“Lo último que se pierde es la esperanza”
A los 25 años del último juego de Angelo Cruz con el Equipo Nacional, su familia sigue considerando un misterio su desaparición.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Nota del editor: Esta historia aparece aquí según fue publicada el martes, 18 de agosto, del 2015.
Un día como el 18 de agosto de 1990, el armador Angelo Cruz vistió por última vez el uniforme del Equipo Nacional de Baloncesto de Puerto Rico, durante el Mundial de la FIBA Argentina 1990.
Sin dudas, Cruz es uno de los jugadores más recordados por quienes seguían el baloncesto a finales de la década de 1970 y durante todos los años 80.
Con 5′9″ de estatura, el apodado “Pequeño Gigante” era un jugador veloz, con buen tiro a distancia y atrevido a la hora de penetrar al canasto y atacar la defensa de los rivales más altos.
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Por si fuera poco, Cruz era de esos jugadores que tienen el don de encestar el balón en momentos cruciales, como el canasto casi desde media cancha que obligó a un partido en tiempo extra entre sus Indios de Canóvanas y los Vaqueros de Bayamón, en la semifinal del Baloncesto Superior Nacional de 1983. Canóvanas terminó ganando el partido, la serie y, eventualmente, el campeonato nacional.
Igualmente, Cruz fue el responsable de la histórica victoria de la Selección boricua sobre la representación de la entonces Yugoslavia –que incluía en su plantilla a las eventuales leyendas Drazen Petrovic y Vlade Divac– en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. El fogoso armador anotó el canasto del triunfo, 74-72, cuando expiraba el tiempo de juego para derrotar al equipo ganador de la presea de plata.
Pero tristemente, Cruz lleva desde el 1997 desaparecido, sin que haya pistas de su paradero, y Primera Hora, con motivo del 25 aniversario de lo que fue su último juego con la Selección, contactó a varios familiares del excanastero para conocer si han surgido noticias nuevas sobre su desconocido paradero. Sin embargo, nada ha cambiado desde un reportaje publicado en 2009 en El Nuevo Día que dio a conocer públicamente los detalles de su desaparición.
“Todo sigue igual. En mayo se cumplen 18 años desde que desapareció, cuando fue a buscarle hielo a Alvin”, dijo Angeliz, hija de Angelo, en referencia a la última vez que su familia en Puerto Rico tuvo contacto con él.
Hace seis años, Alvin, quien siguió los pasos de su padre y ha tenido una buena carrera en el baloncesto puertorriqueño, contó en el mencionado reportaje que su padre había regresado a la casa cuando el joven Cruz inició su carrera profesional. Al llegar de una práctica, se había lastimado un tobillo y su padre salió a buscar hielo para Alvin, y nunca más volvieron a verlo ni a saber de él.
“Lo último fue cuando un muchacho que estuvo en un centro de rehabilitación nos trajo los documentos de él”, explicó Angeliz.
Por varios años después de salir de Puerto Rico “sin despedirse”, familiares y conocidos lo llegaron a ver en Nueva York, incluso deambulando debido a su problema de adicción a drogas, pero poco a poco nada más se supo. Las teorías y rumores sobre su posible paradero son innumerables. Debido a su problema con sustancias controladas, hay quienes creen que pudo ser asesinado “en la calle” por deudas o alguna otra razón, e incluso hay teorías que apuntan a que se convirtió en confidente de la policía y su desaparición se debe a que está en algún programa de protección de testigos. Pero todo eso no pasa de ser especulaciones y rumores, pues su familia lleva todos estos años buscando en cárceles, hospitales y morgues, y el resultado siempre ha sido el mismo, nadie sabe nada.
“Yo personalmente creo que él fue víctima de un crimen. Algo malo le pasó y hay gente encubriendo”, sentenció, por su parte, Noemí, hermana del ex canastero, en conversación telefónica desde Boston. “Es muy triste, él hizo mucho por Puerto Rico. La gente, su familia, todo el mundo lo quería. Él no le hizo nada malo a nadie”, añadió Noemí, quien explicó que muchos familiares dieron muestras de ADN para que estén en el sistema de la justicia por si aparece algún rastro de Cruz.
“Le pido a Dios que si está vivo, me deje compartir con él, y si no, que esté bien. Si murió, que no haya sufrido y descanse en paz”, dijo Angeliz.
Ni los problemas de drogas ni su ausencia han mermado en el amor de sus hijos. Sobre todo, Angeliz aún no pierde la esperanza de que su padre esté vivo.
“No soy quién para juzgar a mi papá. Si aparece... yo estudié, soy una profesional, hice deporte, soy sana. Mi mayor regalo para papi es ese”, añadió Angeliz con emoción, pero con mucha paz.
“Lo último que se pierde es la esperanza y la fe”.
De igual forma se expresó Noemí, quien no se ha rendido en el intento por dar con el paradero de su hermano.
“Tenemos la esperanza de que esté vivo y bien. Si no, por lo menos queremos saber la verdad”, sentenció Noemí.
Lo recuerdan con alegría
Esté vivo o no, el recuerdo de Angelo sigue presente en la memoria colectiva. Fuera de las canchas, la gente destaca su humildad y su don de gente.
“Cuando vamos a un juego de mi hermano (Alvin), la gente siempre nos habla de él, lo describen como un ser humilde. Me gusta escucharlo de las personas. La gente lo recuerda con alegría, como alguien de pueblo. ‘Mi jugador favorito’, dicen”, explicó Angeliz.
Tan reciente como en 2013, se hizo un festejo por el vigésimo aniversario del campeonato de los Indios de Canóvanas y las muestras de cariño hacia Cruz fueron lo más destacado en la actividad.
“Fue muy emocionante ver a esa fanaticada, escucharlos hablar tan bien de él”, dijo Angeliz.
Entre la familia, el tema de la desaparición del ex canastero “no se toca”, según Angeliz, segura de que si el ex jugador aparece, recibirá el cariño de sus hijos, pues no hay “ningún tipo de reclamo, vamos a cuidarlo”.
“Compartimos como hermanos, todo lo que se pueda. Recordamos anécdotas que nos cuenta la mamá de mis hermanos (Annie Torres). Vivimos día a día y estamos bien positivos”, expresó Angeliz a nombre de sus hermanos y hermanas
Su último torneo internacional fue uno grande para Puerto Rico
El último torneo de Angelo Cruz en el Equipo Nacional fue uno histórico. Aunque para el pequeño gigante, en lo personal, no fue un torneo bueno, ya que había perdido la posición ante James Carter y Fico López, los triunfos de la Selección en la cancha siguen siendo hoy motivo de gran orgullo.
El Mundial de Baloncesto Argentina 1990 es uno de los torneos que más gratos recuerdos trae a la memoria de los seguidores de la Selección Nacional. Puerto Rico terminó el campeonato en el cuarto lugar, con marca de 6-2, y bien cerca de haber conquistado su primera presea en un torneo de nivel mundialista.
Como parte del grupo A, el 8 de agosto, Puerto Rico comenzó su aventura mundialista con un dramático triunfo, 78-75, sobre Angola gracias a un triple de último segundo del armador Fico López.
Luego del susto con los angoleños, el conjunto boricua no dio paso a sorpresas cuando al día siguiente venció, 88-74, a Venezuela.
Entonces, el 10 de agosto, Puerto Rico sumó una de las victorias más importantes en su historia cuando sorprendió al eventual campeón Yugoslavia, 82-75, para terminar invicto la primera ronda.
El nivel de juego exhibido por los boricuas en la fase preliminar se trasladó a la segunda etapa. Puerto Rico arrancó con un triunfo, 89-79, sobre Australia; un día después venció a Argentina, 92-76, y mantuvo su sorpresivo invicto al despachar a Estados Unidos, 81-79.
Puerto Rico adelantó a la etapa semifinal con marca perfecta de 6-0, pero en el cruce de semifinal cayó contra la Unión Soviética, 98-82 en un juego en el que Georgie Torres y Angelo Cruz no fueron utilizados por decisión disciplinaria.
Mientras, en el juego por la medalla de bronce, Estados Unidos se desquitó de la derrota anterior y venció a Puerto Rico, 107-105, en un desafortunado tiempo extra forzado cuando los boricuas fallaron en cerrar un juego que dominaban por 96-88 con 1:30 por jugar.
A fin de cuentas, Puerto Rico terminó en cuarto lugar con foja de 6-2 y se llevó victorias sobre el campeón mundial y el medallista de bronce. Dicho torneo terminó un día como hoy