Algo cambió en la Selección Nacional de Baloncesto, y las nuevas maneras ya  comenzaron a rendir frutos con el pase a la segunda ronda de la Copa del Mundo de la FIBA China 2019.

Sin figuras estelares como José Juan Barea o Carlos Arroyo, sin hombres altos y luego de que jugadores rechazaran unirse al equipo, el equipo boricua, a fuerza de puro corazón la Selección  ha sacado dos triunfos en China que le han colocado en la segunda ronda del evento, algo que no sucedía desde el Mundial Indianápolis 2002,  cuando jugaban figuras como Piculín Ortiz, Jerome Mincy, Carlos Arroyo y Larry Ayuso, entre otros en el equipo.

“(Eddie) Casiano y su grupo tienen mucho crédito por ir a un mundial con el personal que tiene. Es parte de ese logro. Tuvieron que hacer de tripas corazón, y sin tener jugadores grandes han batallado”, dijo el exjugador y exdirigente nacional, Raymond Dalmau.

“Los jugadores son los que ejecutan. Ellos son los que lo logran, pero el coaching staff y hasta el grupo administrativo ha hecho su trabajo. Es un equipo que nunca se dio por vencido estando en las situaciones que han estado, y nunca se quitaron. Eso tiene mucho que ver jugaron con el corazón y el deseo de ganar, y de demostrarle al mundo que en Puerto Rico se juega buen baloncesto independientemente de si hay nombres o no”, agregó.

 Según el exjugador y analista Javier Rolón, la mayoría del seleccionado nacional estaba en pañales cuando Puerto Rico logró el cuarto lugar en el Mundial  Argentina 1990, por lo que entiende que la motivación de este grupo tal vez sea el probarle a sus detractores que estaban equivocados.

“Son muchachos a los que no les importa si juegan dos o cuatro minutos y cuando entran, dan lo más que pueden. No se ven  egos, comparado con otras ediciones en las que se veían roces. Como este grupo yo no he visto ninguno  y no se quitan en ningún momento”, dijo Rolón.

“En ocasiones anteriores las cosas no le salían, empezaban a pelear con los árbitros, perdían el enfoque y dejaban de defender. Ahora yo no he visto eso. Creo que es una mezcla de coaching y de la actitud de los jugadores, que saben que algunos decían que no ganarían un juego y no pasarían de ronda”, finalizó Rolón.