Mike Scott deja su huella “gigante” en Carolina
El importado se ha convertido en pieza fundamental de la exitosa temporada del quinteto.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La huella que el refuerzo Mike Scott está dejando en Carolina es tal que hasta podrían considerar un arte en su honor en el Paseo de los Gigantes en su avenida Monserrate, en donde esta inmortalizados los grandes de esa ciudad.
Su desempeño en el quinteto carolinense ha lucido a la altura de otros importados que también han marcado una época en la isla, como fueron Mike Harris en Ponce o Marcus Fizer en Arecibo, entre otros tantos a los que los panameños Rolando Frazer y Mario Butler abrieron puertas aquí.
Sin dudas, el delantero de los Gigantes de Carolina ha sido una pieza clave en el avance de su equipo por la postemporada ante equipos favorecidos como Quebradillas y Guaynabo.
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También comenzó la serie final ante el también favorecido Bayamón con una actuación de 35 puntos y 12 rebotes.
Su dirigente Carlos González lo señala sin titubeos, y sin olvidar a los jugadores alrededor de éste, cuando se le pregunta por la clave del equipo en el inicio de la serie final.
“La clave es un chamaquito ahí que se llama Mike Scott”, responde.
🙌 El MVP Seguros Múltiples en la victoria de @BSNCarolina 🔥 Mike Scott 👏 #LaLigaMásDuraDelCaribe pic.twitter.com/pWO8Wh0MP4
— Baloncesto Superior Nacional 🏀🇵🇷 (@bsnpr) July 19, 2023
El ‘chamaquito’ tiene 35 años y 10 temporadas de experiencia en la NBA con los equipos de Atlanta, Washington, Los Ángeles (Clippers) y Filadelfia. También ha quemado tenis en la liga profesional de Francia, en donde jugaba este año previo a unirse a la escuadra carolinense.
El hombre está entregado a la causa de los Gigantes, que buscan su primer campeonato en su historia. Lo ha demostrado con sus estadísticas y también con su comportamiento en cancha.
En el primer juego de la final en Bayamón, Scott perdió un balón en las postrimerías del partido y su expresión de frustración mientras caminaba hacia el banco lo decía todo. Hasta sacó del medio a un compañero de equipo que lo fue a apoyar.
Minutos después, en el tiempo extra del juego, Scott metió un triple que le dio la ventaja definitiva a su equipo. Enmendó su error inmediatamente y puso a Carolina a gozar.
“Siempre trato de ayudar a mi equipo. Las cosas no siempre me van a salir bien. Tengo que ser mejor”, dijo.
Tiene dos partidos corridos de 30 puntos o más en la postemporada y el jueves en Carolina buscaba poner junto al equipo en una mejor posición para llegar al anhelado campeonato.
Sus dos juegos de 30 puntos han sido ambos en la carretera, pero en su cancha, en el coliseo Guillermo Angulo, también ha tenido grandes partidos, algunos hasta de 40 minutos, como el sexto juego de la semifinal ante Guaynabo.
Pero no le hablen de ser una estrella de Carolina.
“No quiero ser una estrella. Pero se siente bien. El apoyo de la gente ha sido increíble. Todo lo que he buscado hacer es no defraudar al equipo, ayudarlo en todo lo posible. Y creo que, hasta ahora, las cosas van bien”, sentenció.