"No tengo nada que celebrar en el Día de las Madres"
Gloria Sharoc, madre del excanastero nacional Angelo Cruz, aún no encuentra consuelo ante la desaparición de su hijo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Desde que Gloria Sharoc se enteró que su hijo, el baloncelista exmiembro del Equipo Nacional de Puerto Rico Ángelo Cruz desapareció sin dejar rastro, no ha habido un día en que se pregunte con pesar qué pudo haber pasado con él.
El no saber qué ha sido de su suerte; si está vivo, si falleció, si sufrió o si aún sufre, le ha carcomido el alma por casi 21 años. Durante este periodo de tiempo, no ha parado de buscar y de preguntar.
Tampoco ha dejado de llorar y de pedirle a Dios que le permita conocer la suerte de su hijo mayor, quien fue, desde finales de la década del 1970 y durante la del 1980, uno de los más excitantes jugadores de la Liga de Baloncesto Superior de Puerto Rico (hoy el Baloncesto Superior Nacional) y de la Selección Nacional boricua.
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Cruz, un veloz armador al que apodaban el ‘Pequeño Gigante’ porque con sus 5’9” de estatura no temía atacar la defensa de rivales más altos, está desaparecido desde 1997. Gestiones realizadas durante ya más de dos décadas para conocer su paradero de quien fuera tan famoso en su tiempo como lo son hoy Carlos Arroyo y José Juan Barea, no han arrojado noticias positivas ni negativas, aunque el que no surja ninguna información en sí es algo sumamente negativo.
Según recordó Sharoc, apellido que heredó de su actual esposo y que utiliza en lugar del suyo de soltera –Rosario–, Angelo, quien fue uno de los pilares de los Indios de Canóvanas en la década del 1980, salió a buscar hielo una noche para su hijo, el actual armador de los Cariduros de Fajardo, Alvin Cruz, quien se había torcido un pie en una práctica, y jamás regresó.
“A mí no me dijeron enseguida (sobre la desaparición)”, compartió la mujer durante una reciente entrevista telefónica salpicada de lágrimas y sollozos. “Él me llamaba todas las semanas, y cuando yo no oí nada, quise averiguar”, agregó Sharoc con la voz quebrada.
Ante su insistencia por saber porqué su hijo no la llamaba, Annie Torres, la mamá de Alvin y exesposa del jugador, le dijo que no sabían de él.
Ahí comenzó una búsqueda que no ha cesado.
“Yo fui a Puerto Rico varias veces. Me acompañó mi hija”, dijo Sharoc.
También trató de hacer averiguaciones con la Policía y con compañeros de equipos. Buscaron en cárceles y hospitales, y auscultaron la posibilidad de que se hubiera puesto el apellido Rosario. Pero nada dio resultado. Todavía no lo da.
Pide a Dios saber qué pasó con su nene antes de morir
Hoy en día, la trabajadora social retirada que el próximo año cumplirá 80, solo le pide a Dios que le deje saber “qué pasó con mi nene antes de que yo me muera. También le pido a Dios que no haya dejado sufrir a mi hijo, si fue que alguien le hizo algún daño”.
En esa espera, Sharoc admite que todos los recuerdos que tiene de su estelar hijo pesan. Incluso dijo que todavía guarda todos los recuerdos que tiene de Ángelo: desde la ropa que usó de bebé, hasta recortes de periódico que él le enviaba.
Asimismo, compartió que si pudiera verlo una vez más, seguramente se quedaría muda de la emoción y le perdonaría cualquier cosa que haya hecho.
Por último, confesó que lo llora todos los días, particularmente los 20 de septiembre, cuando se celebra el cumpleaños del canastero, y en efemérides como el Día de las Madres.
“Yo no tengo nada que celebrar en el Día de las Madres”, dijo ahogada en llanto. “Yo no tengo que celebrar nada en mi vida, y en los días de su cumpleaños, no quisiera ni despertar”, agregó con un hilo de voz para luego pedir perdón por el llanto profundo.
Pero a la verdad, no hay nada que disculpar…