NBA trabaja con la salud mental de los jugadores
Además del reto que imponen la posibilidad de contagios por COVID-19 y las lesiones tras meses de inacción, a los equipos les preocupa cómo manejarán el encierro por tres meses.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Nueva Orleáns. Jrue Holiday espera que el básquetbol sea la parte fácil.
El base de los Pelicans estará viviendo en la “burbuja” de la NBA, cerca de Orlando, Florida, donde concurrirán 22 equipos de la liga este mes para reanudar la campaña interrumpida por el coronavirus.
Lauren, la esposa de Holiday, está a la espera del que será el segundo hijo de la pareja en un momento en que buena parte de la sociedad ha paralizado sus actividades por la pandemia.
El veterano jugador de Nueva Orleáns podría estar lejos de casa durante más de un mes.
En tanto, Ja Morant, novato de Memphis, espera perderse el primer cumpleaños de su hija el mes próximo. Gordon Hayward podría dejar el equipo en septiembre, cuando nazca su cuarto hijo. Y jugadores como Bradley Beal de Washington y Damian Lillard de Portland se preguntan la reacción que provocarán las severas restricciones de la NBA sobre el desplazamiento de los jugadores.
Éstos son sólo algunos ejemplos de por qué la NBA, sus equipos y el sindicato de jugadores están ofreciendo herramientas y ayuda para procurar la salud y el bienestar emocional de los jugadores desde ahora y durante su permanencia en el complejo Wide World of Sports de Disney.
“Esto va a dejar a los chicos con mucho tiempo para sí mismos. Los retos con las familias, los recién nacidos o cualquier cosa que pase en sus vidas personales se magnificarán, porque ellos van a estar en espacios confinados durante largos periodos”, vaticinó William Parham, profesor de psicología de Loyola Marymount y director del programa de salud mental de la NBA. “No hay forma de eludir esto, así que esperaría algo más de ansiedad, tensión e incapacidad para descansar”.
No habrá público en Disney. Se impondrán restricciones sobre los lugares a los que podrán acudir los jugadores. Distintas reglas separarán a las familias al menos hasta la segunda ronda de los playoffs.
Todo ello tiene la esperanza de limitar la exposición al padecimiento COVID-19 dentro de la burbuja.
Incluso en circunstancias normales, Holiday considera que el tiempo con su familia es un respiro necesario. La vida en Disney complicará esa posibilidad.
“Es una de las partes a las que tendrán que adaptarse los chicos en el aspecto mental. Estoy acostumbrado a ir a casa y relajarme”, dijo Holiday. “Hago mi mejor esfuerzo para no llevarme el trabajo conmigo, de modo que pueda relajarme con mi esposa, mi perro y mi hija... Pienso que esto va a ser un reto, especialmente después de siete o 10 días”.
Beal coincide. Advierte que vivir en la burbuja será todo, menos “un paseo en el parque”.
“Simplemente no podemos marcharnos. No podemos ordenar la comida que queramos. No podemos realizar las actividades que queramos. No podemos ir a las habitaciones de nuestros compañeros”, lamentó. “Vamos a estar restringidos y no podemos hacer las cosas que estamos acostumbrados a hacer”.
El programa de salud y bienestar mental de los Pelicans es encabezado por la psicóloga del equipo Jenna Rosen. El gerente general David Griffin, ha dicho que este programa es “crítico”.
“No hay que engañarnos. Esta situación de la cuarentena va a ser muy difícil”, dijo Griffin. “Trabajaremos el entrenamiento de la mente con Jenna prácticamente todos los días... Va a ser importante ver quién puede mantenerse con la mejor mentalidad, sinceramente”.
La salud mental ha sido prioritaria para la NBA y el sindicato de jugadores, especialmente después de que Kevin Love de Cleveland y DeMar DeRozan de San Antonio, compartieron las luchas internas que libraban.
DeRozan sabe que la situación no será sencilla en Disney.
“Será duro”, comentó. “Se están llevando a chicos que han estado con sus familias cada día durante los últimos meses y, de pronto, separan a todos para llevarlos a este espacio confinado, quitándoles muchas de las cosas divertidas que hacemos además del basquetbol”.
Giannis Antetokounmpo, alero de Milwaukee y de la selección de Grecia, dijo que estar fuera por tres semanas durante los torneos internacionales ha sido desafiante. Este viaje a Disney podría durar tres meses si los Bucks llegan a la final de la NBA.
“No ser capaz de ver a tu familia, estar ahí por tres meses, jugando partidos sin público, va a requerir de mucha mentalidad”, recalcó Antetokounmpo. “Tendremos que presionarnos a nosotros mismos para salir de esto”.
Daniel Medina, jefe de atención y desempeño atlético de los Wizards, dijo que algunos jugadores están preocupados por la posibilidad de que una temporada interrumpida los haga más propensos a las lesiones, que podrían alterar las carreras de deportistas cuyos contratos están por expirar. Algunos jugadores han preferido ausentarse, el caso más notable es el de Victor Oladipo, de Indiana.
Parham, quien ayudó a lanzar el programa de salud mental en el sindicato en 2018, espera que más jugadores manejen de buena manera la reanudación. Destacó que, después de tres meses de aislamiento relativo en casa, estarán ansiosos de satisfacer su apetito por competir.
Sin embargo, la índole sin precedentes de la burbuja, en medio de una pandemia a la que se atribuye ya medio millón de muertes en todo el mundo, planteará desafíos. Otro problema, según Parham, será que la reanudación coincide con la turbulencia política y social provocada por la muerte de George Floyd, un hombre de raza negra, bajo custodia de policías blancos.
“Antes del COVID y antes de estas protestas por la justicia social, había suficientes distracciones diarias para que la gente no pensara realmente en sus cosas. Estaban como en piloto automático”, consideró Parham. “Ya saben lo que se dice: Una persona nunca verá su reflejo en el agua que corre. Es sólo cuando ésta se estanca que la imagen comienza a reflejarse”.