El mundo del deporte cambió significativamente el 7 de noviembre de 1991, cuando Earvin “Magic” Johnson, uno de los mejores baloncelistas de su generación y de todos los tiempos, anunció que se retiraba de los tabloncillos debido a que resultó ser VIH positivo.

Con una calma impresionante, la leyenda de los Lakers de Los Ángeles informó de su padecimiento esa tarde de noviembre y explicó que una de las razones para hacer pública su enfermedad era motivar a los jugadores para que se hicieran la prueba que detecta el virus.

“Debido al VIH que he contraído, tendré que retirarme de los Lakers. Antes que nada, quiero aclarar que no tengo la enfermedad del sida”, fueron las primeras palabras de Johnson tan pronto saludó a los presentes.

“Mi esposa está bien, es VIH negativo. Yo planifico continuar y vivir por un largo tiempo. Supongo que disfrutaré otros aspectos de la vida”, continuó diciendo.

En unas declaraciones que podrían resultar insólitas para muchos, Magic culminó la conferencia de prensa diciendo: “Voy a vencerlo (el VIH) y voy a divertirme”.

Curiosamente, Johnson se hizo la prueba debido a una póliza de un seguro de vida, y no por los exámenes rutinarios de la NBA, como él mismo explicó en esa conferencia de prensa.

En esos años, no se conocía mucho de la enfermedad, mucha gente no sabía distinguir entre el VIH y desarrollar sida, se estigmatizaba como una enfermedad que sólo padecían los homosexuales y los usuarios de drogas, y se pensaba que tener el virus era sinónimo de una pronta muerte.

Entonces, Magic Johnson se convirtió en la nueva cara de las posibilidades -tanto de contraer el virus como de vivir con él- y los tentáculos de esta epidemia.

“A veces uno es algo ingenuo y cree que no te puede pasar nada, que esas cosas le pasa a otra gente”, dijo Johnson.

Desde el momento en que informó que era VIH positivo, el tres veces Jugador Más Valioso y cinco veces campeón de la NBA indicó que se dedicaría, y así lo ha hecho a través de su fundación, a realizar esfuerzos educativos y ser portavoz de la educación y prevención del VIH/sida.

En la NBA, como en otros deportes y empleos que cuentan con la protección de las leyes antidiscrimen, no se le puede negar la participación a un jugador por ser VIH positivo, siempre y cuando los médicos entiendan que cuenta con un estado físico suficientemente bueno como para competir al más alto nivel.

Su regreso a juego

A pesar de anunciar su retiro antes de la temporada 1991- 1992, Johnson fue elegido para participar en el Juego de Estrellas por los fanáticos. A pesar de que se encontró con el inconveniente de que varios jugadores, como Karl Malone y su entonces amigo Isiah Thomas, temían ser contagiados si se daban las circunstancias de heridas abiertas durante un partido, Johnson jugó en el clásico de estrellas y consiguió su segundo premio de Jugador Más Valioso en esa instancia tras llevar a la victoria a la Conferencia del Oeste y robarse el show con jugadas de uno contra uno y encestando canastos de tres puntos ante jugadores de la talla de Michael Jordan y Isiah Thomas.

Meses después, formó parte del legendario Dream Team que conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en el 1992, equipo en el que jugó con varias de las más grandes estrellas de todos los tiempos, como su otrora archirrival Larry Bird, Michael Jordan y Scottie Pippen, entre otros.

De modo que, el número 32 de los Lakers tenía planeado regresar a las canchas de la NBA para la temporada 1992-1993, pero al encontrarse nuevamente con resistencia por parte de jugadores, decidió permanecer en el retiro, indicando que lo hacía por razones personales.

El último capítulo de su carrera como baloncelista sucedió en la temporada 1995-1996, cuando participó en 32 partidos con los Lakers y hasta jugó en playoffs, cuando su equipo fue eliminado por los Rockets de Houston. Johnson explicó que quería terminar su carrera finalizando una temporada, a diferencia de su primer retiro en 1991.

Disfruta la vida

Veinte años después, Magic, a sus 51 años, cuenta con buena salud y sigue muy ligado al baloncesto como comentarista y como accionista de sus amados Lakers, además de ser un exitoso empresario. Sin duda alguna, Johnson es uno de los pacientes de VIH con “suerte”.

“Yo tuve la bendición de que la medicina que tomo realmente ha funcionado bien con mi cuerpo y mi estructura. No trabaja así para todo el mundo. Mucha gente no ha sido tan afortunada como yo”, dijo Johnson recientemente en un artículo publicado por el diario Newsweek.

Además de que su cuerpo ha respondido al tratamiento, no es menos cierto que Johnson contaba con los recursos económicos para cubrir los costosos tratamientos a los que se sometió con el doctor David Ho, quien había comenzado a experimentar con un coctel de medicamentos antirretrovirales que prevenían que los pacientes con el virus desarrollaran sida.

Johnson comenzó el tratamiento en 1994, un año y medio antes de que el nuevo régimen de medicinas fuera introducido en el público general.

“Como éramos los pioneros en esa terapia, pudimos incluir al señor Johnson temprano, y eso hizo una gran diferencia en su salud y en su bienestar en general”, indicó el doctor Ho a Newsweek.

Ho explicó que al principio, el tratamiento consistía en muchas pastillas que tenía que tomar varias veces al día, pero eso ha cambiado mucho, pues ahora el tratamiento consiste en pocas pastillas y con menos efectos secundarios.

Ahora, Magic sigue en la televisión hablando y debatiendo sobre el deporte que le dio gloria. Y, a pesar de que el proceso de aceptación y de los tratamientos fue difícil, aún puede disfrutar de la compañía de sus hijos y su pequeña nieta.