En su momento cumbre como entrenador, al ser presentado como nuevo dirigente del Equipo Nacional de Baloncesto el pasado lunes, Nelson Colón tenía muy claro a quién debía dar las gracias por el momento que vivía. Y más allá de agradecer a las personas que le están dando la oportunidad estaban su señora madre, el vecino que le prestaba un canasto donde quemar fiebre cuando niño y Dios.

Con voz entrecortada por la emoción, Colón celebró el tener la oportunidad de aceptar el llamado en presencia de su progenitora, Rosalina Santiago, quien llegó en compañía de uno de los hermanos de Colón. Allí el también piloto de los Vaqueros dijo que el momento era especial porque su madre siempre le dijo que vivía gracias a un milagro, y eso no podía obviarse en ese momento.

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Y es que para llegar al puesto al que ha sido nombrado, primero hay que tener vida y haberla vivido bien. En el caso de Colón, Dios le ha concedido más de un milagro para llegar.

“A los 20 días de nacido tuve una enfermedad que me dejó hospitalizado en intensivo por más de 30 días. Fue bacteria de salmonella. Por ahí comienza el milagro que cuenta mi madre”, dijo Colón a preguntas de Primera Hora.

“Luego viene el proceso de un desarrollo a través del sistema de escuela público donde enfrenté muchos ambientes y situaciones complicadas, difíciles. Proceso donde aprendí a sobrevivir. Tuve muchos amigos que se perdieron, otros que murieron. Pero también tuve un grupo de amigos que salimos adelante”.

Nelson Colón es autodidacta como entrenador.
Nelson Colón es autodidacta como entrenador. (teresa.canino@gfrmedia.com)

Haber salido adelante no significa que no tuvo sus años de rebeldía. Día a día era fuerte la influencia de otros jóvenes que optaban por otros rumbos. Pero por suerte para él, el baloncesto fue un instrumento que le ayudó a nivelar sus metas.

“Mi vecino Javier tenía un canasto frente a la casa donde aprendí a tirar y jugar desde los 5-6 años. Hoy en día él está celebrando en grande este nombramiento”, apunta Colón.

Yo no llegué. Era difícil llegar. No habían muchas oportunidades y yo tal vez no era el jugador atlético. Sí era un buen jugador defensivo, de mucho ‘IQ’ que sacrificaba el cuerpo haciendo lo que hay que hacer en un juego que no va a estadísticas

-Nelson Colón

Como miles de jóvenes del país, el graduado de la Ponce High en el 1996 también jugó baloncesto y fue parte del Club de Baloncesto Ponce Leones, con los que ganó campeonatos como jugador en mini, biddy, pre-novicios, novicios, juvenil y Sub 21. Del grupo llegaron al BSN talentos como Orlando Meléndez, Freddie Martínez y Alex Colón.

“Yo no llegué. Era difícil llegar. No habían muchas oportunidades y yo tal vez no era el jugador atlético. Sí era un buen jugador defensivo, de mucho ‘IQ’ que sacrificaba el cuerpo haciendo lo que hay que hacer en un juego que no va a estadísticas”, precisó Colón.

Pero Colón amaba el baloncesto a otro nivel y ya desde los 13 años había comenzado a dirigir a nivel mini enseñando las cosas que había aprendido y estaba aprendiendo como jugador.

“Como entrenador me formé más bien por mi cuenta. Enseñando lo que aprendía como jugador. Y luego autoeducándome. Comprando revistas y vídeos para aprender. Como tal no tuve un mentor que me guiará por este proceso. Más bien fue aprender en las oportunidades que tuve. Como cuando estaba ya en San Germán (con los Atléticos) y vinieron a dirigir Flor Meléndez y Ray Amalbert. Fueron por decirlo así unas universidades él verlos entrenar y trabajar con ellos”, apuntó Colón.

Nelson Colón comparte foto con un hermano, su madre y el gerente general del Equipo Nacional, Carlos Arroyo.
Nelson Colón comparte foto con un hermano, su madre y el gerente general del Equipo Nacional, Carlos Arroyo. (teresa.canino@gfrmedia.com)

Su crecimiento en el deporte, a través del tiempo, ha seguido siendo alcanzado por su automotivación y por la continua búsqueda de cómo aprender más. Anualmente busca ir a campamentos de entrenadores respetados para pulir aún más lo que ya sabe o para aprender más. Cuenta que asistió a tres campamentos de los Mavericks de Dallas con Rick Carlisle, a otros de los equipos Thunder de Oklahoma City y el Magic de Orlando, y a campamentos del reputado entrenador de Duke, Mike Krzyzewski.

“Hoy en día sigo buscando cómo aprender más. Ahora con la era de la internet es más fácil”, relata.

Una sola pena encuentra Colón en el proceso de su nombramiento. Ausente para vivir la emoción está su padre. Murió de un ataque al corazón cuando Colón tenía unos 24 años.

“Lo extraño todos los días. Mis padres disolvieron su matrimonio más o menos cuando yo tenía ocho años, pero él nunca dejó de ser un padre presente. Mi padre fue muy importante en mi vida”.