Mayo busca acoplarse a la liga
El baloncelista llegó a las filas de los Atléticos con la intención de volvera entrar en ritmo antes de buscarotro intento en la NBA.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
PUBLICIDAD
LA PRIMERA vez que O. J. Mayo entró al Coliseo Arquelio Torres sabía que estaba parado en un lugar especial. De inmediato miró al techo de la estructura y vio colgando los 14 banderines que recuerdan los títulos que el llamado “Monstruo Anaranjado” ha recopilado en el Baloncesto Superior Nacional, desde el primero en 1932 hasta el último, en 1997.
Y todavía, cada vez que pisa el tabloncillo, no pude dejar de admirar la grandeza de la historia de esta franquicia. “¡Esta es la tierra donde nació el baloncesto en Puerto Rico! ¡Aquí empezó todo!”, expresó con admiración.
“Vine a jugar baloncesto y me encuentro en una ciudad con una gran historia y con ganas de ganar otro campeonato. Así que es el lugar perfecto para poder jugar frente a una fanaticada como esta”, agregó.
Mayo llegó a las filas de los Atléticos de San Germán como refuerzo con la intención de volver a entrar en ritmo antes de buscar un nuevo intento por regresar a la NBA. El canastero, de 30 años, fue seleccionado por los Timberwolves de Minnesota en el sorteo de novatos del 2008 pero luego fue cambiado a los Grizzlies de Memphis, con quienes jugó por tres temporadas.
Además, vio acción con los Mavericks de Dallas y los Bucks de Milwaukee.
Sin embargo, en el 2016, fue suspendido de la NBA por no cumplir con el programa antidrogas de la Liga. Ya en el 2011 había sido suspendido 10 partidos por arrojar positivo en una proba de esteroides.
Dos años después, intenta llamar la atención de alguna organización de la NBA que le permita probar suerte otra vez.
“Puerto Rico me debe ayudar grandemente. Llevo dos años que no juego y luego de la lesión que sufrí el año pasado en un tobillo, necesito volver a entrar en condición, recuperar la confianza en mis movimientos y creo que aquí lo voy a lograr”, sostuvo Mayo, quien se hospeda en Cabo Rojo.
“Antes de venir aquí, ya conocía a Carlos Arroyo y a José Juan Barea y sé lo competitivos que son. Ahora entiendo por qué. En Puerto Rico hay mucha competencia. ¡Me encanta!”, agregó.
Por lo pronto, el estadounidense intenta acoplarse a la liga local, la cual encontró muy competitiva y también a la vida cotidiana en el Oeste de la Isla.
¡Ha sido una experiencia increíble! San Germán es el tipo de pueblo que más disfruto”, manifestó el escolta de 6’4’’ de estatura.