Caguas. Cuando los Criollos de Caguas volvieron esta temporada al Baloncesto Superior Nacional (BSN), eran considerados por muchos como uno de los peores equipos en la liga.

No era para menos, ya que venían de una desastrosa campaña en la que no pudieron clasificar a la postemporada y terminaron el año con un récord de 14-22 mientras vestían los colores de los Grises de Humacao. Aquellos alicaídos Grises desaparecieron y revivió la plaza de Caguas con la compraventa por parte del millonario Ric Elías.

Con el regreso del BSN al Valle del Turabo después de casi dos décadas, la franquicia tenía como meta clasificar a la postemporada. Esa meta la tacharon a principios de este mes al adueñarse de la tercera posición de la Sección B (19-15), y se toparon en los cuartos de final con unos aguerridos Santeros de Aguada, que extendieron la serie al máximo de siete juegos.

Aun así, los Criollos demostraron que su desempeño en la fase regular no fue casualidad, y superaron el jueves su primer gran reto al vencer por 67-56 a los Santeros en el Coliseo Roger Mendoza, de Caguas.

“Es un momento bien bonito en la historia del básquetbol porque no podemos olvidarnos que, cuando empezamos la temporada, nos clasificaron 12. Entonces, eso sigue estando ahí y te brinda un reto y motivación adicional. De momento sentirnos que en esta serie, supuestamente, éramos el favorito, pues era algo difícil de digerir… Te juega con tu mente, pero crea mucha satisfacción”, dijo el dirigente de los Criollos, Wilhelmus Caanen, a Primera Hora luego del triunfo sobre Aguada.

Justamente cuando finalizó el partido, Caanen, quien regresó a sus primeras semifinales desde el 2022, estaba visiblemente emocionado con el resultado tras una larga campaña llena de altibajos. Para el experimentado entrenador, la razón por la que Caguas se mantuvo a flote durante todo el torneo en una reñida sección y sobrevivió a los Santeros de Omar González, fue la unión e ideología que se estableció en el conjunto desde la primera práctica.

“(Han sido) fieles a la idea que les presentamos desde el día uno. Nosotros hemos estado predicando un colectivo, trabajar de una manera como si fuéramos una familia, que nos pudiéramos cuando las cosas estuvieran bien, pero más cuando las cosas estuvieran mal y no han fallado en eso”, manifestó el técnico.

A pesar de que el Valle del Turabo celebró el pase a las semifinales por todo lo alto, Caanen afirmó que el trabajo no termina aquí.

“Estamos celebrándolo porque somos humanos y una victoria como esta hay que celebrarla, pero también estamos conscientes de que esto no termina aquí. Quedan ocho juegos más y los vamos a tratar con el mismo respeto que los hemos tratado toda la temporada”, aseguró.

Ahora en las semifinales, los Criollos esperan al ganador de la serie entre Ponce y Guaynabo, que podría acabarse hoy, viernes, si los Leones salen victoriosos en el Auditorio Juan “Pachín” Vicens.

Y contra ambos rivales Caanen tiene historia, pues, además de ser ponceño, dirigió a los Leones por cuatro temporadas antes de dar el salto a Humacao en 2023. También tiene un vínculo con los Mets, ya que su dirigente José Juan Barea fungió el año pasado como gerente general de los Grises.

Pero sin importar el desenlace de la serie, Caanen sostuvo que la tomará como “otra serie más”.

“Ahí están mis amistades, mi familia, la administración son mis amigos, el coach (Carlos Rivera) jugó para mí, pero es mi amigo, Toñito (Colón) está ahí y es mi hermano. Si yo dejo que todo eso empiece a trabajar con mi mente, no podemos estar en este mundo, así que solo lo tomo de una forma táctica. Igual, Guaynabo tiene a Barea y yo tengo una admiración por José porque lo que hizo conmigo el año pasado en Humacao fue especial”, indicó.

“José no tenía que pasar los malos ratos que pasó el año pasado y se mantuvo ahí conmigo”, añadió.

De los Mets ganar esta noche, la serie se definirá el domingo en un séptimo juego en el Coliseo Mario “Quijote” Morales, de Guaynabo.