Piculín Ortiz estuvo al borde de la muerte: “Fue bien difícil... estuve malo”
El exjugador habla con Primera Hora de la crisis médica que vivió y de cómo se está levantando gracias a la ayuda del pueblo de Puerto Rico.

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Por décadas, el pueblo de Puerto Rico siempre tuvo la confianza de que, con José ‘Piculín’ Ortiz en la cancha, el Equipo Nacional de Baloncesto tenía opciones de victoria.
Como si fuera un giro del destino, el astro del básquet boricua hoy mira desde la cancha hacia las gradas y agradece que, en el momento más crítico de su vida, fue el pueblo de Puerto Rico quien encestó un tiro de tres para darle la victoria a “Picu”.
Han pasado ya dos semanas desde que Piculín salió de un estado de gravedad. El excentro del Equipo Nacional, miembro del Salón de la Fama del Baloncesto de la FIBA, candidato al Salón de la Fama del Baloncesto Naismith y miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño, tiene claro que está vivo gracias a la misericordia del Creador y la empatía de sus compatriotas.
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“La zumbaron de tres y me hicieron ganar este juego”, dice Ortiz en una llamada telefónica con Primera Hora, haciendo referencia a todas las personas que donaron sangre para ayudarlo en el proceso que vivió.
Ortiz aún no tiene total claridad técnica para describir lo que sucedió.
“Nada tuvo que ver con la operación, hasta donde yo entiendo. Fueron dos complicaciones, episodios bien fuertes, sobre todo el segundo. Tuve un sangrado grande... estuve ido. Fue bien difícil... estuve muy mal”, dice sin dar más detalles de los episodios, pues no quiere decir algo incorrecto.
Al usar la palabra ‘ido’, Ortiz fue preciso. Explicó que estuvo días completamente inconsciente. Aún no tiene recuerdos ni detalles completos de lo que vivió durante los 28 días que estuvo en el hospital. Solo comprende un poco el impacto por cómo se siente ahora mismo.
“Estoy como cuando era niño... parezco un potrillo tratando de aprender a caminar... tambaleándome”, destaca sobre los efectos de haber estado postrado tanto tiempo.
Eso sí, Piculín al menos ya tiene fuerza en su voz y su ánimo luce recuperado. Considera que está estable, dice que está comiendo bien y recibiendo terapias físicas en su casa, además de dar pequeñas caminatas para ir fortaleciéndose.
“Es un proceso lento. Hay que vivirlo día a día. Estoy tratando de recuperarme de tantos días en cama. Levantarse después de tanto tiempo da mareos. Pero ahí vamos, buscando tener calidad de vida”.
Ortiz señala que, según su entender, las complicaciones no tuvieron relación con la cirugía en la que le extirparon una parte considerable del intestino. Explicó que en lo que le removieron había masa tumoral.

“Había un tumor porque recurrió. Y ahora, según el protocolo, cuando me recupere, tendré que volver a tomar algunas sesiones de quimioterapia”, destaca Ortiz, de 61 años.
Tal como lo hacía cuando era un atleta de alto rendimiento, Ortiz ya tiene la mentalidad de prepararse bien para enfrentar la segunda fase del proceso que hizo público el 22 de noviembre de 2023. Y como el jugador confiable que fue en los momentos difíciles, Piculín va pa’ encima con el apoyo de sus fanáticos.
“Las oraciones y la sangre de todos los puertorriqueños, y de los que no son puertorriqueños pero también aportaron, nos ayudaron a pasar el Niágara en bicicleta”, agrega, incluyendo en su mensaje a su esposa Sylvia y a los demás miembros de su familia.
Ortiz también está profundamente agradecido con todo el personal médico y de enfermería que ha trabajado en su caso en el Hospital Ashford, así como con el equipo médico de PanOncology.
“En el hospital me trataron súper bien... gracias a ellos estoy aquí”, dice.
El proceso también ha provocado cambios en su manera de ver la vida.
“Hay que vivir el presente, no estar anclado en el pasado ni el futuro. Hay que ser más solidarios y empáticos, como lo ha sido la gente que me ha ayudado. Y, de verdad, hay que buscar de Dios y vivir la vida que nos merecemos y queremos. Tuve dos experiencias tan fuertes que, cuando esté preparado, las compartiré. San Antonio me dio una patada para que volviera para acá”, agregó, usando esta frase con humor, pero insinuando que vivió experiencias muy cercanas a la muerte.
Por el momento, Ortiz vive con una ileostomía, también conocida como colostomía, un procedimiento mediante el cual una parte de su intestino está conectada a una bolsa adherida a la piel del abdomen para eliminar sus desechos. En tres meses, si todo marcha bien, podría evaluarse la posibilidad de reconectar sus intestinos.
Mientras tanto, Ortiz sabe qué hacer y lo recomienda a los demás.
“Primero, no cuestionar lo que nos toca vivir. Y le digo a la gente: vivan; busquen los amaneceres, disfruten las cosas simples que nos ofrece la vida. Vivamos con calidad de vida, en armonía con la palabra y siendo empáticos”, concluye Ortiz.