas y prácticas de tiro en la cancha.

“Me levantaba a las 5:00 a.m. para entrenar y hacíamos de todo. Pero lo esencial fue el inicio, donde trabajamos mucho fondo para botar la grasa y crear resistencia cardiovascular y muscular. Honestamente, esas primeras semanas creía que me iba a morir (se ríe)”, confesó Sánchez a Primera Hora.

“Antes no pensaba que el acondicionamiento físico jugaba un papel tan importante. Por eso, tan pronto se acabe la temporada, arranco de regreso para Orlando a seguir entrenando con Bill. No voy a perder más tiempo. De hecho, yo quería seguir entrenando allá hasta marzo, pero Angelo (Medina) me llamó para comenzar a entrenar con los Cangrejeros”.

En términos de su trabajo con Burgos, Sánchez relató que el entrenador de NBA lo trabajó acorde con sus destrezas.

“Bill entendía que yo soy un jugador alto, pero ágil, y él siempre me trabajó bajo esa mentalidad. Buscó fortalecer, sobre todo, mis piernas y el área abdominal. Su intención no era ponerme como un fisiculturista y lento, sino darme tonificación muscular a la vez que aumentaba mi agilidad y velocidad”, dijo Sánchez.

“Ahora mismo soy otro Ricky y es hora de cosechar los frutos. Espero que con esta mejoría en condición pueda sacar el máximo de mis habilidades, sea como anotador, rebotero, pasador, lo que necesiten de mí. Quiero ser más agresivo, tener más iniciativa en ofensiva, poder ayudar a este equipo a otro nivel”.