Por décadas, el pueblo que Puerto Rico siempre tuvo la confianza en que, con José ‘Piculín’ Ortiz en la cancha, el Equipo Nacional de Baloncesto tenía opciones a la victoria.

Cual si fuera un cambio del destino, el astro del básquet boricua hoy mira desde la cancha a las gradas y agradece que en su momento más crítico de vida, fue el pueblo de Puerto Rico el que zumbó un tiro de tres para darle una victoria al Picu.

Han pasado ya dos semanas desde que Piculín salió de un estado de gravedad que vivió. El excentro del Equipo Nacional y miembro del Salón de la Fama del Baloncesto de la FIBA, candidato al Salón de la Fama del Baloncesto Naismith y miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño está claro que está vivo por la misericordia del Creador y la empatía de sus compatriotas.

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“La zumbaron de tres y me hicieron ganar este juego”, dice Ortiz en llamada telefónica con Primera Hora, haciendo referencia a todas las personas que fueron a donar sangre para ayudarle en el proceso que vivió.

Ortiz aún no tiene toda la claridad técnica para describir qué pasó.

“Nada tuvo que ver con la operación hasta donde yo entiendo. Fueron dos complicaciones, episodios bien fuerte. Sobre todo el segundo. Tuve un sangrado grande... estuve ido. Fue bien difícil... estuve malo”, dice sin soltar detalles de los episodios pues no quiere decir algo que no es.

Al usar la palabra ‘ido’, Ortiz fue preciso. Explicó que estuvo días completamente inconsciente. Aún no tiene recuerdos o detalles completos de lo que vivió durante 28 días en el hospital. Comprende un poco el impacto por como está ahora mismo.

El 31 de agosto de 2003, el legendario exjugador lideró la victoria de Puerto Rico para lograr la clasificación de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

“Estoy como cuando niño... parezco un potrito tratando de aprender a caminar... tambaleándome”, destaca sobre los efectos que estar postrado produce en los seres humanos.

Eso sí, Piculín ya al menos tiene la fuerza en su voz y su ánimo luce recuperado. Ya considera que está estable. Dice que está comiendo bien y está tomando terapias físicas en su casa y dando su caminaditas para ir fortaleciéndose.

“Es un proceso lento. Hay que vivirlo día a día. Estoy buscando salir del proceso de tantos días en cama. Levantarse después de tanto tiempo le da a uno mareos. Pero vamos ahí. Buscando tener calidad de vida”.

Ortiz apunta que a su entender, las complicaciones no tuvieron nada que ver con la cirugía en la que le cortaron una parte considerable del intestino. Explicó que en lo que se llevaron había masa tumoral.

José "Piculín" Ortiz junto a su esposa Sylvia  Ríos.
José "Piculín" Ortiz junto a su esposa Sylvia Ríos. (Captura / Instagram)

“Había tumor porque recurrió. Y ahora se supone que por protocolo, cuando me recupere, vuelva a tomar algunas quimios”, destaca Ortiz, de 61 años.

Tal como hacía cuando era un atleta de alto rendimiento, Ortiz ya está con la mentalidad de prepararse bien para dar la segunda tanda contra el proceso que hizo público el 22 de noviembre del 2023. Y como el jugador confiable que fue para los momentos difíciles, Piculín va pa’ encima con sus fanáticos.

“Las oraciones y la sangre de todos los puertorriqueños, y los que no son puertorriqueños pero que también aportaron, nos ayudaron a pasar el Niágara en bicicleta”, agrega trayendo con su pluralidad a la escena a su esposa Sylvia y demás familiares.

Ortiz está también súper agradecidos de todo el personal médico y de enfermería que ha trabajado su caso en el Hospital Ashford y así como el grupo médico PanOncology.

“En el hospital me trataron súper bien... me tienen aquí”, dice.

El proceso también ha provocado cambios en Piculín.

“Hay que vivir el diario; no estar enrocado en el pasado ni el futuro. Hay que ser más solidarios y empáticos, como la gente que me han ayudado. Y de verdad hay que buscar de Dios y estar cónsonos con la vida que nos merecemos y queremos vivir. Tuve dos vivencias tan fuertes que posteriormente estaré preparado para poder compartir. San Antonio me dio una pata para que volviera para acá”, agregó, usando esa frase final jocosamente pero dando al parecer a entender que vivió experiencias reales muy cercanas con la muerte.

Al momento, Ortiz vive con una ileostomía, también conocido como una colostomía. En un proceso mediante el cual una parte de su intestino es conectado a una bolsa adherida a la piel del estómago para poder manejar por ahí sus desechos. En tres meses, si todo marcha bien, pudiera considerarse que sus intestinos sean reconectados.

En tanto, Ortiz sabe qué va a hacer y se lo recomienda a usted también.

“Primero, no cuestionar lo que vivo. Y así le digo a la gente... que vivan; que busquen los amaneceres; las cosas tranquilas que nos ofrece la vida misma. A vivir calidad de vida, cónsona con la palabra y ha ser empático”, dijo Ortiz.