Los Trolleys de Santurce: 35 años transformando jóvenes
Es el único programa deportivo del área que trabaja las categorías prenovicio, novicio, juvenil, sub 20, sub 22 y sub 25.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Llegan a la cancha de la escuela Facundo Bueso para jugar baloncesto desde diferentes barrios de Santurce. La mayoría de ellos, proviene de hogares disfuncionales con grandes necesidades económicas. Otros, buscan canalizar a través del juego sus necesidades emocionales.
Para los jóvenes que integran el programa Los Trolleys de Santurce, el deporte es un refugio. En la cancha todo es posible. Allí se transforman.
Con el pasar de los años, Juan José Velázquez ha ido olvidando la cantidad exacta de personas que ha rescatado a través del baloncesto. Hoy asegura que la cifra no es importante, pues su meta siempre ha sido que los jóvenes encuentren en el programa deportivo que dirige un oasis perfecto.
Consiente de las necesidades que tenía el sector, Velázquez comenzó Los Trolleys de Santurce hace 35 años, luego de culminar sus estudios universitarios.
“Quise contribuir para devolverle algo a la comunidad donde me formé. Por eso aquí hay muchachos de Villa Palmeras, de Lloréns Torres, del sector la Playita, de la Calle Loíza, del barrio Shanghai y de la Parada 25”, comentó.
Velázquez, quien es contador retirado y director de la Liga Intermedia de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico, explicó que fue un joven privilegiado, ya que durante su infancia tuvo oportunidades educativas gracias al esfuerzo de sus padres.
“Yo veía a los muchachos que estaban en las calles en grupos y entendía que había una necesidad. Quise devolverle algo a los muchachos de mi comunidad. Entonces hice este programa de baloncesto precisamente para empujarlos a estudiar”, indicó.
Según Velázquez, más del 50 % de sus participantes logra culminar estudios universitarios. Incluso, aseguró que muchos de sus “hijos postizos” han sido becados primero por colegios privados y luego por universidades.
“Cuando voy a las universidades y veo estudiantes de los míos, para mí ese es el verdadero campeonato. Los trofeos se ponen mohosos. Yo lo que quiero es verlos estudiar”, comentó mientras añadió que una de las satisfacciones más grandes es que los participantes se formen como buenos ciudadanos.
Velázquez confesó que su anhelo siempre ha sido salvarlos a todos de las tentaciones de la calle. Sin embargo, reconoce que es una meta cuesta arriba. A pesar de que a través de los años algunos de los participantes se han descarrilado, aseguró el baloncesto es la herramienta perfecta para brindarles seguridad y ofrecerles alternativas de vida.
“Quiero que ellos vean la bola de baloncesto y sepan que a través de ella tienen futuro. Que no estén en la esquina en el ocio, La cancha es el futuro. La bola de baloncesto dice colegio y universidad”, explicó.
Actualmente, Los Trolleys de Santurce es el único programa deportivo del área que trabaja las categorías prenovicio, novicio, juvenil, sub 20, sub 22 y sub 25. Todos los años, recibe jóvenes desde los 13 años de edad. Los atletas tienen la oportunidad de seguir desarrollándose hasta cumplidos sus 26 años.
Los integrantes están activos en ligas a nivel isla y participan en torneos nacionales y en clubes dentro de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico.
Gracias a que la participación en el programa ha ido incrementando, Velázquez cuenta con el trabajo gratuito de los voluntarios Luis Arturo Álvarez, Juan José Velázquez Jr., Jorge Texidor, Gerald Clemente y Jonathan Ramos, quienes se encargan diariamente de rotarse para dirigir las prácticas.
Según el egresado del programa y ahora voluntario, Jonathan Ramos, la mayoría de los participantes proviene de ambientes hostiles. Ramos explicó que el baloncesto los ayuda a tener disciplina y estructura.
“Papo es un coach exigente. Aquí hay un régimen casi militar, pero gracias a eso los muchachos son lo que son. Sus exigencias los ha llevado al límite. La mayoría de ellos viven como pueden, con lo poco que tienen”, señaló.
Ramos aseguró que en las pasadas tres décadas, Velázquez ha invertido alrededor de $350,000 en uniformes, franquicias, comidas y transportación.
En el pasado, Velázquez ha tratado de conseguir auspicios y ayudas para continuar su programa deportivo. Según él, siempre ha encontrado las puertas cerradas, tanto en la empresa privada como en el gobierno.
Confesó que mantener viva su iniciativa es una misión cuesta arriba, ya que la subsidia con “los bolsillos de su pantalón”, pero aseguró que lo continuará haciendo porque sus participantes son “lo mejor que le ha pasado”.
“El que ama el baloncesto, amará lo demás. Será un buen papá, un buen estudiante, un buen hijo y empleado. Todo colinda. Esto es como un juego de dominó. Tumbas una ficha y se van todas. Lo mejor de esto, son ellos”, concluyó.